Capítulo 6No podía dejar de pensar en ella. Todo me la recordaba y pensar en Sophie generalmente involucraba sus jadeos desnuda, lo que en su mayoría me dejaba dolorido por su toque. Latiendo y rígido. Y, como si eso no fuera suficientemente malo, era como que, entre más duro se ponía mi pene, más suave se volvía mi corazón. Me estaba convirtiendo en un completo idiota por Sophie. Me obsesionaba con ella todo el día, prácticamente contando los minutos hasta verla de nuevo. Las cuatro de la tarde. A dos horas de distancia y me parecía una eternidad. Cuando la dejé en su casa ayer por la noche, me había ofrecido a llevarla a la tienda de Drew hoy. Había una especie de exposición de arte nativo americano a la que tenía que asistir primero con sus padres, pero pensaba que podría estar de regreso en su apartamento a las cuatro. Pero el tiempo pasaba lentamente. A las dos, me encontré mirando la exposición de arte en la computadora de mi oficina. Debería haber estado terminando el auto que tenía que hacer; pero, como un idiota embrutecido, solo quería ver dónde estaba. Lo que estaría haciendo. La exposición en sí en realidad parecía bastante genial. Era un grupo de artistas indios de la tribu Blackfeet, uno de los cuales creó obras maestras con piezas de automóviles. Realmente no se me había ocurrido que estaría interesado, pero las esculturas eran excepcionales. Cody dio un paso detrás de mí, limpiándose las manos con un trapo mientras hablaba.
-Hey -dijo mientras asentía hacia el monitor-. Esas son como las esculturas de los Blackfeet Rez.
-El artista está haciendo un espectáculo en la ciudad que comienza hoy -le contesté, sin mirarlo. Pero también eternamente agradecido de que la exposición no estuviera llena de flores, enormes cuadros o alguna otra cosa que estuviera totalmente lejos de mi radar. Nunca hubiera oído el final de ello. Piezas de auto, sin embargo... Todavía tendría mis bolas mirando partes de auto.
-Está muy bueno, verdad -m reflexionó Cody-. Me gusta tratar de averiguar qué partes son. Si alguna vez las has visto, deberías verlas.
-No lo sé, hombre. Tengo que armar el Buick de nuevo.
-Bueno, no puedo ir más lejos en el Ford hasta que lleguen las partes - ofreció-. En realidad venía aquí para decirte eso, para ver si había algo más que debería ir haciendo mientras espero. Realmente no quiero que me despidas. -Con una sonrisa, se encogió de hombros-. Además, tienes todo el trabajo difícil terminado. Armarlo de nuevo será fácil.
***
No la vi allí al principio, así que simplemente di vueltas alrededor y examiné las diferentes esculturas que representaban al pueblo orgulloso de Blackfeet. Curiosamente, no era el único mecánico grasoso en el espectáculo. Reconocí un par de chicos de todas partes de la ciudad que reparaban autos americanos y camiones campesinos sureños. Parecía un poco extraño verlos entremezclándose con la secta más elitista. Estaba, sin duda, más grasiento que algunos. No me había cambiado desde el taller y, en cierto modo, me imaginé que parecía que estaba mendigando por las esculturas como uno haría en un depósito de chatarra, en busca de esa parte difícil de encontrar para hacer rugir un motor. Mientras estaba admirando una pieza, un joven guerrero en su caballo, escuché la inconfundible y altiva voz de la madre de Sophie no muy lejos de mí en la multitud.
-Dios mío -dijo. Su altiva voz sonaba como si su nariz apuntara
directamente hacia arriba en el aire-. Estas son muy... interesantes. ¿Pero arte?
-Arte puede ser cualquier cosa, madre. -Sophie suspiró.
Luché contra la urgencia casi dolorosa de darme la vuelta y mirarla cuando la escuché, pero pensé que tenía que ser solo un poco más astuto para evitar una escena. Todo lo que sabía acerca de su madre me decía que no sería bien recibido.
-El arte está en el ojo del que lo mira -se burló su madre-. Pero esto es basura. Estas están hechas de puros residuos.
-Sophie -dijo su padre con severidad-. Estuviste con tu madre en el Louvre. Sabe que esto no es ni remotamente arte.
-Ninguna cantidad de entrenamiento parece mejorar tu gusto, Sophie - murmuró su madre en voz baja. Una gran parte de mí quería jugar al héroe una vez más, darme la vuelta y decirle a su mamá que se fuera a la mierda. Decirle a su padre lo tarado que era. Pero, a diferencia de cuando pude perseguir a Richard, sus padres eran una historia diferente. Eran hijos de puta, pero todavía eran sus padres y se me había inculcado a una edad joven que debo mostrar respeto a mis mayores. Así, en lugar de poner a Sophie en medio de una situación incómoda, me aparté de la pieza que estaba viendo, moviéndome un poco entre la multitud. Me acerqué al otro lado de la habitación, donde podría quizás mirarla a los ojos desde lejos. La primera vista de ella, como siempre, más o menos me dejó sin aliento. Su
cabello estaba peinado hacia atrás, lejos de su rostro, para caer en suaves rizos por su espalda. Llevaba un sencillo vestido negro que abrazaba sus curvas y casi caía de sus hombros. Como si el más mínimo tirón pudiera jalarlo de su cuerpo para revelar la piel marfil debajo de él. Mientras sus padres continuaron reprendiéndola por encontrar belleza en la obra de arte a su alrededor, Sophie exhaló profundamente y comenzó a escanear la habitación. Sus ojos vagaron de una pieza a la siguiente mientras asentía de vez en cuando, en respuesta a algo que uno de sus padres decía. Sus ojos finalmente llegaron a mí, ampliándose mientras le guiñaba un ojo a través de una gran pieza en el centro de la habitación. La insinuación más pequeña de una sonrisa tocó sus labios mientras se acercaba a la escultura, con el pretexto de estudiar los intrincados giros y las bobinas de metal. Sin embargo, sus ojos volvían a los míos. Di un paso hacia un lado y ella dio otro, creando así una persecución lenta y seductora alrededor de la escultura. Era como un juego del que solo nosotros éramos conscientes. Continuamos el privado juego del gato y el ratón mientras los padres de Sophie iban a otra ala de la exposición, un largo pasillo lleno de pinturas que representaban las tierras de la reserva a lo largo de la montaña rocosa frontal. Al verlos deslizarse fuera de la vista, Sophie levantó una ceja y asintió hacia otro pasillo al otro lado de la habitación. Dejando nuestro pequeño juego, se volvió y casualmente vagó por el umbral y salió de mi vista. La seguí. El pasillo estaba vacío en el momento en que atravesé la multitud. Era largo, pero había una serie de puertas establecidas que se abrían a alcobas desde el pasillo principal. Me pregunté por un momento si habría ido a una de las habitaciones; luego vi un destello débil de cabello rubio y ojos turquesa alrededor de una esquina espiándome. Me sonrió tímidamente cuando finalmente quedé de pie frente a ella.
-¿Qué estás haciendo aquí? -preguntó con un brillo en sus ojos que
rivalizaba con el collar de diamantes que rodeaba su cuello.
-La busqué en la web y pensé que sonaba como una exposición interesante. -Sonreí-. Partes de auto, ya sabes. Soy mecánico. Es algo natural.
Sophie se rió.
-Mis padres están horrorizados por las esculturas. Sienten que son tan
primitivas.
-Lo escuché. No estaba parado demasiado lejos de ti cuando tu madre empezó. Como que quería decirle que se fuera a la mierda.
-Bueno. -Se rió-. Gracias por no hacer eso. No estoy segura de que me gustaría enfrentar las consecuencias.
-Esa es la única razón por la que no lo hice, Soph -dije mientras daba un
paso más cerca. Bajó la mirada a sus manos mientras retorcía los dedos nerviosamente, luego lamió sus labios mientras me miraba. Su voz era un poco inestable cuando habló:
-Entonces, ¿realmente estás aquí solo para ver las esculturas? -Una tenue luz de esperanza iluminó sus ojos. La miré por un momento, reflexionando sobre mi respuesta. Joder no, fue el primer pensamiento que tuve. Justo en la punta de mi lengua, fue todo lo que pude hacer para detenerlo. Estaba allí cien por ciento para verla, pero eso podía haberse escuchado un poco desesperado. Seguro como la mierda que no estaba desesperado. Pero fui honesto.
-En realidad, Soph -respondí poco a poco, sosteniendo sus ojos con los míos-. Lo de las piezas del auto era un tipo de bono. No estoy aquí para ver arte. En realidad no.
Se relajó un poco, una sonrisa tocó sus labios; sin embargo, el aire se llenó con una nueva tensión. De calor y de vitalidad. Recordé lo que había pasado entre nosotros antes. Me acerqué un poco más mientras se apoyaba contra la pared, poniendo mis manos a cada lado de su cabeza, justo por encima de sus hombros. Tenía tantas ganas de probar sus labios. Solo tenía que bajar ligeramente la cabeza y podría hacerlo, mientras se mordía el labio con aprensión. Pero justo cuando entré a matar, tan cerca que casi podía saborear su beso, pasos resonaron al final del pasillo. Pasos que venían en nuestra dirección, la zancada era larga y determinada. Los ojos de Sophie se abrieron y rápidamente pasó por debajo de mi brazo para dar un paso atrás en el pasillo.
-Ahí estás -le reprendió su padre-. ¿En qué estás pensando yéndose solo
así...? -Su voz se cortó en seco cuando me vio en la habitación, e hizo una pausa y me miró con suspicacia-. Sophie, vuelve con tu madre.
Sophie rápidamente me miró, la reacción que había tenido unos momentos antes cambió radicalmente. Donde sus ojos habían sido impecables, la luz pareció desvanecerse, alejándose. Y una vez más, en la dinámica impar de esta familia, me pareció que trató de hablar.
-Pero yo... -Respiró.
-Dije -repitió con firmeza cuando volvió una mirada endurecida en su
dirección-, vuelve con tu madre. Ahora.
Bajó la mirada al piso y se alejó. Me lanzó una rápida mirada de disculpa,
entonces me apresuré a regresar a la sala principal. Su padre dio un paso hacia mí, su voz cortada con un fuerte borde de acero.
-No sé quién eres, chico -advirtió-. Pero ella no es para ti.
-Con el debido respeto, señor -le contesté, subconscientemente inflando el pecho-, no sabe nada de mí. -Traté de mantener la calma. Tratar de ver, por Sophie, si podía suavizar las cosas un poco. Sin embargo, me estaba insultado con su sentencia de que me encontraba falto de aptitudes. Negó mientras veía mi ropa manchada de grasa.
-Puedo ver todo lo que necesito saber, ella no es para ti.
-¿No cree que eso debe decidirlo ella? -le pregunté con el ceño fruncido.
-No -respondió fríamente-: No lo creo.
-Es una persona adulta. Puede tomar sus propias decisiones, incluso si es su
hija.
-Captaste esa parte correctamente, muchacho. Es mi hija. Mía. -Señaló
hacia el pasillo por donde Sophie se había ido-. He invertido mucho dinero para asegurarme que sea de sangre azul. La he pulido como a un diamante, haciéndola el sueño de todo hombre. Desde el momento en que supe que era niña, he estado preparándola para alguien mucho más grande que tú.
Entrecerré los ojos hacia él.
-¿Cómo para ese idiota que la engañó? -gruñí-. ¿De verdad cree que va a ser feliz con él?
-¿Y tú crees que sería feliz contigo? -Movió hacia abajo su nariz por mi
cuerpo de una horrible forma aristocrática-. ¿Qué puedes ofrecerle? Es una mujer de sociedad, muchacho. Nació y se crió para la clase alta. Su felicidad son suntuosas fiestas y una tarjeta platino. Así que mantén tus sucias manos fuera de
ella.
Con eso, se dio la vuelta y se dirigió resueltamente por el pasillo sin siquiera mirar atrás. Y me quedé parado allí preguntándome qué demonios pensar. No era como si estuviera enamorado de Sophie. Era más justo decir que me gustaba. Y,
que me jodan, la deseaba. Lo había hecho durante mucho tiempo. ¿Pero era suficiente para aguantar a ese pendejo? Si tuviera dos dedos de frente en mi cabeza, nunca le daría un segundo pensamiento. Pero luego de un par de imágenes rápidas cruzando por mi mente. Su sonrisa cuando me había visto por primera vez allí hoy, solo una pizca de ella en sus labios,
excepto la luz que brilló en sus ojos. El tono de su frágil voz cuando me preguntó si solo había venido por el arte. Y la forma en que la vida se desvaneció fuera de ella cuando su padre apareció. Realmente no podía evitarlo. Así que me quedé un poco más, viendo el resto de la exposición.
Matando el tiempo, realmente, hasta un cuarto para las tres. Entonces salté en mi Cougar y conduje al apartamento de Sophie.
Porque quería iluminarla de nuevo.
-Hacer o morir, ¿no? -preguntó Sophie mientras sostenía abierta la puerta de la tienda de Drew para ella un poco más tarde. Miré en su dirección para ver que había fijado su mirada en mi tatuaje en el cuello. Centrándose en él para construir su confianza.
-Quieres hacer esto, ¿no? -le pregunté-. Él podría incluso no hacerlo hoy. Siempre podemos hacer un cambio en la cita y darte un poco de tiempo para pensarlo.
-No, quiero hacerlo. Solo estoy... -Respiró hondo y entró en la tienda.
En el mostrador estaba sentada quien asumí era la chica nueva de perforaciones que Drew había contratado. Su nombre era Raven o algo así, su cabello negro azabache tenía un tinte azulado brillante cuando la luz cambiaba. Tenía las cejas perforadas y un piercing en el labio. A juzgar por el aspecto ligeramente accidentado de sus senos debajo de su camiseta sin mangas, sus pezones estaban perforados, también.
-Bueno, hola -saludó a Sophie con una amplia sonrisa, pareciendo
reconocerla.
-Hola -dijo Sophie también-. Raven, ¿verdad?
-Sí. -Raven sonrió-.Efectivamente. ¿Qué puedo hacer por ti? ¿Tienes
problemas con tu perforación?
Raven se mantenía asomándose hacia mí, mirando atrás y adelante, como si
no pudiera imaginar lo que esta pieza-malditamente-caliente-pero-obviamente-de-lujo estaba haciendo aquí conmigo en mi ropa grasienta de taller.
-¿Drew está aquí? -le pregunté-. Está interesada en hacerse un tatuaje.
-Está en la parte de atrás con un cliente -dijo-. Pero podría tomar tu
mensaje y dárselo cuando haya terminado.
-Solo dile que Harry está aquí -dije y sus ojos se abrieron un poco más.
-Oh, eres Harry -ronroneó-. He oído hablar de ti.
Obvio acercamiento. Tenía esa mierda todo el tiempo. Cuando conocía a
alguien que conocía a la banda muy bien, habían escuchado hablar de mí. Mis hazañas eran una especie de leyenda, supongo. Aunque justo en ese momento, que estaba aquí por Sophie, el repentino cambio de atención de Raven como que me molestó un poco. Era un puto, pero no era tan puto que dejaría que una chica me coqueteara completamente cuando estaba con otra chica. No era que en realidad alguna vez realmente estuviera con
una. Así que esto era solo un poco torpe. Sophie se sintió claramente incómoda por el coqueteo abierto, así que terminé con eso deslizando mi mano en la cintura de Sophie y tirándola cerca de mí.
-Sí y estoy aquí con Sophie -dije-, porque quiere un pequeño tatuaje. Así que, ¿podrías avisarle a Drew?
Debidamente mortificada, Raven pareció captar mi indirecta.
-Por supuesto -murmuró-. Solo un segundo. Iré a decírselo.
Se deslizó por la puerta para volver y conseguir a Drew.
-Lo siento -me quejé hacia Sophie.
-Está bien, Harry -dijo mientras se alejaba para hojear un libro de diseños en el mostrador-. Tienes una reputación que mantener. Además, no es como que soy tu novia o algo así.
No me gustaba la forma en que jugaba conmigo. Realmente no quería una
novia, pero realmente deseaba a Sophie. Debería haber estado extático porque solo me dio una luz verde para una mierda casual. ¿Qué hombre no querría poder golpear su pequeño cuerpo sexy de vez en cuando? Y tener eso y aun así mantener la totalidad de tu soltería ¡debería haber sido un sueño hecho realidad! Sin embargo, la forma en que lo dijo sonó algo así como que no le fastidiaría
si me acostaba un poco con Raven. O con alguien más. Eso me molestaba más de lo que quería admitir.
-Aun así -le dije-, no fue muy elegante que ella coqueteara mientras
obviamente estoy aquí contigo.
Sophie dejó de pasar las páginas y me miró. No podría decir lo que estaba pensando, pero algo se revolvía en su cabeza, velado detrás de esos impresionantes ojos turquesa. Entonces uno de los lados de su boca se elevó en una pequeña dulce sonrisa, que de alguna manera hizo que mi pene hiciera contorsiones en mis jeans. Justo cuando se disponía a hablar, la voz de Drew sonó desde el pasillo mientras venía a la puerta.
-Harry, amigo -dijo-. Mantente malditamente lejos de mi perforadora. No va a perforar tu polla... -Entonces sus ojos vieron a Sophie y se detuvo en seco-. Oh, mierda. Hey, um...
-Sophie -dije, suministrando su nombre debido a que se había quedado claramente en blanco.
-Sophie -murmuró-, correcto. -Me miró, todavía parecía un poco sorprendido-. Amigo, esta es la chica que llevaste a Perkins la otra noche.
-Sí, hijo de puta. -Le fruncí el ceño-. Y puede oírte. Está de pie aquí.
Eso lo trajo de regreso a la realidad un poco. Volvió a mirar a Sophie con una
sonrisa irremediablemente patética.
-Lo siento -le dijo-. Simplemente no estoy acostumbrado realmente a... bueno, él...
-Solo cierra la boca, hombre, y empecemos a hablar de por qué estamos aquí.
La expresión en blanco de Drew se mantuvo.
-¿Por qué estás aquí?
-¿No te lo dijo Raven? Sophie quiere conseguir un tatuaje.
-Oh, mierda. Lo siento -farfulló Drew-. Solo volvió y dijo algo acerca de tu pene queriéndose perforar. Parecía algo interesada y eso me molestó porque te acostaste con mi última... -Se detuvo en seco-. Mierda. Nada. No importa. Solo, bueno, es una gran perforadora y quiero que se quede un poco, así que... bueno...
Los ojos de Sophie se habían vuelto amplios cuando se volvió hacia mí.
-¿Perforar tu polla?
-Ha hablado de ello antes. -Ofreció Drew-. Sin embargo, le sigo diciendo que tendría que darle un descanso para dejar que se cure y, conociéndolo...
-Drew -gruñí-. ¿Podemos hablar del tatuaje?
-Sí. -Asintió-. Vamos a hacer eso.
Se centró en una ruborizada Sophie que tenía su mirada fija en mi rostro.
Evidentemente, la idea de una perforación tenía a su mente dando vueltas. Joder, ¿cuánto tiempo tardaría en sanar? Y, ¿podría mantener mis manos lejos de ella tanto tiempo? Ya quería clavarla otra vez y solo habían pasado unas horas.
-Entonces, Sophie -dijo Drew, rompiendo esa conexión entre sus ojos y los míos-. ¿Qué estás pensando? ¿Deseas hacer una cita? ¿Tienes algo en mente?
-Bueno, sé que es de última hora y todo -empezó, un poco sin aliento-,
pero ¿podrías hacerlo hoy? Sé exactamente lo que quiero.
-Creo que sí. -Agarró un libro de citas del mostrador y pasó su dedo por la página-. Estoy a punto de terminar con este chico y, sí, no parece que tenga a nadie después. -Miró de regreso a ella-. No estoy seguro de si tendríamos tiempo, sin embargo. Así que, depende de lo que quieras.
Sophie tomó mi mano, la que tenía el tatuaje en mi muñeca y me dio un
codazo para ponerla en el mostrador.
-Quiero algo como esto, pero...
-¿Quieren un tatuaje a juego? -Drew murmuró con una ceja levantada y una pizca de sonrisa incrédula-. ¿Cuánto tiempo hace que se conocen uno al otro?
-No a juego, realmente. -Sophie se rió nerviosamente-. No es como que
estamos... -Su voz se apagó mientras me miraba rápidamente, aclarándose la garganta antes de mirar de nuevo para trazar las líneas de mi muñeca-. Quiero algo que sea un poco así, pero más redondeado. Como todo el asunto en la forma de un corazón. Y más doblado que afilado y dentado. -Se mordió el labio y miró hacia Drew para estudiar su reacción-. Y quiero a René en medio.
-Está bien. -Drew asintió. Su estado de ánimo había cambiado de
desconcertado y divertido (probablemente por pensar en mí y una chica teniendo tatuajes a juego) a modo de artista. Como si estuviera visualizando la idea de Sophie. Realmente era bueno en esto; tomó una hoja de papel y un lápiz para hacer rápidamente un bosquejo. Vimos como la imagen comenzó a tomar forma.
-Supongo que quieres a René en color, pero el resto solo negro. ¿Dónde lo quieres?
-Bueno -dijo Sophie, tiró de su camisa un poco para revelar la exquisita y suave piel de su estómago. Mientras hablaba, también empujó un poco sus vaqueros. Ahí estaba el hueso de cadera al que le di un pellizco y que saboreé. Mi boca se hizo agua y mi pene se puso rígido.
Pero Drew era todo negocio. Levantó la vista de dibujo para ver donde
señalaba y asintió.
-Sí, será genial allí. Recomiendo que te lo hagas al menos de cinco a ocho centímetros de altura para que puedas conseguir un buen detalle. Si es el primero, mi suposición es que no lo quieres tan grande, ¿verdad?
-Sí. -Asintió-. No descomunal ni nada.
-Está bien, tomará poco más de hora y media. Tal vez de dos horas, como
mucho. Podría hacerlo esta noche si quieres salir un poco.
Sophie me sonrió.
-Suena muy bien para mí, pero tú me trajiste aquí. ¿Te importa esperar?
De ningún modo.
***
Unos cuarenta y cinco minutos más tarde, Sophie se recostó en una silla, sus vaqueros desabrochados y bajados solo lo suficiente para revelar su cadera. Y me estaba dando un infierno de dolor.
-¿Duele? -preguntó ella.
-Solo un poco -le contesté-. Pero no tan mal.
-Este lugar puede ser un poco sensible -explicó Drew con una sonrisa-. Pero hay un montón de sitios peores en que podrías hacerlo.
Con el primer contacto de la aguja, el cuerpo de Sophie se puso rígido
ligeramente y sus dedos se apoderaron de mi brazo.
Sus ojos se cerraron y respiró profundamente, calmándose.
-¿Estás bien? -pregunté en voz baja.
-Sí -murmuró con tono lacónico-. Solo acostumbrándome, eso es todo.
Le aparté el cabello de los ojos y me miró, estudiándome cuando Drew
trabajó en las líneas oscuras del corazón y del contorno de René en el centro. Centrarse en mi rostro parecía calmarla, jalar su atención de la incomodidad. De vez en cuando, un agudo pinchazo la atrapaba con la guardia baja y bajaba rápidamente mis labios a su frente para besarla y quitarle el dolor. En algún lugar, después de que el esquema terminó y Drew empezó a llenarlo con color, los ojos de Sophie comenzaron a oscurecerse; mientras el calor comenzaba a correr a través de ella, como si el dolor punzante fuera un afrodisíaco. Su respiración se volvió superficial, su pulso empezó a latir. Me temblaron las manos cuando un jadeo entrecortado escapó de sus labios y sentí su cuerpo moverse hacia arriba, a mi toque. Las expresiones que cruzaban su rostro tenían mi cuerpo palpitante de deseo,
duro como una piedra, dolorido y palpitante. Había visto la misma mirada en ella antes, a la pálida luz de la señal neón de cerveza cuando tenía mis bolas enterradas profundamente. Parecía que los pequeños sonidos que salían de su garganta eran ecos de nuestra pasión. Tragó agudamente su aliento. Un pequeño suspiro. En el momento en que Drew terminó, estaba sudando. Estaba dolorosamente duro. Estaba bastante seguro que me encontraba a punto de estallar.
-Está bien -dijo Drew, dejando la máquina de tatuaje a un lado y
sosteniendo un espejo para que Sophie pudiera conseguir una buena mirada-. ¿Qué piensas?
Bajando la cadera, siguiendo la curva de su cuerpo, había una versión
ligeramente más pequeña y más redondeada del tatuaje de mi muñeca. La parte exterior curvada entera era más de la forma de un corazón y la oscuridad dentada de las líneas se arremolinaba y se cerraban un poco, apareciendo ligeramente más suave y más femeninas. Y allí mismo, en medio del corazón estaba una pequeña Rana René perfecta.
Sophie sonrió amplio.
-Me encanta -susurró-. Oh, Dios mío, me encanta.
Sus brillantes ojos se elevaron para encontrarse con los míos y levantó la
cabeza para darme un beso rápido en los labios antes de volver de nuevo a mirar hacia atrás al espejo. Drew colocó un pedazo de plástico transparente sobre él y lo pegó con cinta.
-Déjate esto por un par de horas y luego te lo quitas antes de irte a la cama esta noche. -Se sentó en el taburete rodante, alcanzando atrás por un pedazo de papel en el mostrador que le entregó a Sophie-. Usa agua fría para lavarla - explicó, señalando aquí y allá en la hoja de instrucciones-, y jabón líquido antibacterial, pero solo masajea muy suavemente con los dedos. Cuando hayas terminado, acaricia cuidadosamente para secar y extiende una capa muy fina de
crema A&D o algo parecido. Nada a base de petróleo.
Sophie asintió mientras hablaba.
-No debes usar un vendaje, ya que tiene que respirar, usa ropa suelta por
una buena semana o así. Además, -Drew le guiñó un ojo-, tienes que tener mucho cuidado en mantenerlo limpio, por lo que quizás quieras probar una posición alternativa o poner algo sobre él cuando ustedes dos estén ocupados.
Sus ojos se ensancharon ante el comentario inadecuado de Drew; no pude evitar reír mientras el teléfono comenzaba a sonar en la otra habitación. Drew dio un vistazo al reloj. Eran poco más de las seis y media.
-Mierda -dijo levantándose y saliendo de la habitación-. Creo que Raven se fue a casa, así que probablemente debería responder eso.
Sophie, con el rostro enrojecido pero con los ojos fríos y necesitados, me
miró una vez que Drew dejó la pequeña habitación. El aire de repente parecía caliente mientras la observaba con avidez.
-Creo que necesito un poco más de información acerca de esas otras
posiciones -murmuró, mordiéndose el labio.
-¿Ah, sí? -Sonreí. Sophie se inclinó sobre sus codos, por lo que su boca quedó a un centímetro de la mía.
-Sí, porque algo sobre esto me tiene tan excitada ahora. Pero no quiero
estropear mi tatuaje. -Me besó ligeramente y luego susurró contra mis labios-. Así que tal vez podrías follarme por detrás.
-Jesús. -Jadeé-. Nunca te había oído decir esa mierda antes y es putamente muy caliente.
-No creo que haya dicho follar antes. -Sophie se rió-. Me siento un poco... traviesa de repente.
-Quiero escucharte decir más -gruñí cuando tomé su rostro entre mis manos y la besé con fuerza-. Quiero oírte gemir y gritar cuando esté dentro de ti.
La respiración de Sophie se atoró en su garganta y luego salió apurada.
-Llévame a algún lugar, Harry. Ahora mismo. Me voy a morir si no me tocas pronto.
Mi mano estaba abajo por su estómago, solo un toque lejos de estar en su pantalón abiertos. Al oír su susurro desigual, la deslicé más, metiéndome en la humedad entre sus muslos. Sophie jadeó y le di otro rápido beso duro.
-Shh -susurré contra sus labios-. Drew está justo afuera de la puerta
abierta. Quiero ver si puedo hacerte venir antes de que vuelva. -Sus ojos se abrieron de golpe y me miró mientras arrastraba un poco de su humedad hasta esparcirla alrededor de su clítoris. Rezando para que Drew no se desviara y no viniera de nuevo, añadí un poco de presión y rodeé su sensible lugar con mi pulgar. Al mismo tiempo, enganché mi dedo dentro de ella y froté el punto ideal
que la hizo retorcerse y gemir.
