9.- Las fotos.

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9.- Las fotos. 

— ¡¿Estás loca, mujer?! —grito Agnes abriendo los ojos de par en par.

—No, no lo estoy...—medite un poco mis palabras—, bueno, solo un poco.

—Leanne, has hecho cosas dementes toda tu vida, ¡Pero esto nos podría llevar a prisión! —grito.

—Cuando destruimos el auto Ethan de también fue un delito, pero míranos aquí— baje y subí las cejas rápidamente.

—En primer lugar, él se lo merecía y en esos momentos éramos todas unas adolecentes hormonadas—se defendió.

— ¿Pero qué diferencia hay entre esto y lo otro? —bufe.

— ¡Que vamos a entrar a la casa del señor Russel! —Suspiro—Bueno... Lo de destrozar el auto de Ethan fue algo peor, ¡Pero ese no es el punto! Aparte no me has explicado porque mierda quieres entrar a su casa.

—Porque sospecho de el—Agnes arqueo una ceja—, él me está mintiendo rubia, él se me hace conocido, y sé que él sabe algo que yo no sé y necesito saber. Estoy segurísima que el oculta algo.

— ¿En qué te basas para decir esto? —pregunto.

—En que la «primera vez» que nos vimos me llamo por mi nombre, sin yo siquiera habérselo dicho, entiendo que tal vez me parezca a su amada fallecida, ¿pero tener el mismo nombre? Eso es demasiada casualidad. Otra cosa es que cuando le pregunto cosas sobre ella siempre me miente, puedo comprender que le duela ¿Pero porque no puede decirme su nombre sin mentirme? Aquí hay gato encerrado, Agnes—tome un bocado de aire, había hablado sin darme tiempo a darle oxígeno a mis pulmones.

Agnes analizo mis palabras detenidamente.

—Siempre supe que ese maestro era algo raro...—se rasco la barbilla, pensativa y luego suspiro—, está bien tu ganas, entraremos a la casa de Russell.

La abrace.

—Te amo, rubia, eres la mejor—recosté mi cabeza en su hombro.

—Yo también te amo, Peter, y si lo sé, soy la mejor—recostó su cabeza en mi cabeza.

No cualquier amiga arriesgaría su libertad por una mera sospecha de una loca.

Porque sí, podríamos ir a la cárcel si Caleb nos demanda.

Y sinceramente no quiero estar en una habitación encerrada por años.

Pero es el pequeño costo de saber la verdad, de saber que rayos oculta Caleb.


✤✤✤✤✤


—No sé cómo mierda acepte hace esto—susurro.

Ella estaba intentando abrir la puerta del departamento de Caleb.

La rubia sabe hacer muchas cosas.

Así que ese estereotipo de que las rubias son tontas no es cierto.

Luego de unos cuantos minutos la puerta accedió y abrió.

¡Genial!

¡Santacachucha!

—Quiero este departamento—dije observándolo detenidamente.

En el lado derecho del gran departamento había una gran sala, con muebles blancos, esos sofás se veían súper cómodos. En el centro de la sala estaba un gran televisor de unas 105 pulgadas.

The Curse. © (ABANDONADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora