Adentro llueve sin intenciones de parar,
busco en mis recuerdos escapar de ti,
pero mis pasos todavía persiguen tu sombra.
De nada sirvió aquella despedida,
gris en todos sus sentidos,
menguante como nuestro amor.
Sentado en el colectivo,
rodeado de miradas desconocidas,
me escondo del invierno
y vuelvo a escribir
recordando las líneas de tu bajo mundo.
Luces amarillas,
gente cansada,
enfermos de tristeza y soledad.
Agobiados, derrotados por la rutina;
se arrastran consumidos para volver a su hogar,
cargando en sus hombros el peso de sus años infelices,
sujetados para no caer
como lo hice yo con tu partida.
Jugando sin razón,
con besos sin amor,
en amargas despedidas.
Escribo sin esperanza que me leas;
escribo aunque me dijiste que te dejara de escribir.
Rota la promesa,
me pregunto si ya me has olvidado.
Yo no puedo.
Yo no sé si seguirás pensando en nosotros,
o seguirás contando a tus amigos
de tus recuerdos enterrados;
yo no sé si seguirás mintiendo
o seguirás contando al mundo
de tus nuevos amores.
Yo solo sé, amor, que al amanecer
es a mí a quien todavía buscas en tu cama.
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Y si algún día te acuerdas de mí...
ChickLitEscribía para ella, para que me recordara cuando yo no estuviera. Sabía que un día se acabaría, lo que no sabía es que no estaría preparado para ese momento.
