4. El bosque

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Al despertar, me arreglo para ir a correr. Salgo de casa al ver que mi madre ya se había ido y solo son las seis de la mañana. Entro en el bosque y corro perdiéndome en su belleza y cada vez corro más rápido, salto los obstáculos. Llego en un punto que hay barranco y al final solo hay agua se ve que hay mucha profundidad.

Vuelvo por donde he venido, corriendo lentamente. Cuando llego a casa me doy una ducha tranquila. Me cambio para ir al instituto y me hago el desayuno y la comida para después.

Alguien toca el timbre, pienso que es Jackson cojo las cosas rápidamente y salgo. Cuando abro la puerta no es Jackson, es un cartero, que me pregunta mi nombre y en cuando se lo digo me hace firmar y me da una carta. Cierro la casa y me pongo a un tronco que hay al lado de casa. Al abrir la carta me sorprende tanto que me caigo al suelo. Es una carta de mi padre. Él no me dirige la palabra desde que se divorciaron. Al leer la carta se me caen lágrimas. En resumen, la carta es de disculpas por todo. Él nunca se disculpa con nadie.

Ahora sí que es Jackson, porque reconozco el claxon de su coche. Al entrar me hace preguntas. Qué si estoy bien, que hacía en el bosque, si necesito hablar del tema. Yo solo le digo que no estoy aún preparada de hablar del tema. Que acaba de leer una carta de mi padre y aún estaba atónica por las letras que contenía. Me limpio las lágrimas.

Paso todo el día ausente y releyendo la carta. No he prestado atención a nada. Estoy con las nuevas amigas en la cafetería, no puedo aguantar más me levanto y me voy fuera al jardín, hace un rato ha empezado llover. Me pongo bajo de un árbol cayendo al suelo y empiezo a llorar. Todas y cada una de las lágrimas que aguantaba. Alguien me toca el hombro y me llama.

- Davinia, ¿estás bien? – negó con la cabeza-. ¿Qué puedo hacer para que te sientas mejor?

Él está arrodillado a mi lado, muy cerca. Me lanzo a sus brazos. En un susurro le digo que me abrace y eso es justo es lo que hace, abrazarme y diciendo palabras para que me tranquilice. Luego me lleva a casa, aunque no ha acabado las clases. No estaba preparada para ir otra vez.

Me tumbo en la cama y me quedo dormida.

Tu eres mi destino. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora