1 LA HUIDA
El idílico Lid, de parajes sublimes, de enormes y frondosos bosques, de antañas y curiosas ciudades, donde varias de las razas que lo habitan, empezarán a conocerse, más de lo que solo han escuchado o de lo poco que se han visto; comenzarán a ser testigos de la unión de las mismas, puesto que el hombre está dispuesto a gobernar con magnanimidad, haciendo de éste, solo un hábitat para la raza humana.
En las afueras de Silur al sur del Lid y habiendo penetrado las tierras de Morax, hábitat del hombre, en las entrañas mismas del gran bosque de Gek, se encontraban cuatro habitantes de Silur, sin saber ni presentir… nada de lo que ocurriría.
Adentrados en el tupido bosque, estos habitantes de menos de un metro treinta de estatura, bien fornidos, siempre en cueros y con tres coletas de pelo, se hallaban pasivos adorando el hermoso lugar y escuchando el graznido de diversas aves. Solo uno de ellos sabía la realidad del porque, del alejamiento de su pequeña y bella región. Los otros tres Silures, no se imaginaban absolutamente nada de la expedición a tierras lejanas de la siempre fastuosa Silur.
-¡Señores!-Aclamó Robbendall. Ésta noche acamparemos aquí, así al amanecer emprenderemos la vuelta a Silur.
-Robb- se expresa Sigal y comenta tímidamente -Llevamos seis lunas fuera de nuestra región, creo que tanto Riut, Gali, y yo, queremos saber de que se trata todo esto.
-¿Qué sucede, no les gusta el bosque de Gek?- consulta irónico el Silur al mando-.
-Al decir verdad, sí, pero mi pregunta fue otra.-inquiere Sigal-
-jajá- rió Robbendall y pregunta.- ¿ vosotros queréis saber la realidad de nuestra misión al bosque de Gek?.-
Sorprendidos, con miradas de soslayo y algo pavorosos, Sigal, Riut, y Gali, no demoraron en abrir los ojos y responder al unísono.
-¿Qué?-
-¿Misión señor?-argumento Gali.
-Si, por favor- agrega Sigal.- somos vuestros oídos.
-Silures, más allá de Fretz, ciudad Suyam, o de la mismísima ciudad del Rey, pequeña Silur, todo el Lid se encuentra bajo una gran amenaza. Vuestro Rey, me ha encomendado la misión de reconocimiento de área.
-¿Qué debe hacer exactamente señor?-le preguntó Riut.
-El Rey necesitaba saber- se explica Robbendall. -A que distancia de nuestra región se encuentran los rastreadores de Morax.
-¿y eso, rastreadores, porqué señor?-pregunto Gali.
-¿Solo rastreadores o debemos también interpretar, que soldados Moraxinos acechan la región? -agrega con cierta templanza Sigal.
-Tranquilidad mis fieles-aclara Robbendall- el Rey, según me ha manifestado, cree que los moraxinos han enviado rastreadores de alguna de las ciudades cercanas a Silur. Urden un plan que debemos descubrir y no podemos demorar más tiempo.
-Señor ¿Urden?-manifestó Gali, con risas irónicas y preocupadas. -Estaríamos perdidos si solo la pequeña ciudad de Vortedh, que es la más cercana a Silur, urdiera o al menos suspire algo contra nosotros. -enfatizó Gali a la pregunta de Sigal - -¿solo rastreadores? por favor, explique mejor mi señor.
-Eso es todo lo que se Gali- argumentó Robbendall, ante la pregunta de su mas leal amigo.- Y por lo que parece, están a cuatro lunas de Silur, esas son buenas noticias por ahora.
-Si, es verdad-acota Gali.- Llevamos casi seis lunas desde que salimos de Fretz, hasta aquí.
-Pero, Robbendall ¿estamos hablando de una posible persecución de los hombres de Morax, a quienes?-pregunto Riut preocupado.
-Posiblemente, a todos aquellos quienes no sean hombres,
-¿Señor?-consulta cabizbajo pero siempre con temple Sigal- ¿ Comenzamos a temer por todos los habitantes de Silur, y del Lid?
-¡No!-refuta seriamente Robbendall- Temer es lo último, hay que regresar mañana mismo. Partiremos al amanecer y le reportaré al Rey hasta donde llego mi reconocimiento.
-Robb…-atino a decir Gali titubeante.
-Termina aquí amigos-interrumpiendo a Gali, Robbendall dicta...
-A descansar, que por la mañana emprenderemos viaje, yo haré guardia el primero, a echarse vamos.
Tanto Sigal, Riut, como así también el mejor amigo del capitán Robbendall, Gali mostraron sus caras de preocupación, una vez enterados del porque de tan largo viaje. Cabizbajos y meditabundos, se fueron a dormir intranquilos, esperando el nuevo amanecer.
Robbendall, ha quedado haciendo la primera guardia, muy preocupado no solo por Silur, sino que también por todos los habitantes del inmenso Lid; si los supuestos rastreadores de Morax encuentran a los silures, la misión que le pidiese el mismísimo Rey Suyam, sería en vano. Hasta aquí, donde culmina el gran bosque de Gek, el más cercano a Silur, no han divisado Moraxinos.
Al amanecer, agitado y muy cansado Robbendall comienza a despertar a los tres pequeños de dotes símiles, a quienes aprecia como hermanos menores.
-Señores!!!-con voz muy alta exclamo Robbendall.- Arriba, vamos, Riut, dadle agua y algo de comida a los gigors*, Gali, revisa las monturas y armas, apresuraos que tenemos poco tiempo.
-Robbendall- atina a decir Sigal medio dormido mientras bosteza prolongadamente.- lo noto con apuro.
-Sí-contesta resignado Robbendall, se sienta en un tronco, y se explica.-Anoche mientras vosotros dormíais, monté a vass, y fui a reconocer los alrededores del bosque y también a observar si divisaba civiles. Pero fuera de la ciudad de Vortedh había poco mas de cincuenta hombres de Morax acampando, de seguro, eran los rastreadores.
-¡Oh, por los Yamules sagrados!!!- exclamó desesperado Sigal.-debemos irnos cuanto antes.
-Si, inmediatamente- reconoció Robbendall.- deben estar bastante cerca ya.
Percatándose de la ausencia de Riut, Robbendall comienza gritar...
-Riut! amigo, ¿Dónde estás?, Riut! Riut!
De las arboledas del abundante bosque, los demás Silures oyen pisadas fuertes y presurosas. Era Riut que se dirigía desesperado hacia Robbendall, puesto que él, también había estado más allá del bosque, que al ser tan ubérrimo y al estar tan asustado, no logró encontrarse con Robbendall.
-¡Robb!-aclama con carraspeo en la voz Riut.- Se acercan, ya están aquí vienen los rastreadores y son muchos señor!!!.
-¡Por el Rey!- exclamó Robbendall e inquiere exaltado- ¿a cuanto están de aquí?-.
*gigors: ave alada que suelen montar los Silures, su hábitat se encuentra solo en Silur, de gran parecido a un avestruz.
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El Lid "La union de las Razas"
FantasyEl Lid, lugar idílico de paisajes sublimes, de ciudades extrañas y humanos indeseados. Las razas intentarán una unión que los salve del hombre, cuyo único propósito es que el Lid, sea gobernado solo por Morax. El Rey Mahor de esta, ha despertado par...