III

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—Solo dime porque estamos arruinando este precioso auto deportivo. — Stan vio con lástima el hermoso auto rojo y con verdadero asco la sustancia que él y Cartman estaban vertiendo a través de una de las ventanas, que, anteriormente Cartman había roto.

— ¿Por qué odio al tipo? — Stan rodó sus ojos, no podía esperar una respuesta menos infantil que esa. Su estómago se revolvió, esa cosa viscosa de procedencia desconocida y preferiblemente esperaba se quedará así, apestaba. — ¿Asqueroso verdad? — Cartman dijo con orgullo.

Habían conducido casi dos horas en el vehículo de Liane, después, en una vieja estación de gasolina Cartman le dio la indicación para detenerse, ambos bajaron del auto y el castaño en seguida hizo una llamada, estaba a punto de preguntarle qué estaban haciendo allí, cuando el fuerte sonido de un claxon se escuchó.

Así, diez minutos después conducían una pequeña pipa con esa sustancia viscosa, asquerosa y maloliente hasta Denver.

—Una vez al mes me gusta sentirme generoso, hippie. Así que ayudo al refugio para animales a deshacerse de los desperdicios y desechos. — Stan hubiera deseado quedarse con la duda, seriamente.

—¿Qué te hizo el tipo para merecer esto? — No debió ser algo tan malo, en lugar de tener para la cena a sus padres en chile, tenía excremento en su auto deportivo, para ser Cartman era una broma que parecía hasta inocente. — Esto apesta.

—Lo sé... — Cartman sonrió, una sonrisa tan engañosa, inocente como un niño sin malicia alguna. — Este idiota ama a su jodido auto de mierda, más que a su familia o cualquier otra cosa. — Un escalofrío recorrió la espalda del pelinegro, era Cartman de quien estaba hablando, por supuesto que sus acciones tenían un por qué. Si este auto era la posesión que más amaba, tenía sentido que Cartman quisiera destruirlo. Afortunadamente, era un auto y no una persona. — Es un imbécil, Stan. Se merece esto y más.

—Bien. — Si Cartman decía que se lo merecía, probablemente no lo hacía.

Resulta que si lo merecía...

Stan pateo con rencor uno de los neumáticos del asqueroso deportivo rojo, no estaría satisfecho hasta que la última gota de excremento cayera en los asientos tapizados en cuero, ¡mira, y él había pensado que era un auto bonito!

—Cálmate Stan no eres el maldito Hulk ¿sabes? vas a romperte el pie, y no pienso cargar con un hippie malhumorado y herido hasta South Park.

—¡Hirió a un gatito y lo posteo en Facebook! —Gritó.

—¡Lo sé, idiota! ¿Por qué crees que estamos llenando su auto de, literalmente, un montón de mierda? — Stan observó en silencio al castaño, sabía que Cartman tenía cierto apego con los felinos, después de todo él había tenido a un gato y lo había querido mucho.

Inconscientemente Stan sonrió.

Una hora y cuarenta y cinco minutos después, regresaban a casa en el viejo auto de Liane, satisfechos con su arduo trabajo y el resultado, un video grabado con el celular de Cartman que planeaban subir a internet.

Cartman se encargó de perpetuar el sufrimiento del hombre en un video, desde que se da cuenta de que su auto está lleno de mierda, hasta cuando se pone a llorar y gritar como un niño pequeño, lanzando al suelo la hoja de papel con su publicación, que, Cartman había colocado en el parabrisas y la cereza sobre el pastel, que ciertamente ninguno de ellos planeó y que Stan llamo karma, fue que cuando llamo a la policía terminaron llevándose su auto, por aparcar en un lugar prohibido.

¡Malditos hijos de puta! — El video terminó cuando el sujeto corrió tras su pestilente vehículo.

Cartman sonrió.

—Dime hippie — El castaño enfocó su cámara hacia el perfil del pelinegro y los colores del atardecer, Stan desvió brevemente su mirada del camino y le dio una sonrisa llena de satisfacción a su amigo. — ¿Qué tal se sintió tomar venganza?

—Se sintió bien. — Aceptó.

—Awww, hippie se supone que aquí es cuando me dices que no debimos hacer esto... me atacas con todos tus principios moralistas y más mierda que iba a fingir escuchar para después mandarte al carajo. — Stan asintió, eso es lo que habría hecho si Cartman no le hubiera dicho la verdad.

¿Cuántas veces había juzgado mal a Cartman sin conocer la razón de su comportamiento? Ellos eran amigos, pero... ¿Alguna vez se había tomado el tiempo suficiente para conocerlo? ¿Conocerlo realmente?

—Deberíamos hacer esto más seguido.

— ¿Qué? ¿Llenar de mierda autos deportivos de imbéciles que maltratan a indefensos animales? No lo sé hippie, no todos tienen autos bonitos...

Stan sonrió suavemente.

— No sonrías así, es espeluznante.

—No seas tan... adorable, entonces.

 adorable, entonces

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