10.- ¡Holiwis!

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10.- ¡Holiwis!

—Estamos bien jodidas—susurro Agnes. — Diosito, ten piedad de mí, he sido buena. Le doy dinero a los más necesitados, trabajo arduamente por mi familia, y pues... ¿Ya te dije he sido buena?

Yo no decía nada, aún estaba sorprendida por todas estas fotos.

Puedes pedirle explicaciones a Russell en prisión, seguro y te las responde.

Guarde la foto en el bolsillo de atrás del pantalón.

—Agnes, calmante, saldremos de aquí. —la tranquilice.

—Se supone que quien debería estar tranquila en estas situaciones soy yo—susurro.

Me encogí de hombros.

— ¡Dulce hogar! —grito alguien desde la sala.

Creo que es Chad, solo he escuchado un poco su voz, así que solo puedo suponer que es el.

Estoy seguro que también había hablado con él, tal vez sea Caleb. Digo «tal vez» porque desde esta habitación su conversación se oye solo como susurros. No tengo un jodido súper oído para oír su conversación desde este cuarto hasta la sala.

—Espero que compartamos habitación—murmure.

— ¿Qué? —so.

Puede que nos vayan a meter a la cárcel, pero el humor tiene que seguir.

No pude responderle ya que se escucharon unos pasos que se dirigían hacia aquí. Ahora que se encontraban cerca era fácil escuchar su conversación.

— ¿Seguro que no es tu imaginación, Caleb? —pregunto Chad.

Pegue mi oído a la puerta para escuchar mejor la conversación. Agnes imito mi acción.

— ¿Mi imaginación? —A pesar de que no lo podía ver podría asegurar que rodo los ojos—. Estoy seguro que alguien entro al departamento.

Escuche como abrían la puerta de la habitación de al lado.

—Patrañas—dijo—. ¡Oh mira! No sabía que tenías una habitación en tu departamento para Sharpey.

—Cuando me mude ella exigió tener un cuarto propio, así que me obligo a que se lo organizara—bufo.

Cerraron la puerta de esa habitación.

— ¿Qué más buscas? —Suspiro—. Es obvio que no hay nadie, ¿Quién se atrevería a entrar a tu departamento? Si es verdad lo que dices quien haya entrado debe tener unos huevos enormes—bromeo.

—Cállate—susurro.

— ¡Oye! Es muy mala educación callar una persona—se hizo el ofendido.

— ¿Qué vas a saber tú de educación? Ahora hazme caso y cállate—ordeno.

Al parecer Chad entendió y se calló.

¿Por qué se callan?

La puerta se abrió, empujándonos a mí y Agnes hacia atrás, haciéndonos caer, claro nuestro trasero amortiguo la caída.

— ¡Joder! ¡Ten más cuidado! ¿Quieres? Tengo un trasero delicado—gruñí, acariciando mi parte trasera.

Aunque inmediatamente me calle, al ver al par de hombres parados frente a nosotras. Uno con una cara burlona y otro con una cara confundida.

—Emm—busque las palabras indicadas— ¡Holiwis! —reí nerviosa.

¿Podrías ser más estúpida?

The Curse. © (ABANDONADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora