Han pasado alrededor de 3 meses desde que el pozo devora huesos, dejó de funcionar, igualmente ese mismo tiempo. Kagome elimino con ayuda de los chicos, a Naraku y..... Ahora el pozo vuelve a funcionar llevandola a un lugar desconocido donde pondrá...
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Desde la última vez que el pozo funcionó la joven miko se a encontrado ocupada en sus deberes escolares, también incluyó sus deberes como la actual sacerdotisa del templo Higurashi. Era la única manera en la que ella encontró para no recordar la tristeza de la última vez que observo a sus compañeros.
« han pasado ya mucho tiempo desde que mire a los chicos, aun no se porque vengo aquí todos los días. Tal vez es la única manera en donde me sienta cerca de ellos y no pueda olvidarme por completo de los que considero mis amigos en la época feudal...»
El viento mecia las hojas de aquel árbol, en donde se terminó una historia y inicio una nueva. La Miko sonreía algo triste ya que sabia que no volvería ver a sus amigos, su sub conciente le decía que debería de estar feliz de todas aquellas aventuras que vivió en aquel lugar, conoció a grandes personas, aprendió a ser fuerte, conoció hasta donde llegan sus propios límite o mejor dicho no existen límites si tú lo crees que es posible.
El suave pelaje rozando sus piernas hizo que la joven azabache bajar su vista para ver a su actual compañera que jugaba con una hoja en el suelo.
— kirara... - susurra con un tono suave cargando en brazos a la neko. Agradecia tener un recuerdo más allá de simples fotos, tenerla era o creía lo mejor por este tiempo.
Kirara solo contestó con un leve "miau" Y comenzó a hacerle mimos a su nueva ama en su mejilla. Conocía los sentimiento de melancolía que recorrían a la joven mujer enfrente de ella, quería que su estadía en su mundo fuera alegre pero nada de eso se volvía realidad.
— Debes de extrañar mucho a sango... -susurra logrando que ella la mirara - Aún no entiendo porque decidiste venir conmigo después de aquella aventura que tuviste con Kohaku -camina hasta sentarse en aquella banca al lado del árbol-
A una distancia prudente se encontraba el mejor de los Higurashi con una expresión de preocupación y un deje de tristeza, él quería que su hermana sonriera como antes, que le jugara bromas e incluso que le jugara el cabello con rudeza.
« desde que mi hermana vino a casa, a tenido una expresión de tristeza fingida detrás de una sonrisa. Se que ella extraña a mi amigo orejas de perro... Al igual que yo»
— sota.. ¿Okasan me llama? — con sus ojos cerrados había sentido la presencia del menor aprendió con el tiempo detectar el aura a su alrededor.
— no, solo quiero hacerte compañia, me di cuenta de nuevo hermana que estabas triste mirando el árbol — jugando con sus manos mirando de reojo el perfil de su hermana
— Te preocupastes, estaré bien, solo extraño a mis amigos es todo, pero también se que mi vida no está en aquel lugar... Cada uno tiene su vida ya hecha y eso es lo que me alegra — sonríe levemente abriendo sus ojos azules