Y entonces oí pasos en el pasillo.
-Mierda -dije mientras jalaba mi mano.
-No -gimió ella bajo; atrapé su grito con mi boca, besándola
profundamente.
Los pasos de Drew se detuvieron en la puerta abierta y su voz estaba llena de
risas mientras hablaba.
-¿Ustedes chicos necesitan unos minutos? Puedo volver.
Incliné la cabeza para ver hacia la mirada sensual de Sophie y casi le dije que sí. Joder, sí, de hecho.
Excepto que la quería completamente desnuda, tumbada en mi cama. Quería que gritara, jurara y jurara cuando la montara duro y feroz.
-¿Estás lista para irte? -pregunté.
Asintió, exhalando una respiración difícil.
-Por favor -susurró-. Llévame a algún lugar. Llévame a cualquier lugar.
***
No me tomó más de quince minutos llegar de vuelta a mi apartamento, otro minuto y medio tenerla completamente desnuda; y, en uno más, estaba en mi regazo balanceándose sobre mi pene mientras se apoyaba en mi pecho. Sus piernas estaban abiertas mientras le tocaba el clítoris y gruñía en su oído.
-¿Cómo está eso, Soph? ¿Cómo sientes mi pene?
-Oh Dios, Harry. -Se quedó sin aliento y golpeó contra mí. Su pequeña apretada vagina hizo que me volviera loco y le mordí el hombro, lo que la hizo gritar y moverse más rápido. Empezó a temblar y sollozar. Por un segundo se quedó inmóvil y luego gritó.
-¡Mierda!
-Oh, Cristo, Sophie -gruñí y agarré sus caderas, levantándola y golpeándola duro sobre mí mientras gritaba. Sentí el torrente de liberación acumularse, mis bolas apretadas y doloridas. Luego todo se derramó de mí con un duro gemido
gutural. Sophie lánguidamente se recostó contra mí, su rostro giró sobre mi cuello, mi respiración pesada moviendo sus suaves flequillos de olor dulce. Mis ojos se centraron en sus pechos desnudos, subiendo y bajando con nuestro esfuerzo
combinado. Mis dedos se arrastraron hasta su estómago, a la curva alrededor de las olas de piel. Nuestra respiración entrecortada llenó la habitación y mi corazón se sentía como que iba a saltar directo fuera de mi pecho. No sé si alguna vez me
había venido tan duro, mi función cerebral era lenta para regresar. Sentí el toque ligero de sus dedos peinar mi cabello y sentí su susurro contra
mi piel:
-Creo que quiero otro tatuaje.
Me eché a reír, sosteniéndola con fuerza mientras se perdía en un ataque de risa.
-Mierda, Sophie. -Suspiré, secándome las lágrimas de regocijo de mis ojos-. Vas a matarme.
***
Dirigí a Sophie, desnuda y todavía riendo, hacia el baño donde me quité el condón y lo tiré a la basura. Me agaché para comprobar su tatuaje y el plástico que aún lo cubría, sin ser molestado. Entregándole una camisa de franela que colgaba de un gancho en mi baño, tomé un pantalón corto de baloncesto y me los puse. Sophie estaba terminando de abrochar los botones cuando miré hacia arriba, viéndola incluso más sexy que hace
unos minutos. Si es que eso era posible. Entonces mi estómago gruñó, alto y fuerte, y Sophie se disolvió en otro ataque de risa. Le di la vuelta hacia la puerta del baño y la guié para salir al pasillo.
-Vamos a ver lo que tengo para comer. -Me reí mientras le daba un
manotazo ligero en el trasero-. Sigues saltando sobre mis huesos y voy a necesitar comida para recuperar mi fuerza.
-Sé cómo cocinar un poco -dijo tímidamente-. No he tenido mucha
práctica, pero tuve que llevar cocina en casa como requisito en la secundaria.
-De hecho, puedo cocinar bastante bien, nena. -Sonreí-. Así que no te preocupes por eso. Solo no estoy seguro qué tengo para preparar.
Miré a través de la nevera, pero no vi mucho ya que no solía comer en casa. Más que nada tenía condimentos. Pero, cavando en el congelador, encontré algo de coliflor y unos filetes congelados de tilapia, luego revolví atrás a través de la nevera para tomar el queso parmesano, la mantequilla y la mayonesa.
-Toma asiento. -Le devolví la sonrisa a Sophie-. Tengo algo increíble que puedo hacer que solo tomará unos pocos minutos.
