Capítulo 1: El primer paso

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     Olivia:

—¿Vamos a comer?— pregunté hambrienta a Jade.

Ella era una de mis mejores amigas. Aunque no era muy aplicada en el colegio era la más deseada, debido a su belleza, sus ojos eran de un tono celeste y su cabello actualmente era color ámbar pero naturalmente fué castaño oscuro, su cuerpo estaba muy en forma y sin duda lo lucía bien.

—¡Claro!— dijo Rebecca entrometiendose en la conversación.

Ella era otra amiga, ella era la pequeña del trío pero su cariño era muy grande, su cabello era pelirrojo y ondulado, ella hacía mucho ejercicio y tenía su cuerpo ni muy musculoso ni muy delgado, estaba en forma y muy definido.

—Hola, ¿saliste tarde?—pregunté intrigada.

—Si, de echo quería contarles que estaba haciendo.— dijo con tono emocionado— ¡Oli!, ¡descubrí que se abrirá un club de baile!, varias personas están interesadas. Las inscripciones son mañana y es completamente gratis.

Mis amigas sabían que mi sueño siempre había sido bailar profesionalmente.

Pero mi familia no tenía el dinero que se requería para la escuela de baile, un club era lo más cerca que estaría de algo parecído, yo fuí huérfana hasta mis doce años, luego fui adoptada por los Weston, mis padres.

Ahí siempre me había gustado bailar y aprendí un poco de una amiga que fue bailarina antes de entrar al orfanato.

—¡No puede ser!— exclamé sorprendida—¿Estás segura?

—Soy Rebecca, ¿cuándo miento?— Dijo con tono sarcástico y gracioso, jade y yo nos reímos al unísono de su comentario.

Rebecca casi siempre nos hacía bromas por lo cual era difícil creerle cuando decía alguna noticia.

—Gracias por avisarme, ya no iré a comer, le avisaré a mamá— dije extendiendo mi mano para despedirme.

Estaba tan emocionada pero a la vez muy nerviosa, hace mucho que no bailaba, pero aún así me encantaba.

Fuí a la casa a contarle a mis hermanos y a mis padres.

Era muy unida a mi hermana, Keylin ella tenía veinte años era dos años mayor que yo. Siempre les hacíamos bromas a Javier y Felipe, nuestros hermanos, cuando eramos jóvenes son los recuerdos más graciosos que tengo.

Entré y cerré la puerta color marrón,
puse las llaves en una mesa de noche que estába junto a la puerta.

Fuí a el pequeño comedor con la mesa de madera y un mantel color rosa, las seis sillas alrededor con los asientos acolchonados que combinaban, y tomé asiento en una de ellas.

Mamá estaba preparando la cena en la cocina, según lo que vi estaba haciendo un delicioso pollo en salsa.

—Hola mamá—la saludo con un beso en la mejilla—¡Tengo grandes noticias!—Dije emocionada.

Mamá era una persona increíble por no decir perfecta. Su piel era morena, su cabello negro, y sus ojos eran algo "inusuales", el izquierdo era celeste y el derecho era un tipo de amarillo o ámbar, eran simplemente hermosos, además ella nos cuidaba siempre a todos y se aseguraban de que nunca nos faltara nada.

Mi papá nos contaba que lo que más le gustó de mamá la primera vez que la vió fueron sus bellos ojos.

—Cuéntame cariño, te oyes muy emocionada—dice mamá agregando una salsa a su pollo—

—Rebecca me dijo que en el colegio van a abrir un club de baile, ¡pienso inscribirme cuanto antes!, es el primer paso para empezar a construir mi futuro—dije ilusionada.

Un Sueño De BailarinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora