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Capítulo 3


uando me desperté la mañana siguiente, me dolía todo el cuerpo por el


sexo salvaje y desenfrenado con Sophie la noche anterior. Solo de


pensar en ella me ponía duro como una piedra otra vez y malditamente


me froté mientras me quedaba ahí, completamente desnudo en una manta, en el


sofá de Mofo's. Si los músculos doloridos no habían sido suficiente prueba, mi


estado de desnudez era una reafirmación de que había conseguido relajarme


totalmente. Esa tendía a ser la razón de que me despertara desnudo con el trasero


al aire de vez en cuando. Aunque, en general, había una chica desnuda con el


trasero al aire ahí conmigo.


Pero Sophie se había ido sin dejar rastro. Excepto por las envolturas de


condones en el suelo.


Y las marcas de rasguños en mi espalda y pecho.


Como un bastardo enfermo, las estudié en el espejo, casi deseando que me


dejaran una cicatriz. Un recuerdo permanente de anoche. Me sentía bastante


jodido, descentrado sobre todo. Intranquilo y molesto. No quería pensar en ella,


pero no pude evitarlo.


Así que me quedé ahí por un tiempo en una neblina aturdida, luchando


contra el impulso de revivir cada momento. No había tomado cosas fuertes, solo


cerveza y únicamente bebí dos, así que estaba muy lejos de tener resaca cuando


ella apareció. Ciertamente, ni cerca de un bajón borracho. Sin embargo, casi me


hubiera gustado que lo hubiera sido. Habría sido mucho más fácil olvidarlo si


hubiera estado drogado. Podría haber sido borroso y somnoliento, como si fuera


algo que hubiera evocado en mi mente.


En cambio, me imaginaba su cuerpo en el débil resplandor de neón. Oí su voz


susurrando en mi oído.


Todo acerca de la experiencia con Sophie esa noche parecía muy claro. Podía


recordarlo todo en alta definición, tipo mierda 3D... XD1


. Cada gemido. Cada


suspiro. Cada pequeño apretón de su vagina alrededor de mi pene.


Realmente había jodido mi encanto sin preocupaciones.


No podía haber sido tan buena. No parecía posible. Nadie podría haber sido


tan bueno, no por mucho. Y, sí, ella era jodidamente caliente. Incluso más caliente


de lo que originalmente había pensado que sería.24


Pero la forma en que se había movido debajo de mí, sobre mí, a mi


alrededor... Maldición. Era como brujería, algún hechizo pagano. Como si hubiera


habido luna llena o todos los planetas se hubieran alineado para que tuviera esa


increíble circunstancia, ese cautivante momento en el tiempo que no me podía


sacudir. Simplemente no parecía natural.

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