Se sentó en uno de los taburetes en mi contra, remilgada como podría estar en mi camisa de franela, una suave pierna desnuda cruzada sobre la otra mientras me observaba trabajar. Con el horno caliente, mezclé el parmesano y la mayonesa, extendiéndola sobre los filetes mientras cocinaba la coliflor al vapor en el microondas. Coloqué el pescado en la parrilla y agité la mantequilla en la coliflor. En poco tiempo, tenía un plato para cada uno de nosotros.
-Oh, ¡wow! -exclamó Sophie cuando dio un mordisco a la tilapia-. Esto es realmente bueno.
-Me gusta porque es fácil.
-Pero es muy, muy bueno. Creo que quiero que cocines para mí todos los
días. -Sonrió mientras se metía un pedazo de coliflor en la boca. Le di un beso rápido en los labios mientras masticaba.
-En cualquier momento, Soph.
Todo se sentía tan condenadamente fácil. Tan correcto. No era el tipo de
chico que hacía mierda como esta. Cocinar para una chica, incluso si no era mucho. Tenerla allí después de follar. Generalmente quería que se fueran por la puerta bastante rápido, nunca las traía a mi casa en absoluto, lo cual era un acontecimiento muy raro en sí mismo. Pero había algo acerca de Sophie que me hacía pensar que podría acostumbrarme a esto. Y eso como que envió una sensación aprensiva por mi estómago.
***
Ni siquiera le pregunté si quería ir a casa. Creo que tal vez tenía un poco de
miedo de que dijera que sí, por lo que solo la tuve como rehén, desnuda a excepción de mi camisa de franela, escondida a mi lado mientras veíamos Underworld. Sophie estuvo cautivada por la historia, por los matices sexys, por el traje de cuero negro que llevaba Kate Beckinsale (que tendía a cautivarme mucho, también). Al final, sin embargo, sus ojos cayeron y dio un largo bostezo que sentí por todo mi cuerpo. Sus ojos se cerraron una vez, luego otra vez mientras los
créditos comenzaron a pasar.
-Te quedarás, ¿cierto, Soph? -le pregunté bajo. Lánguidamente me miró, estudiándome durante un minuto antes de asentir.
-Si me lo permites.
¿Si se lo permitía? Por el amor de Dios, aquí había estado sopesando los pros y los contras de secuestrarla si decía que no.
-Levántate un segundo -dije y se sentó, temblando mientras salía de la
calidez de mi pecho desnudo. La levanté para que se pusiera de pie y la llevé al cuarto de baño donde quité el plástico que cubría su tatuaje. De rodillas ante ella, lavé suavemente la tinta de la piel con agua fría, secándola, y alcancé la crema A&D.
-Es bueno que estés preparado. -Me sonrió.
-He estado allí y hecho eso. -Sonreí mientras ponía una capa delgada de crema sobre su tatuaje y suavemente se aplicaba-. He hecho la cosa post tratamiento de tatuaje bastante bien. Sus dedos rozaron mi cabello despeinado, un gesto de ternura que me hizo sentir protector y caliente, todo a la vez. Le di un suave beso junto al tatuaje.
-Ahí tienes -dije, levantándome de vuelta y mirando hacia abajo para ver
su expresión tierna-. Eso es todo lo que hay que hacer.
Se levantó de puntillas para darme un beso, solo una ligera caricia, como una pluma, de sus labios sobre los míos.
-Gracias -susurró. Metí la mano en el cajón superior de mi botiquín y saqué un nuevo cepillo de dientes, un repuesto que había recibido del dentista no mucho después de la
primera noche que habíamos pasado juntos. Hacía un tiempo atrás, poco después de esa primera fiesta; mi cabeza había estado circulando con pensamientos de Sophie. Diciéndome que no estaba haciendo exactamente lo que estaba haciendo, había escogido uno de color turquesa porque me recordaba sus ojos. Sacando del cepillo del empaque, se lo entregué y tomé el tubo de pasta de
dientes. Por unos segundos, Sophie vaciló antes de tomar el cepillo de mi mano. Una pregunta silenciosa se reflejó en sus ojos mientras me observó.
-Es uno extra -dije con una sonrisa despreocupada-. Lo conseguí en mi última cita de revisión dental. No estoy seguro de si eres igual, pero no me gusta tener los dientes sucios.
-Gracias -murmuró en respuesta cuando agarré mi propio cepillo de dientes y comencé a cepillarme. Era extrañamente doméstico, de pie allí con ella en el lavabo del baño. Monstruosamente cómodo, empujé esa sensación al fondo de mi mente. Examinar esto demasiado cerca no sería una buena idea. Finalmente, la llevé a mi habitación, a mi cama no tan lujosa, pero muy malditamente cómoda. La metí entre las sábanas de franela de color azul oscuro. Di una vuelta rápida alrededor del apartamento para apagar las luces y me uní a ella, tirándola con fuerza contra mí y enterrando mi rostro en el dulce olor de su largo cabello rubio.