Capítulo 19

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Capítulo 19


El viaje había sido una tortura, nunca en su vida había tenido tanto miedo, su mente no lograba esclarecerse por completo, solo su instinto de supervivencia le había ayudado a comportarse tal cual era su situación actual, una simple esclava, porque hasta sus empleadas eran tratadas de una mejor manera que ya era decir mucho, tomando en cuenta la manera cruel y despectiva con el que siempre las trato.

Era la primera en levantarse, la última en acostarse, no tenía ni una cama, le tocaba dormir en cualquier superficie que encontrara, siempre y cuando estuviera fuera de la vista de sus captores, quienes no le daban un minuto de paz, atendiendo cada orden que le daban, a fuerza de golpes nada delicados había aprendido a obedecer, a limpiar, cocinar, lavar, a cargar lo que se le ordenaba, a servir peor que una esclava y en la absoluta sumisión.

Cuando al fin su mente se despejo y logro comprender su realidad, Sara Leagan maldijo haber recuperado su cordura, estaba perdida, habían llegado a Belice, sus captores eran unos delincuentes de lo peor, trabajaban en la explotación maderera en unas condiciones infrahumanas para los trabajadores, ni si quiera se les podía llamar esclavos, la supervivencia allí era solo para los más fuertes y sus oportunidades de escapar nulas, viviendo constantes humillaciones, trabajando sin descanso, viviendo en carne propia sus más crueles deseos propinados hacia quienes tanto daño hizo. No podía ni levantar su cabeza para evitar un trato peor. Finalmente, murió unos cinco años después a causa del agotamiento al caer desplomada en medio de la selva, sin ser auxiliada por nadie, ni siquiera pudo moverse para ponerse a salvo cuando un gran tronco que era transportado le cayó encima, solo pudo observar con terror como este la aplastaba parcialmente y luego como sin piedad. Sara o lo que quedaba de ella, fue consciente del terrible dolor que ello supuso.

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Al día siguiente la tía abuela fue llevada nuevamente a la Mansión Andrew, Neal se quedó cuidando de Eliza, solo llegaba a la Mansión a dormir, tal como Albert le dijo, la familia los acogió y ayudo.

Cuando Candy lo volvió a ver no tardo en volver a agradecerle, de hecho, desde esa noche y al saber los demás su noble comportamiento no dudaron en tratarlo de una forma más fraternal

En los días siguientes todo volvió a la normalidad

Al concluir las investigaciones en un despacho de la Mansión Andrew, el Duque, Alberth y George, discutían acerca de lo sucedido

-Mejor le hubiera sido enfrentar sus actos frente a la ley, el destino que tendrá es más negro que el del más desgraciado de los reos de la peor prisión de Inglaterra

-Tiene razón Richard, he oído que es peor que el infierno, las condiciones que se viven allí son infrahumanas y la certeza de una muerte temprana y agónica es el pan de cada día, comento Albert

-y pensar que su mismo hombre de confianza fue quien la vendió, respondió George

-y Sin embargo mira de cuanto le sirvió, no avanzo ni dos kilómetros antes de encontrar la muerte, reflexiono el Duque

-Aun así, tuvo mejor suerte que la que a ella le espera, volvió a comentar Albert

-tienes razón, dime ¿se lo dirás a sus hijos?, pregunto George al rubio mayor

-será una noticia dura para ellos, a pesar de lo ocurrido ella es su madre, pero en algún momento tendrán que saberlo, lo que no me han dicho aun es como se enteraron de todo Richard

-uno de los hombres del muelle que estaba ayudando a cargar el barco conto todo al tener el incentivo adecuado, el mismo George se encargó de reunir toda la evidencia y testimonio

Sangre GrandchesterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora