Al día siguiente parezco un zombie. Ojalá lo fuera de verdad, porque no deben sentir nada y yo ahora mismo estoy como muerta pero en vida. Yo, que me había propuesto no establecer lazos emocionales con nadie, he acabado enamorada hasta las trancas de Alba Reche y con el corazón hecho añicos.
Por fin llega el reparto de temas para la próxima gala y salgo un poco del pozo de tristeza en el que estoy metida. The scientist me flipa y voy a intentar darlo todo con esta canción.
Mientras nuestros compañeros van y vienen del box de Manu para la toma de tonos Alba aprovecha para acercarse a mí. Apenas he intercambiado dos frases con ella en lo que llevamos de día.
- ¿Estás bien? – me pregunta.
- No – respondo sin hacer el esfuerzo de mentirle.
- ¿Puedo hacer algo? – se ofrece.
- Necesito espacio.
- Vale – concede – si cambias de opinión solo tienes que buscarme, sin explicaciones, yo voy a estar siempre para ti, siempre.
Sé que está tratando de enmendar lo que me soltó ayer cuando discutimos, y en parte se lo agradezco, pero ahora mismo estar con ella me duele demasiado. Es como echar sal en una herida fresca.
Me pongo a trabajar a muerte con mi tema, rozando la obsesión, y consigo evadirme casi por completo de mis sentimientos. Sé que no me estoy haciendo ningún bien con esta huida hacia adelante, pero no se me ocurre otra forma para sobrevivir. De momento he logrado llegar al domingo sin desmoronarme, mucho más lejos de lo que yo hubiera imaginado.
Llega mi turno de ir con Sara, la psicóloga, y con ella por fin me rompo. Empiezo a contarle todo lo que me he estado callando estos dos meses, necesito echarlo fuera. Y así lo hago, me desahogo y no me guardo absolutamente nada. No estoy segura de si ha sido por contárselo a ella o el mero hecho de verbalizar mis sentimientos, pero ha habido una catarsis en mí.
Subo a la academia y me encuentro a mis compañeros ya cenando. Miro el reloj de la cocina, que señala las 21:20, y me quedo sorprendida. No era consciente de que he necesitado 3 horas para vaciar todo lo que llevaba dentro. Me sirvo en un plato una ración de verduras y pescado y voy a sentarme con ellos.
He estado ausente estos días de las conversaciones y de los juegos, solo centrada en las clases y en ensayar. Saben que no estoy pasando por mi mejor momento y me han respetado dejándome a mi aire. Me saludan cuando llego, pero nadie pregunta por qué he tardado tanto en volver ya que saben que es mejor no hacerlo. Alba, que estaba hablando, se interrumpe para mirarme, pero yo rehuyo sus ojos y empiezo a dar cuenta de mi cena.
- Pues eso, que estoy contenta porque ya tengo casi todas las notas de la melodía de la canción que he compuesto. Lo que me queda es sacar los acordes para el acompañamiento – prosigue.
- ¡Qué guay, tía! – le dice María – eres una máquina, en dos semanas estás tocando los nocturnos de Chopin en el piano.
- Sí, claro, ya me gustaría a mí saber tocar aunque fuera el Cumpleaños feliz – responde Alba.
Tras recoger mi plato y mi vaso me voy a un box a ensayar, tal y como he estado haciendo las noches previas. Pierdo la noción del tiempo practicando una y otra vez The scientist. Miro hacia la sala y Famous, que también se está dejando la piel esta semana con su tema, ya no está. Echo un vistazo a mi móvil, las 22:48, hora de irse a descansar si no quiero estar afónica mañana. Por cierto, cambié el fondo de pantalla. Ahora es uno feo de los que vienen predeterminados, pero no soportaba verme posando sonriente con Alba ni me apetecía poner otra foto.

ESTÁS LEYENDO
Perfect // Albalia
FanfictionAlba se acurruca en mi costado, con la cabeza sobre mi pecho. Hemos estado mil veces así, pero hoy lo siento como si fuera la primera vez. Es difícil de explicar, pero noto que hay algo distinto...