El destino siempre se las arreglaba para arruinar relaciones, enloquecer alfas y omegas, y hasta lograr que los betas se cuestionen si acaso ellos merecían la felicidad.
Los que podían librarse de él, sin duda eran bendecidos por alguna fuerza mayor...
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¿Es acaso cierto que lo mejor es tener los pies en la tierra? Si así fuera, ninguno de los dos estarían en este presente donde ya han cumplido sus grandes metas, porque una vez que puedas volar, harás todo lo posible para mantenerte a flote.
Sí, quizás la suerte es un factor pero uno puede lograr que su suerte cambie, además la fe y la determinación también son vitales.
Así que por eso no es de extrañar que al creer que formar una familia no era una opción para una pareja omega-beta, decidieran buscar otra manera para ser padres.
Hasta ya habían planeado que día irían a ver al trabajador social, ellos ya daban por hecho que tendrían a un niño con ellos, así que decoraron toda una habitación para el nuevo integrante de su pequeña familia.
Cuando sin previo aviso tres semanas antes de ir al orfanato más cercano, Izuku tuvo unas náuseas tremendas. A ninguno de ellos se le pasó la remota idea de que Izuku estaba embarazado.
Otros síntomas fueron aparecieron tales como que sus pezones estaban más sensibles de lo común. Demasiado. Eijiro sólo lo rozaba y ya tenía a su pequeño Izuku chillando y quejándose de lo brusco que era el pelirrojo.
Luego siguieron los antojos y la aversión a ciertos alimentos, cansancio y cambios de humor repentinos.
Aún con todos esos síntomas, ninguno creyó que Izuku esperaba a un bebé. El pecoso le resto importancia y pensó que quizá era el estrés del trabajo, Eijiro tuvo que convencerlo de que se tomará un descanso aunque sea por unos días y fue casi imposible lograrlo por lo terco que llegaba a ser.
Hasta que la prueba máxima hizo presencia: No le llegó el celo.
Midoriya Izuku era regular en ese aspecto, ni un día más ni un día menos, siempre seguía el ciclo. Quizá cuando era más joven si era irregular pero la diferencia de días estimados no era tanta.
Al segundo día de espera, no duraron en comprar la dichosa prueba de embarazos.
La revelación divina cayó en sus cabezas como una bendición cuando esta dio positivo.
Hubo un silencio breve antes que Eijiro comenzará a saltar y su rostro se volviera rojo de un segundo a otro.
-¡Voy a ser papá, Izuku! ¡Sabía que mis chicos si podían nadar! -exclama eufórico antes de alzar en brazos a su amado. Dio unas vueltas antes de bajar a su esposo y llenar de besos sus suaves mejillas-. Lo logramos, cariño -hipo el pelirrojo sin poder evitar derramar lágrimas de emoción-... te amo tanto, tanto.
Izuku beso la frente de su esposo y sonríe por lo entusiasta que se muestra Eijiro, entonces los dos susurraron la promesa de dar lo mejor de ellos por este bebé que venía en camino.
-Eijiro...
-¿Si, Izuku? -murmura el pelirrojo mientras acaricia el cabello esponjoso de su esposo.
