Capítulo 12

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Disclaimer: la historia es mía, pero Candy Candy y sus personajes pertenecen a sus respectivas autoras escrito e ilustrado por Kyōko Mizuki, uno de los seudónimos de Keiko Nagita, y la mangaka Yumiko Igarashi, esta historia es sin fines de lucro, solo por diversión y el gusto de compartir.


Como era de esperarse la comida con Albert resulto ser de lo más entretenida, contaba acerca de los animales que había conocido y les describía los majestuosos paisajes de África, pero el momento de nervios llego para Albert cuando le confeso a Candy que estaba comprometido, la rubia abrió enormemente sus bellas esmeraldas y se quedó algo impactada por un momento, tanto que tanto el castaño como el rubio temieron por su reacción, claro que ambos por motivos distintos, al cabo de unos minutos la rubia sonrió ampliamente y abrazo en forma cálida al rubio mayor, quien muy feliz respondió el abrazo

-me alegro mucho por ti Albert, así que ahora también tendré una mami, bromeo la pecosa, causando la risa general, -cuando la conoceré

-la llevare al festival de Halloween

-será fantástico, crees que le agrade

-claro que si Candy, le he hablado tanto de ti que prácticamente ya te conoce

-que le has contado Albert

-pues todo pequeña, absolutamente todo, así que también sabe que eres una traviesa rebelde

-oh Albert, que malo eres, responde la pecosa roja como tomate

El castaño se sentía dichoso de ver la alegría de su pecosa, comprendía el gran cariño que le tenía a Albert en especial ahora que había descubierto que era el famoso tío abuelo William y se sentía afortunado de poder compartir con ella esa dicha, sin contar que le alegraba tener de regreso a su mejor amigo y confidente, claro que ahora había cosas que por su propia integridad física era mejor que no supiera su rubio amigo.

En cambio, la pecosa no cabía de tanta dicha, tenía a su caballero blanco como llamaba a George a su lado y por si fuera poco estaban los dos hombres que más quería, Terry su gran amor y Albert a quien consideraba casi como un hermano mayor, quien siempre aparecía cuando lo necesitaba, se sentía tan feliz que tenía miedo de despertar y que todo fuera solo un sueño

La amena comida termino y los rebeldes regresaron al colegio, en donde Stear y Archie fueron sorprendidos al ser llamados por el famoso tío abuelo William y su sorpresa fue mayor al conocer que no era otro más que Albert, se miraban el uno al otro y se preguntaban una y otra vez si no estaban soñando, al cabo de un rato cuando ya se les estaba pasando el shock tuvieron que admitir que realmente con ese corte de cabello y sin los lentes Albert en verdad era casi como una versión adulta de Anthony, lo cual también los lleno de añoranza al recordar a su querido primo

Al día siguiente Albert en compañía del Duque y de George fue al palacio real a una audiencia con los reyes, allí ratifico su aprobación al matrimonio de Candy con Terry, haciéndolo mucho más firme, también recibió los halagos que la Reyna Madre hacia a Candy, a lo que Albert también le relataba algunas anécdotas de su pequeña.

Acordaron que la fiesta de compromiso se realizaría en quince días y que serían los mismos novios quienes entregarían la invitación en palacio a lo que tanto los Reyes como la Reyna Madre quedaron de acuerdo.

El viernes treinta y uno llego y con el llego el tan ansiado festival de Halloween, estaban todos muy felices, en especial la pecosa quien no tendría que esconderse para poder disfrutar del festival, además de que ahora podía disfrutarlo junto a su amado mocoso engreído con todo el derecho que le daba el ser su prometida, toda la decoración invitaba a festejar, las monjas pese a no estar muy de acuerdo con tanto alboroto como lo consideraba la hermana Grey, seguía la tradición, siendo Halloween una fiesta que se festejaba a lo grande, cada alumno lucia su disfraz y la alegría reinaba en el colegio, no era para menos, era muy poca la oportunidad de disfrutar sin tantas reglas.

Sangre GrandchesterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora