Capítulo 18

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Capítulo 18


Era un hermoso jardín de rosas, pero no era cualquier tipo de rosas estas eran distintas, blancas, con una belleza que las volvían únicas, delicadas pero a la vez fuertes, porque a pesar del iimpetuoso viento que de pronto las golpeaba ellas resistían, extrañamente estas rosas a pesar de no haber visto nunca una igual, las sentía muy familiares, su aroma, la pureza que mostraban y lo más extraordinario es que le recordaban a ella, a su julieta pecosa, de pronto una percibió una presencia detrás de él, al voltear estaba un joven muy parecido a Albert, su cabello rubio y sus ojos azules como un cielo en calma, entonces dos cosas sucedieron en fracción de segundos, la primera es que supo quién era ese joven y dos un puño se estampo en su bello rostro

-un gusto también cuñadito, dijo el castaño sobando su mejilla después del golpe recibido

-mereces eso y más, solo te salva el hecho de que se muy bien cuanto la amas y que eres capaz de todo por cuidarla y hacerla feliz

-de eso no tengas duda

-estas completamente seguro de eso, ¿serás capaz de hacerla feliz?

-la amo más que a nada en el mundo, y hare todo para hacerla feliz

-no hay tiempo, se escuchó una dulce voz femenina que el no supo identificar, ni ver su origen

-cuídala entonces, te encargo nuestro más amado tesoro, ahora ella está en peligro, hablo nuevamente el rubio, -debes ir por ella, apresúrate, despierta, ¡DESPIERTA!

Si alguien lo hubiera lanzado de la cama probablemente no hubiera logrado hacerlo tan fuerte como el sintió cuando despertó en el suelo, con sudor en su frente, agitado y con la certeza de que debía correr en busca de su pecosa, sin perder tiempo halo la campanilla para llamar a algún sirviente, mientras se vistió con prisa, en ese momento un empleado toco la puerta, dándole el permiso de entrar, pidió a este prepararan su vehículo y avisaran a los guardias que saldría de inmediato y necesitaba su presencia, también que le avisaran a su padre que iba en busca de Candy que estaba en peligro, si bien es cierto no había ningún motivo real para lo cual asegurar semejante cosa, el no dudo ni un segundo en ir a buscar a su pecosa, la opresión que sentía en el pecho era suficiente para saber que ella estaba en verdadero peligro

Aun así Terry no espero ni un segundo más, tomo su auto y con algunos guardias que le acompañaban salió rumbo a la mansión de los Andrew, manejaba tan rápido como le era posible, sentía que el tiempo no le favorecía, el solo imaginar a su dulce pecosa en riesgo de ser lastimada era razón más que suficiente para que el quisiera llegar lo más pronto posible, el no permitiría que nadie tocara un solo de sus rubios y bellos risos dorados.

Ni bien se acababa de ir el joven Marqués cuando un alterado Duque salía del despacho, su bella Duquesa se reunió con el

- ¿qué sucedió querido? ¿Quién ha llamado tan tarde?

-temo que es algo serio querida Ely, llamaron del colegio, al parecer han desaparecido los hermanos Leagan, imaginaras como yo que esto seguramente es obra de su madre Sara Leagan

-Mi Lord

-dime Douglas

-el joven Marqués salió hace poco, pidió que se le avisara que su prometida estaba en peligro, por lo que él salió a la mansión Andrew junto con unos cuantos hombres de la Guardia Real

Eleonor no pudo evitar llevar una mano a su pecho y otra a su boca

-Richard

-tienes razón querida, no hay tiempo que perder, luego dirigiéndose a su mayordomo, -rápido que preparen mi carruaje y avisa a la Guardia Real, se quedara la seguridad de siempre custodiando el Castillo y a la Duquesa, los demás que me acompañen, de inmediato partiremos a la mansión de los Andrew

Sangre GrandchesterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora