20.- Verduras.
Agnes apretó fuertemente los labios, era una de las cosas que hacia cuando estaba enojada, pero esta tan cansada, que simplemente no quiere discutir.
—Vete a la mierda—murmuro para luego caminar hacia nuestra habitación, que seguramente, no vaya a ser mía por unos cuantos días.
Se escuchó la puerta de la habitación siendo azotada, al ser cerrada.
Se enojó.
Si no me dices no me doy cuenta, idiota.
Tu mamá, respeta pendeja.
¿Respeto? Te desapareces 2 semanas, y llegas con que no les puedes decir nada a tus hermanos, ¿enserio Leanne?
Tu sabes muy bien lo que paso, y pienso que decirles todo lo que me dijo Caleb seria como reírme en su cara, tuvo la confianza de decirme todo esto, aunque tampoco trata mucho de la confianza, porque era necesario que yo lo supiera. En fin, siento que si les digo podría terminar metiéndolos en algo que podría hacerles daño.
Que excusa más barata.
Barata, pero sirve.
—Esparrago—me llamo Andrew, quien era el único que quedaba en la sala, aparte de mí y Peluche, claro.
Los demás salieron, Dios sabe a dónde.
— ¿Me vas a regañar también? —Pregunte—, si lo vas a hacer, hazlo rápido.
El rodo los ojos y camino hacia mí, para sentarse junto a mí.
—Oh Esparrago, si supieras las ganas que tengo de darte una buena bofetada por estúpida...—negó con la cabeza repetidas veces.
Oh, aclaremos un poco del apodo de "Esparrago", mamá nació en el campo, y mi abuela, acostumbraba a llamar a todos con nombres de verduras o frutas, de ahí paso a mamá, quien apodo a sus hijos con aquellos sobrenombres tan peculiares, nosotros casi no lo usamos, así nos llama mamá, solo los usamos en momentos sentimentales.
—Estúpida tu puta madre de otra dimensión, en la cual no somos hermanos, Nabo.
—Quisiera insultarte, pero no es momento para ello, estúpido Esparrago —no, no es momento para insultos, claro—, somos gemelos, ¿cierto? —alzo el meñique, era nuestro juramento más sagrado.
—En realidad somos mellizos, pero si tu—me miro mal—, si, bueno, bueno. Somos gemelos.
—Estas dos semanas todos estábamos desbastados, Esparrago, cuando no volviste de la estación de policía nos preocupamos, y salimos a buscarte—ojala tuviéramos de eso que tienen las novelas y películas de ver en imágenes lo que paso antes, cuando la protagonista no estaba—, no te encontramos, y avisamos a los oficiales, los cuales dijeron que no podían buscarte, al menos hasta que hayan pasado 24 horas de desaparecida—iba a interrumpirlo, pero el interrumpió mi interrupción—, Agnes les dio un discurso entero, de que en ninguna parte dice que se tiene que esperar algún tiempo para empezar a buscar, y que las primeras horas de desaparecida son primordiales para la búsqueda, los policías no tuvieron más remedio que empezar a buscarte. Pero nada, no aparecías, era como si la tierra te hubiera tragado, no sé dónde mierda estabas, pero te escondías excelente, hermanita—hice una mueca.
Si, como si yo me hubiera escondido.
»En fin, las dos semanas pasaron y no teníamos ningún rastro de ti, llamamos a mamá y a papá...—apretó un poco los labios, mientras miraba al suelo— Leanne, mamá tuvo un ataque de ansiedad cuando se lo contamos, se desmayó y papá tuvo que llevarla al doctor.
Oh, Dios. Pasaron cosas graves durante mi ausencia ¿no?
Mamá es alguien bastante delicada en cuanto a salud se trata, y ese ataque pudo ser grave, si ya saben a qué me refiero, tengo que hablar con ella, principalmente porque me siento culpable.
Es que eres culpable.
—Nabo—murmure su apodo, casi tartamudeo— mamá, ¿está bien?
Suspiro—Está bien—un alivio inmenso se espacio por todo mi cuerpo, menos mal—, pero sabes que ha estado muy delicada, y esto solo lo empeora.
Baje la cabeza.
—Lo siento, Andrew, solo que...—lamí mis labios— yo no fui quien decidió desaparecer estas dos semanas, si lo hubiera decidido se los hubiera dicho, pero no, Andrew, me secuestraron, y... Me entere de cosas que tal vez no estoy preparada para asumir, soy muy terca, y este es un tema que se me sale de las manos completamente, te juro, que quiero decirte todo a ti y a los demás. Pero le prometí a alguien que no lo haría, y no quiero meterlos en un problema a ustedes, son mi familia, quiero sentir que los protejo, ¿entiendes?
Pasó sus brazos por mis hombros y me apretó.
—Eres mi hermana, eres inteligente, aunque algo terca, sabes lo que haces y por algo no nos querrás contar. Y eso del secuestro, de que lo vamos a hablar, lo vamos a hablar chiquita—sonrió.
—Te quiero, Nabo
—Yo también te quiero, Esparrago.
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The Curse. © (ABANDONADA)
Ciencia Ficción¿Qué pasa cuando un extraño te abraza como si fueran los mejores amigos desde pequeños? ¿Qué pasa si ese extraño resulta ser tu profesor? Oh, pasan muchas cosas. Pasan cosas que tal vez la pequeña e inocente Leanne no podrá soportar. Este desconocid...