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-¿Hijo, quieres más miel en tus panqueques?

-No, gracias, mamá.

-Deja de malcriarlo, mujer, por eso se volvió tan delicado.

-¡Cariño!

Yoongi guardó silencio ante la pequeña discusión entre sus padres, dedicándose a masticar los panqueques que su madre preparó para el desayuno sin alzar su mirada, pues su padre estaba sentado frente a él, y Yoongi prefería mil veces ver sus apetitosos panqueques que ver el ceño fruncido de su padre.

Le tomó la palabra a Seokjin, haciendo caso en su consejo. Fue difícil adquirir el valor que necesitaba para volver a casa, pues Yoongi había salido del pueblo no bien cumplió la mayoría de edad y se mudó a la ciudad, para cumplir sus metas en la vida. Sus padres se habían opuesto a esa idea, completamente en contra a los sueños de su hijo menor, pero Yoongi no los escuchó e hizo lo que quiso.

No había tenido contacto con su familia desde hacía años, y cuando hace dos días se presentó en la puerta de su casa después de un largo viaje en tren a su antiguo hogar, todos estaban más que sorprendidos. Su madre y hermano mayor le habían recibido de brazos abiertos, llenándolo de abrazos, besos y algunas lágrimas, le habían extrañado muchísimo y están sumamente felices de verle, mientras que su padre, por otro lado, se habia visto reacio a dejarle quedar en casa durante un tiempo, o a verlo; Yoongi se habia preparado mentalmente para ese rechazo, pero aún así, dolió.

Habiendo obtenido esas vacaciones de dos semanas en su trabajo -que su jefe de mala gana le dio-, Yoongi ahora tenía dos semanas para estar con su familia, y cuando le dijo esto a su madre, la mujer le dio poca importancia a los sentimientos de su esposo y dejó a su hijo más joven quedarse en casa.

-Ay, hijo, tu no tendrías todos estos problemas si te hubieras hecho leñador como tú padre e ido a trabajar con él, tal y como lo hizo tu hermano. - Su madre comentó en un intento de escucharse como sólo un simple comentario, cuando claramente la mujer intentaba influenciar a su hijo para que se quedara con ellos y no se volviera a ir.

Yoongi sonrió por el muy obvio intento de su madre y respondió. -Mamá, sabes que ese trabajo no es para--

-Sabes que tu hijo no tiene lo necesario para ser leñador, mujer, deja de decir estupideces. - Su padre intervino, tomando rudamente tocino de un plato en el centro de la mesa y llevándolo a su boca, Yoongi viéndole sin poder decir nada.

Así era su padre, cerrado y directo. Su relación con él jamás fue buena, aunque no se queja de que haya sido un mal padre, pues la única vez que discutieron o que el gran Señor Min regañó duramente a Yoongi fue cuando le confesó su anhelo de irse del pueblo a la ciudad y que habia sido admitido a la Academia de Policía. En todo lo demás de su crianza, Yoongi no creía que haya sido un mal padre.

Aunque tiene muy presente en su memoria el como su padre fue el único que no se despidió de él cuando Yoongi estaba por irse del pueblo.

-Cariño... - La Señora Min estuvo por reprocharle a su esposo que no sea tan malo, pero éste volvió a adelantarse.

-Dice que atender el teléfono es una profesión, ¿qué esperas de él? - Murmuró lo suficientemente alto como para que Yoongi escuchara.

Para Yoongi, eso fue el límite de lo que podía soportar de parte de su padre, soltando el tenedor y llevando sus ojos a él, dejando en claro en ellos lo tan harto que se encontraba. Venía molestándole desde que puso un pie en esa casa, no podía permitirlo más.

-No es sólo atender el teléfono, se esa forma de ayuda a las personas. - Dijo firmemente, logrando con esto que su padre le mirara.

Yoongi ignoró esa parte de él que quiso esconderse bajo la mesa cuando la fría mirada de su padre se clavó en él, tragando saliva con fuerza y apretando sus manos en puño sobre sus muslos.

911 » yoontaegi || #TAEGIWEEK18 ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora