Día 6. Amigos

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No tenía idea de lo que había pasado, sólo recordaba que el balón con que él y sus amigos jugaban salió disparado del campo y fue quien decidió salir tras él. Sólo recordaba el sonido de un auto y gritos desesperados por todas partes.

Su cuerpo temblaba y sus ojos estaban abiertos a más no poder. Veía el rostro lleno de lágrimas de su madre mientras se aferraba a su cuerpo acariciando su cabello lentamente mientras repetía una y otra vez "Gracias" y sus ojos miraban a quien se encontraba tras él.

Apenas tuvo fuerzas para girar hacia la persona que su madre agradecía y fue cuando vio a su héroe. Apenas se veía su rostro tras la máscara color negro que sólo mostraba esos ojos azules profundos como el océano y la mitad de sus labios que no mostraban emoción alguna. Su cabello negro perfectamente peinado y el traje negro con algunas franjas verticales de color morado en sus piernas.

—Deberías tener más cuidado —fue lo único que dijo antes de volver a desaparecer mientras corría en dirección contraria a donde ellos estaban.

Ese recuerdo volvía una y otra vez a él cuando se perdía entre sus pensamientos. Era algo que ocurrió cuando tenía apenas ocho años pero había marcado su vida desde ese día. Una vez que su héroe había comenzado a aparecer en notas en el periódico, las revistas y la televisión, el pelirrojo se había encargado de grabar y recortar cada una de ellas para pegar gran parte de los recortes en las paredes de su habitación, muchas más en un par de álbumes que guardaba en su librero y otras tantas que conservaba almacenadas en cajas bajo su cama.

Ese chico que lo había salvado representaba para él mucho más de lo que pudieran pensar, tanto que había decidido convertirse en reportero de una de sus revistas favoritas con la única esperanza de que en algún momento estuviera a cargo de reportar alguna de las historias de su héroe.

Sin embargo, sólo en un par de ocasiones había sido enviado para ese tipo de notas y únicamente como fotógrafo, por lo cual lo más que podía hacer era mirarlo a la distancia mientras se aseguraba de obtener las mejores tomas con las que se anunciaría la nota y las que acompañarían las palabras que otro reportero escribía.

Su mayor deseo definitivamente era poder entrevistarlo, pero a lo largo de esos diez años desde lo ocurrido en una sola ocasión los medios pudieran acercarse a él y no había hecho más que compartir un par de palabras agradeciendo que se interesaran tanto por sus acciones, pero no era necesario perseguirlo para obtener la nota.

Volvía a casa después del trabajo, había sido un día agotador pues había tenido que permanecer en la editorial mucho más tiempo del que acostumbraba, todo debido a que el nuevo número saldría al día siguiente y necesitaban de todos los recursos posibles para los retoques y encuadres de la fotografías que se mostrarían.

Las calles estaban casi desiertas y hasta el más mínimo sonido hacia eco entre ellas. Había tomado el camino más corto de regreso, aunque para recorrerlo debía pasar por un gran número de callejones. Estaba acostumbrado a ello así que no le extrañaba de vez en cuando escuchar el sonido provocado por las ramas de los árboles golpeando o algún gato correr entre la hierba.

Esa noche lo único que esperaba era llegar a casa y dormir, iba distraído pero toda su atención se centró en el ruido proveniente de algunas cajas de cartón y objetos de plástico y metal en el exterior de una de las casas. Pensó que se trataba de un gato herido así que no dudó en acercarse hasta el lugar encendiendo su teléfono móvil para iluminar esa zona.

—Ven pequeño, no temas... —buscaba al gatito entre las cosas y grande fue su sorpresa cuando se encontró con su héroe—. Espera... Espera... ¿Tú eres...? —estuvo a punto de soltar un grito debido a la sorpresa, era demasiada coincidencia para ser cierto.

RinHaru week 2018Donde viven las historias. Descúbrelo ahora