Desperté agitado entre las sábanas, el corazón acelerado, buscando unos labios ajenos, deseando que aquel momento o fuera un sueño, con más de encontrar lo que no tenía mas que en mi mente.
Esos besos que encendían mi cuerpo y mente en cuestión de segundos, los labios que al rozar con los míos desencadenando en mi una furia cuál si fuera un huracán sediento por acabar con todo a su paso.
Mi cuerpo pedía a gritos el sabor de destilan aquellos labios como si fuera veneno y antídoto, los mismos que podían controlar el tiempo, mi mente y a la vez me hacían perder en control con un solo beso.