Capítulo 28

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Durfen percibía algo extraño en ciertas áreas del bosque mientras volaba sobre las altas copas de los árboles, creía que era normal, no había estado ahí para diferenciar cuáles cambios eran recientes, o si debía cuidarse de algo, solo tomaba las medidas debidas considerando que visitaría a un Dios.

Cuando se acercó al reino decidió bajar y continuar a pie lo poco que faltaba, sabía que su forma de dragón era imponente y podía considerarse un ataque, definitivamente no iba a tener un enfrentamiento por el imbécil de Roime, pues era a quien esperaba encontrar.



—Arnoz, Zareth nos ha ordenado buscar al grupo de elfos que debieron llegar hace unos días, parece que eran jóvenes en su primera expedición y se les perdió el rastro apenas salieron de sus tierras—dijo Grim entrando al salón donde se reuniría con él.

—No voy a buscar enanos todo el día, hazlo tú si tanto te importa. ¿Acaso tengo cara de niñera? —siseó de mala gana.

Grim le ignoró, sabía que se quejaría por esa petición, últimamente Arnoz se molestaba con cualquier cosa, quizá porque llevaba mucho tiempo sin haber visto a Julie y sin saber cómo se encontraba, aunque no lo expresara, Grim notaba que eso era un asunto de gran importancia, de lo contrario, el comportamiento de Arnoz no habría cambiado tanto últimamente.

—Lo haré solo. —decidió pensando que un grupo de elfos perdidos no representaban problema alguno, eso le mantendría alejado de la tensión que se sentía en el palacio. —Mientras podrías ir a la enfermería y preguntar por Julie.

— ¿Por qué haría eso?

—Por favor, todos aquí saben que el hijo que Julie espera es tuyo, era cuestión de tiempo para que esa noticia se diera a conocer en todo el reino.

—No deberías meterte en asuntos ajenos. —siseó Arnoz poniéndose de pie para salir de ahí.

Grim ignoró su desplante y revisó la carta del reino de los elfos una vez más para identificar cuál era el camino que debieron tomar, le parecía extraño que se hubiesen perdido, pues debían ir acompañados de un guía con basta experiencia, esas expediciones no solían tomarse a la ligera cuando se trataba de los elfos más jóvenes en su primer viaje.

Se preparó para salir al atardecer, eran criaturas escurridizas, si quería atraparlos debería usar trampas que no les hicieran daño y sin asustarlos demasiado, tenía que mantenerlos juntos o lo que podía ser fácil acabaría convirtiéndose en una gran molestia.



Corben había dejado a Dáire en paz toda la mañana, hasta que el hechizo que protegía su palacio aún en la lejanía, le alertó de una presencia inesperada. Bemus no se había aparecido por ningún sitio, sin embargo, en el reino se encontraba alguien más y Corben sabía perfectamente lo que debía estar buscando.

Saber que ese demonio estaba con vida no tenía ningún sentido, hasta que lo vinculó a lo que podría hacerlo posible, conocía poco de la historia y de cómo murieron, pero recordaba que Dáire comenzaba a desarrollar una energía inusual, que de un momento a otro presentara poderes que fueron inexistentes toda su vida, y que ahora Durfen estuviese con vida, era difícil no relacionarlo con la unión que ese demonio tenía con la madre de Dáire, aquel híbrido que rompió el sello impuesto por un Dios, y murió otorgando todo su poder al único capaz de utilizarlo.

La relación de madres e hijos era algo eterno que iba más allá de la muerte, Corben recordó lo que Roime le dijo sobre Dáire, su madre no parió, él fue arrancado de su cuerpo sin vida y de alguna forma no murió. Tenía sentido que ahora que Dáire desarrollaba cierta magia, el cuerpo de un semidios recuperase aquella que perdió, y si el lazo que le unía al demonio era capaz de devolverles a ambos a la vida, le intrigaba saber qué tan fuerte era el que tenía él con Dáire.

Los herederos de Varnow.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora