Adrien y Marinette, Chat noir y Ladybug, luego de tanto tiempo ellos amaron ambas caras del otro, conocieron sus identidades y no dudaron en declararse su eterno amor.
La pareja más acaramelada y presumida según una celosa Chloe.
El dueto imparable, según Alya.
La pareja perfecta según Nino.
Y el sol y la luna como se nombraron ellos.
Como en toda relación, hubo problemas, en ocasiones llantos pero siempre lo solucionaban como toda pareja que se aman de verdad.
Los años pasaron y se casaron, tuvieron tres lindos hijos como siempre soñó ella.
Hugo, un brillante chico, muy similar a su padre pero con los ojos de su madre.
Louis, un chico torpe como su madre pero de gran corazón como su padre.
Emma, una chica con un mal sentido del humor, como ambos.
Los dos siempre estuvieron tomados de la mano, viendo como el tiempo pasaba.
Su amor no disminuyó ni un poco en todos sus años.
Eran eternos novios.
Sus hijos como todo ser humano, fueron tomando su propio camino y ellos quedaron sólos pero felices de lograr sus metas en ése mundo.
En París, nunca existió una pareja de amantes tan reconocida y bonita como ésos dos pero todo caminó de rosas, tiene sus espinas.
Adrien miró a su esposa con la mirada apagada.
-No es justo my Lady, ¿por qué las cosas siempre tienen que ser a tu manera?
El hombre olio la rosa que tenía su mano, sin dejar de mirar a la única persona que amo.
-Eres una cabeza dura Marinette.
Las lágrimas empezaron a caer mientras lamzaba la rosa a la tumba de su difunta esposa.
-Los hombres somos débiles, por éso es el deber de las mujeres irse después pero como siempre, tú lo hiciste a tu manera.
Hace una semana, que Marinette finalizó su estadía en éste mundo, dejando a Adrien atrás, y tomando la delantera como tanto le gustaba hacerlo.
-Adiós mi reina, te amo.
El hombre se despidió de su difunta mujer, con el corazón roto mientras se iba a casa lentamente.
80 años de edad y no fue tiempo suficiente para estar con Marinette.
Su corazón estaba partido y sabía que muy pronto, ellos volverían a encontrarse.
La vida es un sopló que acaba cuando uno menos se los espera.
"La vida es una solá y hay que vivirla", sí, pero...
La vida es una solá y hay que apreciarla.
Uno comete errores en el transcurso del camino y cosas que al crecer se arrepienten por haberlas echó.
Adrien sólo tenía dos cosas de las cuales arrepentirse.
Uno, no haber visto a Marinette sin la máscara desde un inició.
Y dos, permitir que ella una vez más haga lo que quiera y dejarlo sólo nuevamente.
Su gran amor, su mejor amiga, su compañera en está estadía, su niña mimada, su difunta esposa.
.
.
.
.
..
..
.
.
.
.
¡Hola!Todos envejecen y muren ¿no?
Es el hermoso y triste siglo de la vida.Espero que les haya gustado el capítulo.
Gracias por su tiempo.
Volveré... con algo peor.