Había noches en las que dormía con un ojo abierto y otro cerrado. Otras,ni siquiera conciliaba el sueño....y es que,desprenderse del miedo a veces puede resultar frustrante.
En su miedo se sentía cómoda,tenía el espacio que necesitaba,no tenía reloj y ningún calendario le decía el día en el que vivía.
Cierto día salió a la calle y a mitad de su ruta hizo una parada.
Observaba a la gente, sus caras, sus ropas, sus gestos...y descubrió que todo lo que había soñado no era real,no era cierto. En sus sueños siempre veía a personas sonriendo,disfrutando,alcanzando sus metas y consiguiendo sus propósitos.. pero,en nada se parecía a la realidad.
La realidad era mucho más oscura,nadie sonreía y la ilusión por conseguir cualquier cosa no existía en ninguna de las personas con las que se había cruzado. Sólo veía gestos serios, señores con bigote corriendo de un lado a otro con largos abrigos y sombreros de copa. Las mujeres eran de piel blanca,también usaban sombreros que tapaban sus caras con pequeños adornos parecidos a una red y alguna que otra mirada se dedicaban. Ellas tenían el don de disimular para no desentonar en una sociedad en la que todo estaba estipulado y nada haría que se salieran de dicho patrón.Abrumada por tal crudeza,decide dar media vuelta y volver a su universo. Tenía un mundo en su imaginación, ahora derrotado por todo lo que en su pausa había visto. No quería dejar a su miedo,todo cobraba sentido cuando estaban juntos,así que sin darle muchas vueltas,lo abrazó con cariño y siguió imaginando la vida a través de sus ojos.
Se apagan las luces,se encienden los sueños.......