Capítulo 19

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Saira caminaba por un pasillo en dirección a su habitación, en consecuencia a la aparición de Durfen tenía que pensar en una manera de ocultar lo que sabía de aquel hijo a quien el imbécil de su madre no dejaba mencionar, sería solo cuestión de tiempo para que Durfen descubrirá algún indicio, pero no pretendía decirle la verdad, a menos no sin obtener algo a cambio, dudaba que a ese demonio le importase demasiado un ser tan inútil, posiblemente guardaría ese detalle para cuando consiguiera un acuerdo beneficioso.

Cruzó una esquina y se detuvo justo antes de chocar con Durfen, casi como si lo hubiese llamado con el pensamiento, pero claramente aún no era el momento, no había pensado en nada.

—Saira, ven conmigo. —ordenó Durfen tomándole del brazo para seguir caminando de regreso al sitio del cual venía.

—Espera, ¿qué te pasa? Estoy ocupada. —se quejó la mujer. — ¿A dónde crees que me llevas?

—Tienes muchas cosas qué explicar.

— ¿Explicarte a ti? ¿O al inútil que encerraste anoche?

—A ambos. —la empujó bruscamente haciéndola entrar al área de entrenamiento, cerrando la puerta tras de sí impidiéndole el paso cuando ella intentó marcharse casi enseguida.

—Lamento no poder hacerlo, estaba buscando a mi marido por asuntos oficiales, algunos tenemos un reino qué atender.

—Me importa un carajo, ¿qué es lo que intentas ocultar? Si no comienzas a hablar quemaré este lugar hasta que se reduzca a cenizas.

Saira se alejó de él mirando al lado contrario, donde se encontraba Hermy mirándole asustado como desde que llegó, ese imbécil debió haberle dicho de aquella visita nocturna que le hizo para fastidiarlo, fue imprudente, pero resultó bastante satisfactorio verle sufrir por la supuesta muerte de un mocoso al que nunca conoció.

— ¿Por qué es tan importante? —cuestionó fastidiada y miró nuevamente al demonio. —Durfen, me extraña de ti, primero pierdes la vida por una batalla que no era tuya, ahora que regresas ignoras por completo que Zareth sea una burla para su especie y decides dejar Varnow en sus manos, ¿ahora qué sigue? ¿Buscar a ese inútil que seguramente no es tu hijo? ¿No tienes algo mejor qué hacer como recuperar tu reino y gobernar como es debido?

—Si tanto te molesta este tema, debe haber alguna razón. ¿Hay algo que quieras decir? Podría pasar por alto tus mentiras si hablas ahora.

—No pienso decir nada mientras sea para beneficiar a este infeliz, ¿en dónde tienes la cabeza? ¿O es que reviviste para rendirte ante él? Jodido demonio ridículo. —siseó molesta, volteando enseguida hacia Hermy se acercó a él. Se inclinó para hablarle lo suficientemente cerca y que Durfen no escuchase. —Y tú, tan inútil como tu bastardo. Sí, yo fui quien lo sacó de tu cuerpo antes de que muriera, diría que debes agradecérmelo, pero ahora mismo él desearía estar muerto, así que no hice demasiado. Tu historia se ha reescrito, incluso me atrevería a decir que a ti te ha ido mejor que a ese engendro.

Hermy levantó la mirada y al hacerlo se encontró con la sínica sonrisa de aquella cruel mujer, su cercanía y esas horribles palabras le afectaron demasiado, quiso alejarse, huir porque estaba aterrado de solo imaginar lo que ella le habría hecho a su pequeño, imaginar que corría con su misma suerte fue lo peor. Trató de retroceder, pero Saira le retuvo tomándole del brazo y jalándole hacia una de las celdas.

—Él estuvo aquí por mucho tiempo, pero la basura debía desecharse antes de apestar. —Saira abrió una puerta empujando a Hermy dentro.

Durfen fue tras ella pretendiendo evitar que molestara más al menor, pero apenas aquella puerta se abrió pudo percibir un aroma muy específico, sintiendo una fuerte necesidad de entrar ahí y comprender qué era, hasta que la mujer continuó.

Los herederos de Varnow.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora