De los besos que no te dí, de las palabras que no dije, de los te quiero reservados, de los pasos que volví atrás.
Esclavo de las metas que a medias quedaron por miedo a fracasar, de los obstáculos que detuvieron la esperanza de cambiar el mundo, mi mundo.
Esclavo de esperar por las cosas que anhelo y que nunca llegaran, de ti, que me tienes completo y no te diste cuenta. Esclavo de la rutina que mata poco a poco mis ganas de vivir.
Por no lanzarme y apostar todo por el todo en esta ruleta que llamamos vida, que pasa solo una vez, porque cuando su giro se detenga ya no habrá más tiempo, todo acabará, y moriré esclavo de mi, por miedo a agregar aventura a mi monótona existencia.