Capítulo 3

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Las palabras eran receptadas por sus oídos y las escribía por inercia en su cuaderno

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Las palabras eran receptadas por sus oídos y las escribía por inercia en su cuaderno. El aire frío recorría su nuca, extraño, porque su cabello solía cubrirlo de esa clase de sensaciones. El sonido de personas cuchicheando a sus espaldas era molesto, pero no lo suficiente para voltear y decirle a sus compañeros que guardaran silencio, ya que a él no le interesaban los chismes de parejas terminando más rápido de lo que se consumía un cigarrillo. La vida era así, las cosas no duraban para siempre.

Un papel fue colocado sobre su mesa, levantó la mirada, diferenciando una caligrafía que dejaba mucho que desear, no obstante, leyó la nota que había mandado ese compañero tan enérgico que no paraba de seguirlo como si fueran amigos de toda una vida.

"¿Notaste que el profesor Karthus parece un cadáver hoy?"

No encontró objetivo alguno en el comentario, pero decidió prestar atención solo para notar que en realidad el adulto se encontraba pálido y su delgadez era casi preocupante. Una sonrisa se formó en sus labios, pero no respondió nada al respecto. Por más que Kayn deseaba cambiar su actitud negativa y casi ácida, le resultaba imposible sacarse de la cabeza la imagen de Zed con una mujer.

Era normal, porque se trataba de un adulto que tenía una vida muy separa de la suya. Mientras él le había dado su tiempo y los años más vulnerables de su existencia, para Zed, representaba un nombre más en la lista de pacientes enfermos. No era nadie especial, solo una mancha en un perfecto historial.

Sin que lo deseara, una parte de la clase fue olvidada por completo, ya no existía esa asignatura. Su mente se encontraba con Zed, y por más que deseara que fuera de otra manera, le resultaba imposible. Sus buenas calificaciones eran debido a ello, podía sacarse al psiquiatra de su mente por solo un instante si pensaba en los estudios. Así que Kayn estudiaba mucho para poder mantenerse enfocado en otra cosa, y los estudios resultaban ser su mejor opción. Si lograba triunfar, el suficiente para pagar su tratamiento llegaría con el tiempo y algún día podría salir, escapar a algún lugar en el cual se sintiera cómodo. Así que esa era su única resolución.

Cuando la hora del almuerzo llegó, un espacio fue ocupado a su lado. No necesitó voltear para saber que era su enérgico compañero que lo seguía a todas partes. Volteó los ojos, no se encontraba de humor para tratar con él, con él, ni con nadie.

—Te noto irritable hoy —dijo Rakan con una sonrisa—. ¿Por qué estás tan enojado? Desde el viernes no quieres contarme qué es lo que te molesta tanto. Anda, somos cercanos, puedes contarme tus pesares.

—No es nada —respondió, suspirando. Su propio actuar le resultó lamentable y pensó que era muy difícil ocultar cómo se sentía. Él era fuerte, pasó luchando gran parte de su vida, pero en ese momento, se sentía derrotado.

Me estás deprimiendo —comentó la voz en su cabeza. Se dio un pequeño golpe en la frente, fastidiado, Rhaast odiaba a Zed, no podría entenderlo, era muy diferente de Kayn, quien tenía profundos sentimientos por él.

Compass [ZedxKayn]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora