"Voz melancólica"

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¡Buenas tardes preciosas criaturas! Me alegra poder subir capítulo antes del tiempo que tenía estimado, así la espera no es tan larga. Quiero agradecer a toooodos los hermosos comentarios que este fic a recibido. Los amo, Makoto los ama, el mundo y el universo los ama <3 

Ya casi tengo tiempo libre! y mañana es diciembre, un mes que me encanta, aunque aún esté en período de exámenes. En fin, sobre el capítulo de hoy, quise agregarle un poquito de cultura japonesa por lo que les puse los nombres reales de los amuletos que venden en los templos de Japón, también es importante aclarar que hay un estracto que esta escrito en cursiva y con comillas, eso corresponde a un flashback. 

Este es el penúltimo capítulo de este fic hermosas criaturas!! Espero de corazón que lo disfruten. 

Dibujé el "autógrafo" de Makoto, estará en mi twitter y página de facebook, por si quieren verlo, ambos tienen mi nombre, Aiiri. Es un dibujo horrible, en serio. 

Nos vemos en el final! 

Perdonen todos mis errores!

Disfruten de su lectura!

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—¿Ne-necesitas algo? —Apenas susurró su nombre, sentía miedo y la intensidad lo estaba ahogando, ¿Qué le ocurría al pelinegro que no dejaba de mirarlo de esa manera tan voraz? Si esto se convirtiera en un cuento infantil como el de "Caperucita roja" claramente Sousuke sería el lobo.

Estaba inmerso en aquella marea esmeralda, preguntándose ¿Qué era lo que estaba a punto de hacer? Culpando a su impulso, se acercó más, logrando sentir la respiración del más bajo, esos labios de los cuales salía quizás la voz más linda que había escuchado en su vida, estaban fruncidos, en una expresión clara de nerviosismo provocado exclusivamente por él, algo que le agradaba pensar; de sus labios subió su mirada hasta encontrarse con los preciosos orbes esmeraldas, semejantes a un bosque lleno de fantasías aún no por cumplir. Sí, sentía atracción por aquel muchacho; no, no lo reconocía, al menos no abiertamente, necesitaba una prueba para reafirmar y convencerse a sí mismo, que Makoto se convertiría en la perdición de sus deseos. Pudo oler el suave perfume que llevaba, embriagador sin duda alguna.

—No me odies... —Dijo en un suspiro, no soportando más la espera.

—¿Eh? —Si pudiera retroceder más, lo haría, no podía leer las intenciones de Sousuke y se sentía intimidado.

—Makoto, Sousuke, ¿Ya están listos? —De forma oportuna o no, Kisumi irrumpió en los camerinos de ambos jóvenes, encontrándose con la tensa escena— ¿Interrumpo algo?

—¡Kisumi! —Makoto lo miró sonriente, nunca se había alegrado tanto de ver al de hebras rosáceas, se estremeció un poco al ver que Sousuke no estaba tan contento— Ah, no, no pasa nada —Quería huir, pues ya no soportaba la tensión.

—Los estamos esperando para comer... Si quieren nos podemos adelantar —No había que ser adivino para saber qué estaba pasando entre esos dos.

—No es necesario, ya estoy listo —Dijo el chico de hebras olivas terminando de secarse el cabello y colgando la toalla en el lugar que estaba indicado— Apresúrate Sousuke, esperaré afuera —Salió de la habitación lo más rápido posible, dejando a Sousuke y Kisumi atrás.

El pelinegro sólo suspiró algo frustrado, quizás debería agradecerle al chico de orbes moradas por interrumpir, se estaba dejando llevar por sus impulsos.

—¿Querías besarlo? —Kisumi preguntó directo, desconcertando un poco al de hebras azabache.

—Eso no te importa —Respondió áspero, ¿Eran tan obvio?

Secreto a vocesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora