Un día, así como todos

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Llega el primer día de la semana,  y Paola detestaba pensar que la semana sería muy larga.

Paola se despierta con unos ánimos horribles, apaga la alarma que llevaba 10 minutos sonando. Se dirige a ducharse, y al salir, escoge una de sus vestimentas preferidas. De color negro.

Ya lista, baja las escaleras de su casa, para dirigirse a la cocina donde se encontraban sus padres, y su hermano. Los saluda, para luego prepararse zumo de naranja. Al terminar, sale de la cocina sin decir nada. Ya que por la expresión de sus padres, significaba que habían discutido como siempre.

Al salir de su casa, ya era consiente de que estaba con 30 minutos tarde. Y que el bus que se dirigía a su Instituto, ya había pasado. Así que tuvo que irse caminando, que por lo menos, se tardaría 40 minutos en llegar.

Después de los 40 minuto, llegó a su Instituto. Y lo que menos esperaba, pasó. Su novio la vio, y se acercó, le dio un simple beso. Y se separó de él. Él ya no sorprendido de su actitud, le dijo enojado que. -¿Cuándo pensaba cambiar?.- Ella con una respuesta fría, respondió. -Cambiaré, cuando tú dejes de molestarme.-

Al retirarse de aquél lugar, se dirigió a sus primeras clases que era Literatura. Un curso que a ella no le gustaba....  Pasaron cuatro largas horas de literatura, era hora del receso.
Se dirige a la cafetería, y al llegar se cruza con una chica que siempre que tenía oportunidad, le hacía bromas pesadas, que causaba que todos se rían de Paola. Pero esta vez, Paola trató de evitarla, pero no fue suficiente, ya que aquella chica estiró la pierna, haciendo que Paola se tropezara, y todos se burlaron como siempre. Llegó a observar a su novio en una esquina, riéndose, ella molesta se levantó, y le dio una fuerte cachetada a la chica.  Se fue con lágrimas.... Término el receso, y las siguientes horas pasaron muy lentas.

Llegó a su casa, y sus padres como siempre no estaban. Solo se encontraba su hermano menor... Subió las escaleras, trató de descansar. Y todos los malos momentos llegaron a su mente, sin querer, lágrimas empezaron a salir. Se volvieron cada vez más lágrimas, su mente se nubló. Y buscó las navajas que guardaba en su escritorio. Y se cortó en el mismo lugar, dónde hace días atrás se había lastimado. Con tanta sangre pérdida, empezó a perder el conocimiento. Hasta que al final, se desmayó

Culpa de la SociedadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora