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Agarró cada uno de los objetos que se encontraban encima de su cama devolviendolos a su respectivo lugar, pues su paciencia no era suficiente y menos para tener que soportar la idea de haber recibido juguetes sexuales por parte de su madre.

¿Qué se creía su vieja?, o es qué a caso tenía un letrero en su cara diciendo:  "Necesitado".

Volvió a retomar su antigua posición de hace unos cinco minutos atrás, en verdad no estaba de humor para ese tipo de bromas. Dio un leve suspiro y giró su cuerpo quedando boca arriba cubriendo su cara con el brazo izquierdo. Las suaves caricias que le entregaba kirishima eran inolvidables,  parecía que se hubieran quedado impregnadas en su piel.  Las marcas aún resaltaban y habían tomado un dulce color rojo fuerte.
Alejó su brazo de su rostro y cerró los ojos imaginando la misma escena que había vivido en el cuarto de kirishima. Sus mejillas tomaron un rubor muy notable, su respiración comenzó acelerar. 

Pasó una de sus manos por su cuello dando toques en las zonas marcadas por el pelirrojo, haciéndolo soltar uno que otro jadeo ante el acto
—En verdad te necesito.. —su voz se intercorto por unos segundos y continuó — estoy acostumbrado a tus estúpidos coqueteos, tus caricias, tus besos.. —exclamó suspirando — es increíble qué yo el gran katsuki Bakugou el próximo héroe número uno de todo el mundo, esté tan necesitado por un simple idiota.. — habló pasando sus dos manos por su rostro tornado de un color carmesí
— Tsk... qué patético es ésto—.
Culminó mirando fijamente el techo.
Preguntándose así mismo ¿Ese era el verdadero Katsuki Bakugou?, el qué ponía en su lugar a cualquier pedazo de extra qué pasaba cerca suyo, era aquél que intimidaba a todos con su fulminante mirada, era aquel que no demostraba sus sentimientos y menos de tristeza o preocupación, era aquel que por más que se caía se levantaba como si no fuera nada.. y ahora simplemente se moría si no veía la cara de ese pelos de mierda, se moría si no recibía un texto escrito de él y a veces ese mismo chico de dentadura filosa, lo tenía con el bendito Jesús en la boca si no contestaba sus mensajes, si no sabía con ¿quién andaba? O ¿dónde la pasaba?. Ese mismo katsuki que por más que intente ocultar todos sus sentimientos, eran descubiertos por aquel chico ojos rubí, piel morena y cabellera rojiza a tan simple vista.
Aquel chico que lo tiene domado y acostumbrado a su cuerpo y más que todo a su maldito pene grueso penetrandolo una y otra vez.

El tiempo comenzó a transcurrir lentamente cómo si Katsuki controlará las horas, los minutos, los segundos. Su respiración estaba acelerada, su rostro ardía como mil demonios, su corazón latía aún ritmo descomunal e incluso pudo sentir su entrepierna muy abultada. Hubo un momento en donde todo se detuvo por algunas décimas de segundos.

El rubio ceniza soltó un jadeo ante la escena que estaba viviendo, era muy claro lo que pasaba. El se encontraba completamente excitado por la situación y ¿cómo no?, llevaba meses sin que ese idiota lo tocará como lo hizo justo ese mismo día.
Ni siquiera se había tomado el tiempo de masturbarse pensando que en cualquier momento, Kirishima pasará por esa puerta y lo dominará en segundos para luego devorarlo.
Bakugou giro su cuerpo hacía un lado para después pasar su mano derecha entre su pierna, desabrochando el botón de su pantalón.

Con gran delicadeza sacó su miembro en estado erecto y levemente comenzó un vaivén, que después de segundos aceleraría aún ritmo descomunal. La respiración del rubio ceniza se intercortaba en pequeños jadeos por las grandes corrientes explícitamente deliciosas en su zona íntima, tanto que ante ese acto sumó su mano izquierda hacía sus pezones, pellizcandolos suavemente.
–ahg~ — sus gemidos comenzaron a retumbar en la habitación dando una escena mucho más erótica que cualquier película porno, simplemente era un gran deleite para quien lo presenciara.

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      Situación de Mitsuki.
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¡Quiero un hijo!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora