24. Jackson

7 0 0
                                    

Después de comer algo, subo a la habitación para dormir un poco y poder descansar mejor. He decidido no contar nada a nadie sobre mi pasado. Lo que también me preocupa ahora es Jackson. Yo soy una cazavampiros, pero no una cualquiera era la mejor por un motivo. No cerraba los ojos a la hora de matar. Ahora resulta que Jackson es un vampiro, tengo que tener mucho cuidado.

Entro en el cuarto, echa un lio. Doy un saltito cuando veo un intruso en el medio de la habitación.

- Jackson, por el amor de dios. Quieres matarme de un susto – digo con la mano en el corazón.

- Lo siento esa no era mi intención – dice acercándose lentamente. Lo cual yo voy hacia la otra parte de la habitación-. Me tienes miedo.

- Eso es una afirmación o una pregunta – digo desafiándolo con la mirada. Estamos dando círculos en un mismo punto. Ninguno se acerca el otro-. Dime Jackson, ¿Qué es, una pregunta o una afirmación?

- Rectifico. No te doy miedo. Las cartas están sobre la mesa. Ahora queda decir poca cosa, no crees.

- Estas en lo cierto. Suena cómico, pero enserio tenias que ser vampiro – digo sonriendo y paro de caminar-. Creo que no tengo mucho que decir.

- En estos momentos estoy algo alucinado, porque no estas gritando – me rio-, no te has ido de aquí – se acerca-, y no me has intentado matar o hacer algo raro. Solo sonríes y te ríes.

- No me digas. Así que un vampiro – digo enarcando un ceja.

- Así es, soy un vampiro.

De golpe me vienen tantas preguntas. ¿Cuántos años tendrá realmente? ¿Qué poderes tiene? ¿Dónde va ha para todo esto? Cierro los ojos y inspiro hondo. Siento una leve caricia en la mejilla, pero el tacto es suficiente para hacerme estremecer y abrir los ojos. Él estaba delante mio. Tan perfecto como siempre, mirándome a través de sus ojos.

- Estas segura que quieres saber cuántos años tengo – dice como tal cosa.

- Sabes leer los pensamientos – asiente-. Dime que no me has estado dentro de mi cabeza, porque si es así a lo mejor me planteo de verdad la parte de matarme.

- No me matarías ni que tu quisieras.

- Como estas tan seguro. No me conoces del todo, ni yo misma me conozco – digo.

De la nada, tengo la espalda contra la pared y Jackson está muy cerca mio.

- Ya vuelves a invadir mi espacio personal – digo por decir algo.

- No veo que te importe, princesa – dice a mi oigo.

- ¿Qué quieres de mí? – digo con un susurro. Este hombre que me quiere matar.

- No quiero matarte. Todo lo contrario, princesa, quiero estar todos los días cerca de ti, estar ahí para ti, ayudarte a sanar y hacer todo lo que me permitas hacer.

Me quedo sin palabras. Solo soy capaz de mirarlo a los ojos. Trago saliva. No soy capaz de pronunciar nada. Él si que va a matarme, pero de un ataque de cursilería al corazón. Entonces empieza a reírse.

Y volvemos a empezar con la mierda de adicción que tengo con sus labios. Al principio solo junto mis labios con los de él. Luego empiezo a tentándolo haciendo que gruñe. Cada vez que intenta unir nuestros labios, hecho la cabeza hacia atrás. Vuelve a gruñir de frustración. Eso hace me muerda el labio, lo miro a los ojos dejando claro una cosa, que yo perdono, pero no olvido. Aun recuerdo cuando me rechazo hace poco tiempo, mala elección.

- Esta bien tu ganas. ¿Qué tengo que hacer para volver a besarte? – dice.

- No vuelvas a rechazarme o te vas enterar – digo sonriendo.

- Esta bien. Por ciento tengo 230 años – dice como si tal cosa.

- Eres un viejo, y encima creo que estas lento porque no veo ni siento que me estés besando – le digo

Me coge la cara y une nuestros labios al fin. Me besa con ganas y con deseo de más. No puedo evitar gemir en sus labios. Llevo mis manos hacia sus mejillas. Dios mio, que bien besa. Me levanta para que rodee con mis piernas su cintura y aprovecho para rodearle el cuello.

No se en que momento pasa, pero Jackson consigue colar su lengua entre mis labios, haciéndome abrir la boca y entrelazar nuestras leguas. Suelto otro gemido.

Pero como todo en la vida, se tiene que para en algún momento. Me separo de Jackson como puedo.

- Jackson, aire, necesito aire – digo como puedo, me estaba asfixiando.

- Perdóname – dice. Decido apoyar la cabeza en su hombro.

- No pasa nada- digo recuperando el aire-. Te quedas un rato y me cuentas tu historia,

- Esta bien.

Tu eres mi destino. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora