Los vulgares

2 0 0
                                    

Pretenciosas palabras arrojas de una boca poco cuidada,
tal vez gustes engendrar demonios de baja índole,
pasearte entre las bocas de la muchedumbre,
mencionas mi nombre, me llamas en desespero,
pues tu presencia no es nada sin mi esencia, 
ni la mía, ni la de los poseedores de conocimientos,
guardas y acurrucas entre tus ojos rabia,
una ponzoñosa labia mediocre y sin afabilidad,
¿piensas que he emergido de una ausencia?
que error más grande el que has pensado, 
habláis sobre mi con el mero afán de regodearte de mi nombre,
tus blasfemias se resbalan como una fuente incesante,
tanto que el oráculo aconseja que dejéis de pretender lo que no mereces. 









 

Trozos de almaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora