La mirada nerviosa del chico que se hallaba en la camilla osciló entre las diversas paredes de la enfermería, tratando de no afrontar la mirada llena de duda y de dolor que su mejor amigo le estaba dedicando. Incluso sin verla, la sentía quemar en su piel. Lo estaba juzgando y aquello se sentía como el mismísimo infierno.
Había llegado un momento determinante en su vida. Necesitaba decidir si decir la verdad o negar lo que hasta ahora había sido proclamado por los otros. Morir o vivir. O ser rechazado y acabar muriendo. La situación era complicada, la primera reacción del dragón podía determinar su destino. Si el otro negaba, lo negaba, aunque fuera como simple impresión, con lo débil que estaba, su cuerpo no lo soportaría. Se congelaría allí, de repente, y a la vista de su hermana. No quería que Lisa pasase por ello. No cuando ella había encontrado a su pareja. No cuando Yugyeom había tenido posibilidades de seguir adelante.
No quería ver culpabilidad en sus ojos, ni que su hermana lo culpase de su muerte. No era su culpa ser un dragón tonto. La luna era la que le había robado el olfato para encontrar a su pareja, para mantener así el equilibrio de las cosas. Los dragones eran seres temibles, además de que, una vez que estos encontrasen a sus parejas, podrían acceder a la forma de dragón.
- Kumpinook, te ruego que contestes esa pregunta - la voz de Lisa había sonado tan dura.
¿En qué momento su hermanita había crecido tanto? ¿Cuánto llevaban separados que había madurado tanto? Siempre había sido una niña fuerte, independiente, y con carácter. Pero de pequeña también había estado llena de miedos. No quería que nadie se impusiera a su voluntad, tenía miedo de ser obligada a ser alguien que no era ella misma. Pero ¿en qué momento se volvió tan fuerte para imponerse a sus miedos?
- Lalisa - susurró -, no sé si pueda.
- Puedes, hyung. Contéstame.
Sus ojos azules se encontraron con los ónix del dragón. Su mirada seguía siendo dura, pero su petición había sido suave. Había incluso sentido una caricia a través de sus palabras. Un suspiro escapó de entre sus labios. No estaba seguro de lo que iba a hacer, pero ahí estaba el único chico al que no le podría negar nada. Su única y más poderosa debilidad. Él no podía hacer nada contra él.
- Gyeommie - susurró. Luego asintió ligeramente -, eres mi pareja.
Los puños del dragón se cerraron. Sentía un torbellino de emociones contradictorias. Por un lado, su interior se sintió cálido. Lo había encontrado, no sólo a su pareja sino que también una solución al por qué de que su corazón latiese desbocado cuando pensaba en el chico de pelo blanco y en su suave figura. En el fondo, su corazón se negaba a aceptar que en algún momento no lo hubiera tenido claro; pero aquello no era cierto. Hasta ahora la venda no se había caído. Lo que lo llevaba al otro extremo de sus sentimientos, aquellos que eran más irascibles. La ira no había tardado en sobresalir entre ellos. No sólo contra el chico que había guardado con empeño el secreto, anteponiéndolo a su vida, sino que también consigo mismo. Él no había hecho nada por quien era su pareja, más que condenarlo a una muerte segura.
Si no se hubiera encontrado hoy con Lisa, se hubiese despertado mañana con la amarga noticia de la muerte de su mejor amigo. Quizás nunca lo hubiera sabido. Nunca llegase a conocer que él era su pareja. Pero eso no quitaba que él pudiera ser capaz de llevarse consigo una parte que Kim no le había siquiera entregado.
Ahora, su dragón tenía dueño conocido. No pensaba negarlo.
- ¿Vamos a tu habitación? - le preguntó mientras se acercaba al lateral de la cama - Necesitas ser reconocido por mí, y yo necesito ver mi marca en tu cuello, y la tuya en el mío.
- No puedo andar - confesó el chico.
- Yo puedo llevarte.
Hubo un gradual murmullo que inició en la enfermería y que los siguió a lo largo de los pasillos. Todos notaban como las manos y los pies del hada estaban del celeste helado de sus tatuajes. Un color que en algún momento daría paso al transparente si Yugyeom no se apresuraba. Le gustaría tomarse su tiempo para estar con su compañero, pero la imposibilidad de la situación no fomentaba la delicadeza y el cortejo previo.
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Frozen Electricity -- YugBam -- [Beautiful Creatures II]
FantasyNorthewen es una institución alejada de todos los pueblos de Corea del Sur, perdida en el centro de la nada, rodeada por una inmensidad de árboles que la oculta de la vista de los curiosos. Allí hay bellas criaturas, dañinas y temibles, pero bellas...