10 años atrás
Patty bajó rápidamente las escaleras, esperando no perderlo de vista. "¿Dónde está? Se supone aún no ha salido del edificio, es decir, son las 5 pm, no debería de haber salido aun." Detuvo la marcha al llegar al umbral de la oficina 14A, respiró profundo y cruzó la puerta, actuando como si nada hubiera pasado. Sonrío y saludó a todos los presentes, algunos compañeros ya se iban a sus casas y recogían sus cosas de sus escritorios. "¿Se habrá ido ya?" Su corazón se aceleró al pensar en que quizás, sí lo había perdido. Caminó muy despacio entre los cubículos y conversó casualmente con todo aquel que le preguntaba qué hacía ella por esa oficina.
Trató de llegar lo más rápido posible hasta el asiento de él. Cuatro pasos más y soltó la respiración. Su computador estaba encendido. "Ok, aún está aquí. No se ha ido. Pero, ¿dónde?" Patricia fue hasta la puerta, dando uno y otro beso de despedida a cada aquel que se encontraba en su camino. "Necesito apurarme, por favor, ¡dejen de despedirme!" Ya fuera de la oficina, volvió a correr. Subió las escaleras pensando en que moriría si seguía corriendo con los tacos resonando bajo sus pies, pero moriría también si no le entregaba el dichoso paquete antes de irse y justo cuando nada podía ser más perfecto, él estaba ahí, parado en la puerta de la oficina 16C, esperándola. Sus grandes y tristes ojos mirándola directamente, mostrando esa alegría natural de verla llegar. No existe forma alguna de superar esa mirada de cariño y sincera felicidad. Esa que a ella tanto le ha costado creer que puede ser real.
—¡Hey, chica! —un tono en extremo alegre y singular para la ocasión. —Te estaba buscando, quería despedir...
—¡Shu, shu, shu! No lo digas, —ella lo interrumpió —solo, no lo digas, cállate.
Patty caminó hacia él, nerviosa y apurada como siempre. Estiró su brazo y le entregó un paquete envuelto en papel de regalo, color verde, con un moño rosa.
—Es para ti. ¡Feliz cumpleaños! Sé que son cuatro días de retraso, pero...
—Oh, ¡qué genial!, muchas gracias, chica. —Cogió el presente y la abrazó fuertemente, por encima de los hombros, fue un pequeño y sincero abrazo. El corazón de Patty saltaba de felicidad, gritando que quería salir y abrazarlo él mismo. —No debiste.
—Sí, en realidad, está algo atrasado... Lo tenía listo para el 27, pero... ¡No! —ella lo vio tratar de rasgar el envoltorio. —¡No, no, no! ¡No, lo abras frente a mí, no!
—Pero...
Y Patty volvió a correr. Ya no quiso guardar las formalidades, comenzó a andar sin mirar atrás, llegó a su cubículo, se sentó en aquella silla reclinable azul que la había acompañado todos esos años trabajando ahí. Exhaló con fuerza, sintiendo la sangre correr por todo su cuerpo con esa mezcla de adrenalina y pánico que siempre le daba al estar junto a él. Miró sus manos temblorosas, sudaban de nervios. Un último suspiro y alistó sus cosas para irse a casa.
Y esa fue la última vez que Patty vio al Aire, su Aire.
Pero esa no fue la última vez que habló con él.
***** NOTA DE LA AUTORA *****
YA ESTÁ LA PARTE II.
Espero les guste.
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Prisma : Se busca mago
Teen FictionLuego de 10 años de la publicación de Prisma: La chica y el aire, la ahora muy famosa y exitosa autora es dueña de una Casa Editorial dedicada a publicar novelas de jóvenes escritoras. Lleva una vida completa y feliz o eso es lo que aparenta al mun...