Sangre Grandchester

Epílogo

-Te lo digo es un hombre muy imponente, las fotografías no le hacen fe, pero sobre todo es el hecho de que es un Duque, lo entiendes, uno de los más importantes miembros de la realeza, comento Úrsula, una joven vestida a la moda de mirada altanera

-Pero y eso que, él es un hombre casado, recuerdas CASADO, por si acaso su título no te lo dice, su estado civil si, él es inalcanzable para ninguna otra que, para su ESPOSA, respondió Mariana, vecina de Úrsula, quien solo llego a dejarle unas cosas

-Eso es lo de menos, obviamente ella no es una mujer que este a su altura, es una simple americana, yo en cambio soy inglesa, he estudiado en los mejores colegios, continuo Úrsula

-Te recuerdo que tu ni siquiera desciendes de una familia importante, en cambio la Duquesa no solo estudio en el Real Colegio San Pablo, ella además es descendiente de una Condesa, además es de raíces escocesas, una persona muy querida por la familia real, todo lo que dices son puras sandeces, respondió Mariana

-Tú lo que tienes es envidia Mariana, porque yo tengo la oportunidad de estar con un hombre de su categoría

-Estas loca Úrsula, mejor me voy, no quiero ser relacionada con una mujer como tu

Mariana se retiró decepcionada del tipo de mujer que tenía como vecina, mientras unos jóvenes observaban todo en silencio sin ser vistos

-gané, te lo dije esa joven no es más que una oportunista, dijo Rosemary

-Siempre las reconoces, no sé cómo haces, dijo Anthony

-Hermanito después de tantos años uno aprende a conocer ese tipo de gente, es la condena de nuestros padres por ser tan atractivos

-Eso sí es verdad, no importa el lugar, siempre llaman la atención, cuanto crees que dure

-No creo que pase de hoy, nuestros padres no toleran ese tipo de personas y dudo que ella pueda fingir tan bien, al menos no frente a papá

-Bien Rosemary, estaremos observando, pero si vemos que llega muy lejos la desenmascaramos

-Correcto Anthony

Los jóvenes estuvieron vigilando a la nueva secretaria de su madre

Desde antes de asumir Terry el ducado, Candy se ocupaba de la fundación de asistencia, mientras Jane junto a Annie administraban la parte de Estados Unidos, ahora que su esposo era Duque, este pidió que las oficinas en que su esposa se encargaba de todo lo administrativo de la fundación durante algunas horas del día, estuvieran en el mismo lugar que su oficina Ducal, el no soportaba la idea de no tenerla cerca.

Dentro del despacho de Terry, este se encontraba bastante ocupado

-Le parece acaso este un comportamiento apropiado Milady

- No veo a que se refiere Mi Lord

-Es que acaso es poco entrar en el despacho de un Duque, cerrando la puerta con seguro, para venir a acomodarse en mis piernas

-El sitio más cómodo del lugar esta aquí, que le puedo decir, dijo la rubia mientras sus manos se afianzaban firmemente al cuello del castaño

-Oh Milady siendo que, en lugar de arrepentirse, se comporta de una forma tan descarada no tendré opción y le haré pagar su osadía

-Mi Lord puede tratar de castigarme, pero eso no evitará que yo cumpla mi cometido

Y con una mirada traviesa, llena de promesas ella se acercó a su rostro tanto que no había ni un centímetro que los separará, el castaño estaba a punto de tomar sus labios y demostrarle lo que le tenía preparado por su conducta, pero ella alejo su boca de los labios del joven y guapo (apuesto, precioso, sexy...) Duque, posándolos sobre su cuello apenas rozándolo