X | Dolía, dolía y dolía

7.6K 826 79
                                    

            TIRADA SOBRE EL MUGROSO PISO DE UNA CELDA, LYANN SE ENCONTRABA CON LA MEJILLA PEGADA AL SUELO, boca abajo y con su espalda totalmente herida, y nunca en sus diecisiete años se había sentido tan débil. Su respiración era lenta y pesada y cuando tosía, los ojos de le llenaban de lágrimas por el dolor. De seguro tenía una costilla rota. Y Lyann, toda magullada y sin fuerzas para levantarse, observó sus  dedos temblar y vio que sus uñas estaban sucias de sangre seca.

Porque sí, Gerard L'Dubbo la hizo sangrar.

—Me has fallado, Oscurus —le había dicho Gerard mientras Lyann tosía y tosía tras los soldados meter su cabeza una y otra vez dentro de una cubeta de agua sucia—. Y los que me fallan deben ser castigados.

Tras hundirla dentro de la cubeta y dejarla por minutos, uno de los soldados tiró de cabello para sacarla, y mientras Lyann volvía a toser y daba bocanadas en busca de aire, el otro soldado le pegó una patada que sacó un chillido de Lyann y la mandó a rodar.

Y ahí quedó, boca abajo e intentando respirar.

Uno de los soldados llamó su atención haciendo un sonido con la lengua y le lanzó lo que quedaba de agua en la cubeta.

—Para que te refresques —le dijo y salió de la celda carcajeando en alto con su compañero.

Lyann tosió y se quejó una vez más antes de fijarse en Gerard L'Dubbo observándola.

—Te dejaremos descansar —Gerard, lentamente, sonrió—. Pero seguiremos con nuestra charla luego. 

Una vez que la puerta de hierro se cerró, Lyann se dedicó a regular su respiración y su corazón, porque tratar de calmar su mente no era una opción. Nuevamente, su juicio de ha sido corrompido de una forma sinigual, solo como HYDRA sabía hacerlo, y tratar de encontrar un ancla para que Lyann se sostenga no era posible, no en ese estado. El corazón le latía con tanta fuerza que le molestaba hallarse boca abajo y los latidos le retumbaban en las sienes y en los oídos, impulsado por una furia y una adrenalina que Lyann se sorprendió de tener a estas alturas.

Porque a pesar de que Lyann quería escapar y pelear, su cuerpo simplemente no podía. Estaba lo bastante débil como para hacer algo más que no fuese dejarse llevar por la pesadez de sus párpados y dormir.





Steve Rogers y su equipo entraron en la casa donde se encontraron con Lyann Evans por primera vez, y en el momento en que pusieron un pie dentro, la peste de los cadáveres desintegrándose les golpeó la nariz

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.







Steve Rogers y su equipo entraron en la casa donde se encontraron con Lyann Evans por primera vez, y en el momento en que pusieron un pie dentro, la peste de los cadáveres desintegrándose les golpeó la nariz. Arrugando la nariz ante el hedor, Steve ordenó a los demás que se dispersaran en busca de pistas, y mientras Natasha, Clint y Wanda iban por el pasillo en busca de lo que sea en los interiores de la mansión, él y Sam buscaron pistas en la sala de estar, la cocina y el garaje.

Falcon silbó por lo bajo.

—Sí que hubo una pelea.

Y Steve no dudó que todo lo causó Lyann.

[1] Banshee | Civil WarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora