Capitulo 4

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Reencuentros inesperados

(LIANA)

Cerré la puerta al instante por el pánico, ¿Charlar? ¿Charlar de que? Esto no puede ser, ¿Porque vuelve?. Si Adriel se entera. No, no y no Adriel no se debe enterar.

— Sólo vengo a charlar, vengo en son de paz— vuelve hablar del otro lado de la puerta

¿Qué hago? ¿Dios por qué me haces esto a mi? mamá debería estar aquí, lo mejor será agarrar el toro por los cuernos.

—¿De que quieres charlar?— intente preguntar serenamente pero sólo quedó en eso un intento. Mientras abría la puerta y le hacía una señal para que entrará a la casa.

— ¿Y bien?— volví a preguntar al ver que se quedaba analizando la casa en silencio— habla y si vas a charlar porque no tengo mucho tiempo

— Ah si, bueno ya debes imaginarte porque estoy aquí— dijo seriamente, mientras se sentaba elegantemente  en el sofá.

— No, sinceramente no sé lo que estás haciendo aquí—dije fríamente tratando de no lanzarme a su cuello y apretar fuertemente hasta que dejará de respirar.

—¿No?— arquea una ceja — Si sabes, no finjas demencia, qui...

¡Maldito! Como quisiera darte con el sartén en la cabeza.

—Vamos al grano ¿Si?— lo corté fastidiada— ¿Qué quieres con Adriel?.

—Sólo quiero conocerlo— dijo con su semblante impasible

—¡¿AHORA QUIERES CONOCERLO?!— explote de ira—DESPUÉS DE DIECISIETE AÑOS, CONOCERLO Y UNA MIERD...

— Por favor, tienes que calmarte— interrumpió con aire tranquilizador.

Cerré los ojos y conté hasta diez para tranquilizarme, no porque ese cretino me lo haya sugerido, si no para evitar golpearlo con cualquier cosa que tenga en frente.

— ¿Qué me calme? !Já!— dije sarcasticamente — ¿No crees que es demasiado tarde para querer conocer a Adriel?

— Si te soy sincero, NO.

— Pues me da igual—dije cortante, mientras caminaba a la salida— así que por favor te pido que no vuelvas más—abrí la puerta y le daba una señal para que saliera.

—¡Pero Soy su padre!— se exalta un poco, mientras se levanta — tengo derecho a conocerlo.

— Ese derecho lo perdiste hace mucho tiempo atrás— le hice la señal nuevamente para que saliera— Un padre es el que cría, no el que engendra— dije cuando llegó al umbral de la puerta.

— Sólo te daré un semana para que le digas sobre mi existencia a Adriel —dijo fríamente con la mirada puesta en su lujoso automóvil.

— Créeme, él sabe sobre tu existencia—volteó a verme levemente sorprendido— y créeme también cuando te digo que sólo le causara más daño saber que has parecido después de diecisiete años.

Cerré la puerta abruptamente para después recargarme en ella, sintiendo un enorme peso sobre mis hombros. Luego oí como Jhon se alejaba cada vez más en su auto. Suspire alejándome de la puerta para ir a la cocina en busca de un vaso con agua.

Marcados Por Un Corazón Roto Donde viven las historias. Descúbrelo ahora