capitulo III La pequeña isla de Natanlaet

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3 LA PEQUEÑA ISLA DE NATANLAET

Mientras Trathos y el pequeño Robbendall intentaban salvaguardarse del ataque y persecución de los hombres y así, dirigirse hacia Rull por el mundo Brottor, hallaban al fin, una entrada a la región oculta de estos gigantes.

En Tridex las cosas ya se intuían, se palpitaban. En la región sur de los fiordos de Xara, en la isla de Natanlaet, que por origen pertenece a la región de Tridex, yace una prisión, construida con el fin de encerrar al traidor alado de Kolls, quien se reveló contra su especie y ostentaba el reinado de Tridex, y sus más de cien súbditos. Ésta isla, fue cedida en la antigua guerra, por el mismísimo Rey de Tridex, Xereder, a el Rey Mahor de Morax, como muestra de paz y prosperidad a todo el Lid. La isla, antes denominada, "isla Xereder", jamás fue habitada por hombres aunque paso a llamarse la isla de Natanlaet, en honor a un antepasado Moraxino, pero volvió a ser habitada por los Trideños por una centuria. Hoy con el infierno que conlleva el despertar de Mahor, será éste pequeño pedazo de tierra la excusa perfecta, para una invasión y así poder recuperar el obsequio que le ha dado a su hijo, Natanlaet.

Allí mismo, donde está encerrado Kolls, comenzará el primer conflicto del hombre contra las razas, sin siquiera reclamar la isla pacíficamente, ya que su fin no es otro que hacerse con todo el Lid. El traidor alado es el que aclama...

-Si- gime pronunciado e irónicamente el despiadado Kolls, mientras sus horrorosas babas caen en los oxidados barrotes de la prisión - comienza a oscurecerse el alma perdida del hombre-

-Kolls, bestia abominable cierra tu apestosa boca- critica Tereder, capitán de la isla-.

-iluso e insensato- comenta Kolls, mientras esboza una sonrisa macabra-yo he sido rey de Tridex y sé lo que se avecina.

-¿Ah sí?- pregunta entre risas Tereder- ¿ Debo temerte? deja tus lamentos para otro día.

-he sido débil en ese entonces- dice Kolls- vosotros me criticáis porque me teméis, al igual que todos los Trideños, por eso es que me maltratáis. Pero el día que salga de aquí os arrancaré las alas.

-¡Y te estaré esperando!- responde Tereder sin sobresaltos- no temo a nada y menos a una bestia horrible y traidora como tú, que traiciona su propia raza, con tal de estar del lado de los hombres.

-No entiendes nada- comenta con enfado Kolls- el hombre está por encima de nosotros, muchas son sus fuerzas y su ambición, como para enfrentarlos solos.

-Si, pero si nuestro Rey pudo convencerlo de acabar la guerra y darnos su supuesta isla... -dice convencido Tereder- no hay por que temer.

-¡Falacias! son lo que dice Tereder- ahora si exasperado Kolls- el Rey Mahor, solo quiso dejar pasar el tiempo, para que sus tres hijos crecieran, su flota marina y su población ¿para qué?- pregunta irónicamente- para esto, ya que en las próximas lunas aplastarán todo el Lid y yo, estaré de su lado como siempre, porque quiero vivir.

-¡Calla!- le grita enfurecido Tereder cogiendo con fuerza uno de los barrotes- eres un farsante y un maldito traidor, tú de aquí no saldrás jamás, ninguno de vosotros y nadie vendrá a por tí.

-¿Es lo que realmente crees? -pregunta suspicazmente y con risas sarcásticas- a llegado el momento y esta isla quedará reducida a cenizas-.

Ante la irónica risa del despiadado Kolls, Tereder, decide irse en busca de su segundo al mando en la isla, el teniente aéreo Bretat, para decirle los pasos a seguir.

-¡Bretat!- llama con énfasis Tereder al ágil volador-.

-Si mi capitán mande usted, mi señor.

El Lid "La union de las Razas"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora