Marcados Por Un Corazón Roto

capitulo 7

¿El Adiós?

(ADRIEL)

— ¿Por qué Nicky y tu intercambian de lugares?— Preguntó Erick con una ceja arqueda cuando me senté el puesto de Nicky.

— Es la hora de matemáticas, recuerda que supervisare tus prácticas y trabajos, te lo dije ayer— dije con simpleza.

No dijo nada y fijo su vista al tablero y lo mismo hago mientras esperamos al profesor de matemáticas, puedo sentir que hay una leve tensión entre nosotros como si no tuviera a gusto que este a su lado.

¿Será porque tuvimos sexo? Pero si no hemos hablado de eso aún. ¿O es que simplemente no le caigo bien?

— Tus debilidad son los pelirrojos— dijo como quien no quiere la cosa, aún con la vista en el tablero.

— ¿Cómo?— pregunto confundido.

— Lo que dije, te vi con ese pelirrojo que es nuevo al igual que yo— Musitó

— ¿Qué tiene de malo Matheo?— pregunto enojado

Erick volteó a verme con su mandíbula apretada y su rostro algo rojo.

— Hasta te sabes el nombre— dijo burlón pero su rostro carece de todo sentido de burla.

Ruedo los ojos, la actitud de Erick es extraña, digo aún no lo conozco del todo pero ¿por qué se molesta?.

— No te entiendo, ¿te encuentras bien?

— Claro, porque no tendría que estarlo— dijo con sorna

— Te estas comportando de forma extraña.

— No quiero que ese tal Matheo se te acerque, ni tu a él— espetó molesto alzando un poco la voz  ignorando mis palabras.

Giré mi cabeza con las cejas fruncidas para saber si algún compañero está pendiente de nuestra conversación pero nadie lo está o eso es lo que aparentan, algunos están concentrado en sus celulares, otros comiendo, unas chicas haciéndose trenzas entre otras cosas.

— Tú no eres nadie para prohibirme algo— susurro enojado

—¿Ah No?—  Negué — Soy tu novio.

—¡¿Qué?! — casi que grite, el asintió.

— No tienen nada que hacer— dijo con fastidio Erick a algunos estudiantes que voltearon a ver que sucedía, entre ellos Nicky y Andrés. Le hice un gesto con la mano para restarle importancia.

— A ver...tu estas loco, tú y yo — nos señale con el dedo índice — no somos nada— le aclaré enojado pero en un tono prudente.

— Si lo somos— arqueo una ceja escéptica— Somos novios— repite seriamente.

— ¿De qué me perdí?, Tu tienes novia — le recordé

— Tenía —corrigió

— ¿Qué demonios te sucede? ¿seguro te encuentras bien?