Capítulo cuatro

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        - No puedo creer que me hicieras pasar esa vergüenza sólo por una flor.

        - En mi defensa, era un clavel muy bonito.

Jackeline reprendía a su hijo, pero él sólo cruzaba la pierna y le decía que se divirtió. Ella seguía diciendo que no volvería a ese restaurante con él, que desde ahora ella saldría sola.
Llegamos a la casa y Jamie repite el acto de siempre, y vuelve a mirar de mala manera a Harry, pero ahora su mirada se suaviza y ríe un poco cuando Harry pasa su clavel por su cuello. Jackeline se tapaba su cara con las manos.

Entramos a la casa, estoy muy cansada, son casi las 12:00 m.n. y yo nunca estoy despierta a esta hora. Subo a mi habitación, me quito los tacones junto con el vestido, quedo en ropa interior. Busco una pijama, pero siento que alguien me mira. Veo a la puerta y Harry está apoyado en el marco de la puerta. No le presto atención y de pronto recuerdo lo que estoy buscando... Una pijama... Estoy en ropa interior.

        - ¡¡¡SAL DE AQUÍ!!! -Le grito-

Él sólo se ríe y cruza los brazos. Mira mi ropa interior de conejitos.

        - ¿Conejitos? ¿En serio? -Pregunta riéndose-

        - ¡¡ SAL DE MI HABITACIÓN AHORA !!

Él se acercó más a mi, yo me tapé con la primera pijama que encontré. Él sólo me miraba la cara, nunca bajo la mirada hacia mi cuerpo. En éste momento debería estar gritando para que mi mamá o Jackeline lleguen por mí. Pero Harry no intenta nada, alza su mano y me aparta el cabello liso de la cara. Su mano acaricia mi mejilla y mi piel se pone de gallina.

        - Que fácil puedo estremecerte -Dice Harry con una amplia sonrisa.

        - Sal de mi habitación o comenzaré a gritar como loca antes de que puedas correr.

Él sonrió aun más, y aunque parezca imposible.. Tomó mi palabra. Salió de mi habitación. Cerré la puerta de inmediato. No estoy acostumbrada a tener hombres en la casa, siempre hemos sido mamá y yo así que no hay secretos y siempre salgo en ropa interior o dejo mi puerta abierta mientras me coloco la ropa.
Termino con mi pijama y abro la puerta, afuera ya no hay luz, sólo los dormitorios de huéspedes. Regreso y abro el balcón, hace bastante frío asi que tomo un suéter. Quito la capa trasparente que tiene una pequeña hamaca verde. Siempre que no puedo dormir me quedo ahí. Viendo la noche y las luces de la ciudad. Escucho pasos y por un momento pienso que es mamá, pero no, es Harry... De nuevo.

        - Estoy comenzando a creer que tienes una seria obsesión por mí -Le digo sin apartar la vista del panorama.

        - Eres tan rara que cada minuto quiero ver que inventas -Contesta sentándose a mi lado en la hamaca.

        - Te detesto -Le digo sin más.

        - Nunca entenderé a las chicas.

        - Somos incomprendibles.

        - Pero tú más -Responde cruzándose de brazos.

        -  Soy una chica normal, podrías comprenderme con sólo mirarme a los ojos.

No lo he mirado en ningún momento, pero sé que no me ha quitado la mirada de encima.

        - Jane, ¿porqué me odias? Te dije que aquí podríamos llevarnos bien y en el colegio no, ¿es por eso?

        - No, escucha Harry, las personas que quieren pasarse de listas y se creen mucho más que todas las personas, no son de mi agrado. Y tú eres así.

        - Apariencias engañan, Jane.

No le contesté, tenía ya sueño. Por suerte la lluvia había parado hace ya bastante tiempo. No me gustaría no poder dormir en toda la noche. Pero el cansancio me gana.

Me muevo y me encuentro dormida en mi cama. Todas las cobijas están sobre mí y me siento caliente, no tengo frío. Miro el reloj y son las 4:20am. Me levanto y veo que el balcón está abierto. Retiro las cobijas y un aire frío entra a la habitación. Camino y cuando estoy a punto de cerrar veo que hay alguien acostado en la hamaca. Harry. Camino hacia él y lo muevo para que despierte. Su piel está helada a pesar de tener un cobertor sobre él.

        - Harry, despierta.

Él abre los ojos al escuchar mi voz. Mira hacia el horizonte y sale de la hamaca. Se pone en pie y camina hacia dentro, lo sigo y cierro la puerta del balcón.

        - ¿Porqué estábas afuera? -Pregunto.

        - Te quedaste dormida, te dejé dormir afuera por cinco minutos y luego te llevé a tu cama. Me pediste que no me fuera y me quedé contigo hasta hace como veinte minutos, quería mirar el paisaje en la madrugada y me quedé dormido.

        - ¿Y el cuento de vampiros? -Le dije sarcástica.

        - Yo soy el vampiro y tú eres la yugular, apetecible pero no lo suficiente -Sonrió.

        - Y luego preguntas porqué te detesto, Harry

        - Jane, no aguantas una pequeña bromita.

        - Tengo que dormir, son nuestros últimos días de vacaciones y no quiero despertar temprano.

        - Buenas noches, Jane.

No le contesté, escuché como se cerraba la puerta. Hasta que sonó completamente el seguro y me informó que ya había salido.

When september ends (español) ♥Donde viven las historias. Descúbrelo ahora