Eran las ocho de la noche cuando Patty decidió que era hora de ir a su departamento. Guardó sus cosas en su cajón, cogió la laptop y cerró la puerta de su oficina. Subió las escaleras, pero notó una luz encendida en la oficina de Diseño, volvió a mirar su reloj y le pareció tan extraño que aun hubiera alguien ahí que decidió entrar.
Cruzó el pasillo y encendió las luces principales, Marjory salió despavorida de la oficina y la saludó casi gritando.
—¡JEFA! ¡JEFA! ¡PATTY! ¡PA-TRI-CIA! ¿QUÉ HACES TAN DE NOCHE POR ACÁ?
Patty se detuvo de a golpe y observó boquiabierta Marjory, parpadeando muchas veces, tratando de entender tamaño comportamiento.
—Aquí vivo... —dijo, un tono serio en su voz.
—Ah... sí... tienes razón ¡JEFA! —volvió a gritar Marjo.
—¿Estás sola?
—Sí... o bueno, no...
—¿Quién más está contigo?
—Estamos las chicas...
Patty no la dejó terminar y caminó hasta la oficina con la luz encendida, abrió la puerta y encontró a Sammy, Ashley, Jacqueline y Priscilla, juntas guardando sus cosas en sus mochilas y levantándose abruptamente de una mesa de trabajo grande que habían formado agrupando varias mesas entre sí. Ellas la miraron muy sonrientes y animadas, pero con cara de culpabilidad y de haber sido, todas, atrapadas.
—¡JEFA! —gritaron en coro.
—¿Qué están haciendo tan tarde aquí? ¿Todo está bien?
—Sí... —Priscilla guardaba unas cosas en la mochila de Marjory que no había podido hacerlo por sí misma en su posición de "campana". —Son cosas de... de... el club de fans... ¿sabes?
—¿Cosas del club...?
—Sí, así es, del club... —Jacqueline continuó con la explicación. —Estamos preparando algo sorpresa para el aniversario y ya sabe... las cosas del club son secretas jefa... así que... ya sabes...
—¡Sí, exacto! —Priscilla gritaba muy nerviosa. —¡No podemos decirte nada aun! ¡Reglamentos del club!
Patricia las observó a todas, de pies a cabeza, juzgándolas y diciéndoles con la mirada que no les creía ni un pelo la explicación. Ashley era la única que no se atrevía a mirarla de frente. Sintió la notificación del celular y vio el reloj en la pared. Sabía que si recibía una llamada a esas horas solo podía ser de Eder que estaba por llegar. Sea lo que sea que le estaban ocultando, ella debía hacer que las cinco chicas se fueran antes de que Eder llegara.
—Ok... ya me contarán... vayan a sus casas... ¡AHORA!
—Justo ya nos íbamos.
Las cinco cogieron sus cosas y se marcharon una detrás de la otra, en fila india, ante la mirada de Patty que apagó las luces y cerró con llave la oficina. Las vio irse y subió las escaleras hacia su piso, pensando en qué le tendría trabajo de hormiga a Gissele al día siguiente para que averiguara qué tramaban.
Dejó la laptop en la barra del comedor y se zambulló, muy cansada, directo hacia el sofá. Un quejido del dolor de espalda de estar todo el día sentada y sintió el cuero blanco pegarse a su rostro sudoroso.
—Creo que deberías darte una ducha antes de que llegue Eder —dijo el Aire, mirándola, parado cerca de una ventana de la sala, cruzando los pies y los brazos, apoyándose en la pared.
—Tienes toda la razón... pero este día no ha sido productivo que digamos.
—¿Tú crees?
—Bueno, no, tienes razón... solo es que vendrán tiempos más complicados y me estresa el tema del dinero.
—Crecer es bueno.
—Sí, es bueno, pero estresante...
—¿Sabes qué es bueno para el estrés? —el Aire fue hasta el equipo de sonido de la sala, lo encendió y puso una canción. En el año 1977, Andy Gibb, el hermano menor de los Bee Gees, llegó al top 10 del ranking del Reino Unido con su éxito "An everlasting Love", una canción escrita por su hermano Barry, que dio la vuelta al mundo y que siempre hacía bailar a Patricia.
El Aire le extendió una mano y la ayudó a ponerse en pie, le dio una vuelta, la tomó de la cintura y comenzaron a bailar. Se movían de lado a lado, girando por toda la sala, riendo, lanzándose miradas coquetas, bailando juntos.
Siempre, bailando juntos.
La puerta se abrió y Eder encontró a Patty bailando sola en la sala, dando brinquitos por la sala al compás de una canción bastante antigua según él y que ella cantaba en silencio, moviendo sus labios.
—¿Haciendo ejercicios? —preguntó, mirándola confundido.
—Sí... algo así... —Patty dejó de bailar y sonrió algo avergonzada. —Justo iba a entrar a la ducha.
—¿Sí? —Eder se quitó el polo, mostrando su abdomen plano y sus brazos y hombros gigantes y musculosamente bien formados. Patty lo miró boquiabierta y parpadeó varias veces. El chico sonrió al notarla tan perpleja por él. Le encantaba ver esa expresión en el rostro de ella—¿Qué tal si nos metemos juntos?
Patty rió y lo siguió hacia el baño, mordiéndose los labios, tratando de aparentar algo de tranquilidad, sin éxito alguno, obviamente.
A la mañana siguiente, Patricia despertó no con los rayos del sol en la cara sino con el ruido de una infinidad de notificaciones en el celular. Estaba oscuro aún y solo había un atisbo de luz que recién llegaba a entrar por la ventana. Se quitó la legaña de los ojos y notó que era tan temprano que Eder seguía ahí, acostado al lado suyo, roncando despacio. Escuchó unas diez notificaciones más y justo cuando iba a revisar el celular, varios golpes estrepitosos en su puerta, la hicieron saltar de la cama.
Se asustó muchísimo pensando en quién podía ser, pero luego recordó que solo el personal de la oficina podía entrar. Se colocaba la bata y más y más golpes en la puerta que sonaban desesperadamente junto con las mil y un notificaciones en el celular. Trató de no despertar a Eder, se colocó las pantuflas y antes de ir a ver de quién se trataba, leyó su celular.
Al otro lado de la puerta, cinco chicas, muriendo de miedo, mordiéndose las uñas, discutían la una a la otra, gritándose entre sí, tocaban una y otra vez, esperando por el milagro de que su jefa no hubiera visto su celular aun.
Patty abrió la puerta hecha un demonio. Nunca antes habían visto su rostro así, las miró a todas y, alzando y mostrando el celular en su mano, gritó.
—¡¿QUÉ FUE LO QUE HICIERON?!
***NOTA DE LA AUTORA***
Listo chicas, nos vemos en quince días. ¿Les está gustando?
¿Alguna idea de lo que pasará?
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Prisma : Se busca mago
Ficção AdolescenteLuego de 10 años de la publicación de Prisma: La chica y el aire, la ahora muy famosa y exitosa autora es dueña de una Casa Editorial dedicada a publicar novelas de jóvenes escritoras. Lleva una vida completa y feliz o eso es lo que aparenta al mun...