Mientras sonaba la música y las parejas bailaban al compás, la descubrí cuando ella se deleitaba con aquel espectáculo, una noche fría de museo, llena de colore y un suave olor a soledad, ahí la descubrí.
No buscaba más que envolverme de lo simple, de las maravillas que se apreciaban en aquellas murallas, en las paredes llenas de historia, el florclor y los tambores, las parejas enamoradas bajo aquel cielo, las cosas que a nuestros ojos son sencillas, pero cuando te detienes a contemplarlas te dejan encantado, así como su suave voz cuando la escuche, sus ojos cuando me miraron.
En ese momento solo quería saber quien era, descubrir que escondía bajo su piel, en su corazón.
Desde ese momento, supe que ella, perdida entre tanta gente, estaba llena de amor sincero, una estrella con ganas de resplandecer ta fuerte como el brillo que salía de sus ojos, esos mismos que me habían hipnotizado, justo ahí quise quedarme una noche más o toda la vida, mucho mejor.