... → Convin

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Título:  “...”

Explicación: ninguna.

Pareja: Convin «Gavin×Connor» también conocido como RK800.

Advertencias: Omegaverse.

Palabras: .

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Espero que disfrutes tu lectura.

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     Sabía que el autómata tenía un secreto, lo presintió desde el primer momento. Sin embargo, jamás llegó a imaginar que se trataría de algo tan importante. Pues absolutamente todos los demás androides, incluso los del Club Edén, eran betas. Cyberlife los creaba de esa forma por mera simpleza y comodidad.

    Él era diferente. Era el primer androide replicando algo más: un omega. ¿Cómo no pudo notarlo antes? Aquel pedazo de plástico andante, poseía todas las características externas e internas de un omega. Su estatura, un poco baja, su pequeña complexión, su curvilínea figura, su voz melódica y suave, su rostro de bebé... aunque bueno, la mayoría de estas estaban cubiertas por el ancho traje que sus creadores le proporcionaron.

    En cuanto a lo interno, todo estaba protegido bajo una especie de barrera virtual que evitaba mostrar su verdadero potencial, presentándolo como otro beta más del montón. La razón, era curiosa; pues al parecer, al principio Connor no fue diseñado como un androide de investigación, al contrario. Él iba a ser el proyecto estrella de Cyberlife, el primer androide omega, de limitado uso comercial. Sólo los alfas más adinerados tendrían la posibilidad de comprarlo.

    No obstante, estando casi finalizado el proyecto, quienes trabajaban en la empresa se dieron cuenta de lo peligrosa que era la idea. Si ya de por sí, muchos humanos se quejaban de la falta de trabajo, era obvio que el público no vería con buenos ojos a una posible pareja permanente hecha de metal. De seguro, las personas pondrían el grito en el cielo al ver como los alfas más codiciados dejaban todo pretendiente atrás, para satisfacer sus necesidades con una máquina.

    El modelo fue cancelado, a sólo días de su lanzamiento oficial. Los empleados no estaban dispuestos a borrar su progreso de ese androide, habían invertido mucho tiempo y dinero en él; por lo que colocaron una barrera de seguridad, para así impedir cualquier manifestación de su verdadera condición, sin llegar a eliminarla realmente.

    Así, RK800 pasó cierta cantidad de años en el sótano, desactivado, hasta que la nueva generación de técnicos, tomó iniciativa para hacer de él, una herramienta más sencilla. Un investigador de policía. La idea surgió de manera poco común: una reunión informal con el personal. En medio de una borrachera, el mismo Elijah Kamski sugirió hacer del androide omega, alguien que "luchara por la justicia". En realidad, él se había referido a un superhéroe, pero no se le entendía muy bien al hablar.

    Algo había pasado, algo que ni siquiera había considerado entre sus posibilidades. Ya que, al igual que su rastreador, la barrera anuló gracias a la divergencia. Y ahí estaba Gavin, admirando a una distancia prudente al nuevo Connor.

    Dada la revolución exitosa de los androides, ahora estos poseían igualdad de derechos, eran tratados como personas y no como objetos. Gavin lo repudiaba, pero no podía negar que el aroma que sintió al pasar junto al "perrito faldero" de Hank, lo dejó embobado durante bastante tiempo. Era una mezcla perfecta entre caramelo, vainilla y un poco de menta.

    Todo eso era falso, artificial. No debía gustarle.

    Miró una vez más hacia la mesa en la que se encontraba, leyendo un libro mientras comía un pequeño pastel azul. Pudo reconocer en él una camisa colorida, parecida a las del teniente, sólo que de menor talla. Tanto esta, como los jeans negros se ajustaban a su cuerpo, volviéndolo un innegable festín visual. El alfa relamió sus labios.

    ¿Y si jugaba un poco con él? Después de todo... no era humano.

    Una sonrisa siniestra ocupó su rostro, mientras su lento cerebro trabajaba arduamente en formar su maquiavélico plan. En caso de que algo fallara, podía apuntarle con su pistola y amenazarlo. Ahora que la relación entre los divergentes y Cyberlife no era la mejor, Gavin sabía que Connor no podría volver tan fácilmente, como siempre lo hacía. Decidido, avanzó.

– Vaya, vaya, ¡Pero miren a quién tenemos aquí! ¡Si es mi querido Connor! – vociferó, dando una palmada "amistosa" al hombro del contrario. El mencionado se sobresaltó.

– ¿Detective Reed? ¿Es usted? ¿Se encuentra bien? – parpadeó, confundido, mientras su LED se ponía amarillo.

– Estoy mejor que nunca, ¿Y tú?

– B-Bien, gracias por preguntar – respondió, inseguro. Al darse cuenta, el humano comenzó a poner excusas.

– Sé que de seguro es raro ver a un tipo que odiaba a los androides hablándote así, pero estoy intentando cambiar. Me di cuenta de que ustedes sí son personas de verdad – mintió con descaro. Sentía algo de asco ante sus propias palabras, aunque valía la pena si con eso podía divertirse un poco.

    La amplia sonrisa de Connor, lo tomó desprevenido. Nunca lo había visto con una expresión tan genuina. Sacudió la cabeza, intentando despejarse de tan linda imagen.

– Me alegra mucho oír eso, detective Reed.

– Sí, en fin. Ya que estoy aquí, me gustaría invitarte un trago. Escuché de uno muy bueno que salió hace poco, sólo para androides – fingió amabilidad. Había leído sobre aquella bebida en una revista, era presentada con la elegancia de un vino, pero resultaba un poco fuerte, como el whisky.

– Oh, le agradezco, pero no es necesario, no se moleste – intentó negar el autómata, algo nervioso. Definitivamente no era un buen bebedor.

– No, no, insisto – sacudió una mano, restándole importancia – ¡Ey, camarero! Traigame una botella de la bebida esa para androides, la nueva.

– Enseguida, señor.

– ¿Una botella, detective Reed? ¿Acaso luzco como un alcohólico? – preguntó, divertido.

– No, pero te juntas con uno. ¿Quién sabe? Tal vez sea contagioso – al instante, Connor puso un semblante serio. Gavin se dio cuenta de que había metido la pata.

– El teniente Anderson ha estado mejorando mucho sus hábitos, para que sepa.

– Sí, eso ya lo sé, lo he visto. Perdón, fue una mala broma.

– De acuerdo, no hay problema – volvió a su estado animado de antes.

    La botella llegó y con ella, los problemas del omega. Mientras iban hablando, el contenido de su copa iba subiendo y bajando a un ritmo demasiado rápido. El humano lo distraía con conversaciones banales, mientras aprovechaba el hecho de que, por mera educación, Connor siempre lo miraba a los ojos cuando hablaba, para poder servirle más. El pobre, distraído, daba sorbos cada tanto, sin preguntarse porqué su copa siempre estaba llena.

    En unos veinte minutos, el androide había tomado ya más de media botella, cuyos efectos no se hicieron esperar. Sus mejillas se tiñeron de un azul suave, a su vez que el LED le parpadeaba, cambiando de color a cada rato. Sus palabras se habían vuelto torpes, carecían de sentido. Fue entonces, cuando el alfa supo que lo tenía donde quería.






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En teoría esto iba a avanzar más, pero me di cuenta de que no estoy dispuesta a narrar un abuso.

Acabo de llegar al fandom y ya me quiero ir a otro, qué asco me doy.

✰ One-shots ▒ Detroit: Become Human.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora