Capítulo 8

4.9K 261 98
                                    



Disclaimer: la historia es mía, pero Candy Candy y sus personajes pertenecen a sus respectivas autoras escrito e ilustrado por Kyōko Mizuki, uno de los seudónimos de Keiko Nagita, y la mangaka Yumiko Igarashi, esta historia es sin fines de lucro, solo por diversión y el gusto de compartir.


El otoño estaba en todo su esplendor, el clima aunque era un poco más frio aún era agradable, en especial para la rubia acostumbrada a las bajas temperaturas de Illinois, con la diferencia de lo impredecible del clima de Londres que podía estar con cielos claros y clima templado recibiendo de improviso lluvia, por lo que ese día en especial Candy y Terry disfrutaban enormemente el poder disfrutar de un día deslumbrante, seria por el amor que emanaba de ellos o porque de verdad tanto la temperatura como los cielos se sentía todo más cálido y brillante, tanto que solo invitaba a disfrutar de él.

Candy se recreaba con la maravillosa visión que le brindaba el paseo en el barco, mientras Terry guardaba para si cada una de sus sonrisas, se miraba tan radiante y feliz que anhelaba poder regalarle siempre motivos para sonreír y disfrutar, como podría ser de otra manera si ella había llegado para llenar de luz su vida, cada dolor y amargura que había experimentado se disipaban con cada mirada de sus bellas esmeraldas, ni decir con su bella sonrisa esa que sabía que era solo para él, ella era así era un sol brillante que iluminaba todo y él era el afortunado dueño de su corazón, teniendo la certeza que su amor era solo de él.

Y si él se sentía feliz, la rubia estaba que no le cabía tanta dicha en su pecho, ese apuesto joven que tantos desvelos le había causado era ahora su esposo legalmente, su amor era suyo y de nadie más, teniendo la certeza una vez más que él no la abandonaría, nunca más volvería a estar sola, ahora podía formar su propia familia, un hogar propio en donde ya no se sentiría más una intrusa o arrimada como tantas veces le habían recalcado la familia infernal, digo los Leagan

Si alguien le hubiera dicho años atrás que llegaría a ser adoptada por personas tan importantes como los Andrew seguramente hubiera reído de incredulidad y ahora incluso había conocido a los Reyes de Inglaterra, "los Reyes", es más, la Reina madre la había abrazado, sentía que le había caído muy bien, parecía una buena persona.

-sabes pecosa en pocos días será la celebración de Halloween en el colegio, te gustaría que el fin de semana vallamos a elegir nuestros disfraces

-será muy divertido, claro que sí, pero

-no te preocupes amor, ya había pensado en tus primos y tus amigas, pediré a mi padre nos consiga un permiso para que ellos puedan acompañarnos a elegir disfraces, te parece

-eres increíble amor, muchas gracias, de la emoción la rubia se colgó del cuello de su castaño, dándole un suave beso en los labios

Terry se sorprendió gratamente con el espontaneo gesto de su amada pecosa, por lo que no dudo un segundo en responder su beso, tomo su cintura y la pego más a él, devolviendo el beso y tomando el control de este haciéndolo más profundo, mordiendo suavemente tus labios, adueñándose de su boca sin prisa, saboreando cada parte de ella, sabiendo que ahora legalmente podía proclamarse como su único dueño, así como ella era la única dueña de su boca, porque nadie más que ella era la dueña de sus besos.

-te amo tanto Candy

- y yo a ti Terry, te amo

.

.

-Mi niña tienes una llamada y parece de larga distancia

-quien es nana

Sangre GrandchesterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora