♡ La vie en rose ♡→ Reed900

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Título:  “La vie en rose” «la vida en rosa, en francés.»

Explicación: "ver la vida de color de rosa", es una expresión que se utiliza para definir el positivismo extremo e incluso, irreal.

Pareja: Reed900 «Gavin Reed×RK900» el shipp también puede encontrarse como "Gavin900".

Advertencias: Blood-fic (sangriento) leve. Corto. Relaciones sexuales no consentidas y no explícitas. RK900 es llamado Vincent.

Palabras: 790.

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Espero que disfrutes tu lectura.

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    Cortes en los brazos. Golpes en las piernas. Las muñecas atadas. Y el cuello, lleno de mordidas posesivas. Jamás se hubiera imaginado a sí mismo de esa forma; sonriéndole a su agresor, quién después de lastimarlo durante horas, se dignó a darle un poco de "amor". Su rostro estaba intacto, Vincent le decía que era demasiado bonito como para arruinarlo.

    Por más extraño que sonara, aquello le gustaba. Le hacía sentirse querido, por el androide que tanto disfrutaba verlo sufrir. "Los humanos son curiosos." "Los humanos no aguantan el dolor." "La sangre humana es cálida." "Te ves mejor cuando lloras."

    Oh, sus crueles palabras, realmente se acostumbró a ellas. Le parecían tiernas, incluso. Las necesitaba. Necesitaba escucharlo, sin importar cuánto le costara. Después de todo, tantos maltratos lo habían dejado sordo de un oído. A Vincent le gustaba burlarse de él por eso. Y a Gavin, le gustaba verlo reír. Incluso si eran risas saturadas de maldad.

    ¿Cómo habían llegado hasta aquel punto? Con un poco de esfuerzo, lo recordaba. Todo comenzó cuando, luego de tres meses en una feliz relación, el detective invitó a su compañero a vivir con él. Recordó como aquel intentaba alejarlo de sus pocos amigos, alejarlo del trabajo, con la excusa de que no era seguro y que "sólo quería lo mejor para él". Le creyó. Dejó de salir de casa, sorprendiéndose al ver lo contento que se mostraba su novio al respecto.

    Pero no dijo nada. ¿Había acaso, algo qué decir? Él sólo estaba protegiéndolo. Nada más. Cuando tapó las ventanas con tablas de madera. Cuando cambió las cerraduras de las puertas. Cuando lo dejó encerrado en el sótano, sólo estaba protegiéndolo.

    Lo que el pobre humano no sabía, era que no existía mayor peligro que el enfermizo amor que el androide había desarrollado hacia su persona. No quería que mirara a nadie, no quería que hablara con nadie que no fuera él. Nunca más. Así que se las ingenió para tenerlo sólo para él, fue tan listo, tan astuto. Cyberlife había hecho un buen trabajo con respecto a su intelecto.

   Aunque, últimamente, se estaba sintiendo un poco raro. Al escuchar los quejidos de dolor del más bajo, al ver sus afligidas expresiones, no podía evitar sentir que su sistema se sobrecalentaba. Creía suponer el motivo. Así que una noche, bajó lentamente las escaleras y se acercó a su adorada pareja.

– Hola, cariño – habló el humano, con voz apagada. Llevaba incontables días sin dormir o comer apropiadamente. El androide sonrió de oreja a oreja, haciendo que Gavin supiera de inmediato que algo se avecinaba.

– Hola – respondió con voz grave. Acarició la cintura de su pareja – Quería venir a verte. Quiero aprender algo nuevo acerca de los humanos.

– ¿Qué cosa?

– ... Anatomía.

    Todo fue demasiado rápido, su mente ni siquiera pudo procesarlo. Cuando quiso acordar, sus ropas estaban siendo arrancadas y las ataduras de sus muñecas, estaban siendo apretadas. Sintió su cuerpo estremecer bajo caricias bruscas y se sorprendió al momento de que una simple palabra escapó por su boca.

– Detente.

    Fue el susurro más débil que había dado en su vida. Aún así, la cara del otro demostró que claramente lo había escuchado.

– ¿Qué dijiste?

    La furia creciente en los ojos grises azulados, por algún motivo, no le impidió volver a suplicar.

– D-Detente, por favor. Vincent, yo no quiero est... – una fuerte puñalada lo hizo callar de golpe. Bajó la vista, hacia el charco de sangre que se formaba en el sucio colchón en el que estaban.

– ¿Que no quieres? ¿Y desde cuándo me importa lo que tú quieres? – escupió con odio – Eres mío ahora. Y no te preocupes, no dañé ningún órgano vital. Sólo estarás un poco... mareado.

    Aquellas punzadas en su abdomen, eran realmente insoportables. Hubiera deseado desmayarse debido a la pérdida de sangre, pero al parecer, nada podía salirle bien. Estuvo completamente consciente, cuando sintió algo frío y grande metiéndose en él. Cuando su cabeza golpeó incontables veces contra una pared. Cuando la cantidad de mordidas en su cuello, en todo su cuerpo, aumentó. Todo lo vio, lo sintió.

    Tres horas seguidas, tres horas en las que notó con horror, como la vida que su subconsciente había pintado de rosa, se volvía morada. Por la mezcla de su sangre y el tirio. Diciéndole que ya nada sería igual. Que las cosas volverían a cambiar para peor. Cuando el modelo RK900 por fin se sintió satisfecho, se marchó, prometiendo una próxima vez pronto, como si aquello le hubiese gustado a Gavin. Y el mencionado lloró.

    Lloró toda la noche. Todo el día siguiente, también. Vincent no halló forma de callarlo, lo había dañado demasiado. Pues Gavin, no se calló, nunca lo hizo. Lloró hasta deshidratarse y morir.

    Como quiso hacer desde un principio.






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No estaba planeado como otro Reed900, pero en fin.

✰ One-shots ▒ Detroit: Become Human.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora