¿Donde vas, Holly?

269 21 1
                                    

Narra Paul

La ventana de George abierta lograba que tenga un despertar bastante frío y luminoso.

Una delicada figura hacia peso sobre mi torso, tratando de resguardarse del frió entre sueños.

Era pionero exclusivo de su expresión descansando, cual era armoniosa, pasiblemente despreocupada. Sus largos cabellos caían despeinados sobre sus mejillas y sus pestañas simulaban la perfecta continuación de las cuerdas de un piano acústico.

No fui consciente del momento exacto en el cual caí cautivado por Holly.

Vi como la castaña fue abriendo los ojos, frunciendo su bien delimitada nariz.

—¡Ach!—Estornudo sobre mi.

Cerré los ojos y pase una de mis manos por mi rostro con aspereza.—Buenos días.—Arrastré mis palabras.

—Oh lo siento tanto.—Se disculpó.—¿Qué hora es?

Posé el reloj de mi muñeca cerca de mi rostro.—Son las... 9:30 am.

Holly puso los ojos como platos.—¡¿Que?! ¡Llegaré tarde!—Pasó con prisa por encima de mi, no pude evitar retener su cintura entre mis manos, necesitaba una excusa para prolongar su calor.

—¿Hoy trabajas?—Visualice sus mejillas sonrojar, besé una de ellas.-Yo puedo llevarte.

—Estem...—Hizo una pausa algo nerviosa, aunque mis ojos observaron los suyos pude notar su ansiedad por cubrir su desnudez.—No es necesario, Paul.

Termino por levantarse, a mi parecer algo adolorida.—¿Estas segura?—Insistí.

Ignoró mi insistencia, emitiendo un quejido.—Me duele todo.

Pensé por un momento si podría ser el culpable, pero luego recordé a Stuart. "Fuí suave con Holly." Pensé algo irritado por mi conclusión, mientras la observaba vestirse con un suéter de George que lograba cubrirla por debajo de los muslos.

—Paul.—Me llamó.

—Dime, preciosa.

—Necesito bañarme, huelo a ebria.

—Y necesitas ayuda en eso?—Sonreí con picardía, a lo cual respondió con ojos en blanco.

—Dame una toalla, con eso me ayudas bastante.—Su molestia me hizo gracia, uno de sus pies se encargo de anclar el boxer del suelo que termino allí horas previas.

Asentí tomando imprevistamente su pierna, para aproximarla y morderla.—Ahí voy.

Me vestí con pereza ante una Holly que sobaba su pierna algo ansiosa de apurarme.

Al abrir la puerta de mi cuarto, presencié a George en mi cama, junto a otra persona cual no podía visualizar por mis propias mantas.—Mierda George.

George me miro algo somnoliento.—Estamos a mano, Macca.

Me acerqué a mi placar para tomar una toalla para mi, y otra que le debía ceder a Holly, pero no me iría sin antes husmear quien era la otra persona.

—¡¿Ringo?!

El baterista puso una almohada sobre su cabeza.—Ags, mierda Paullie.

Estaban los dos vestidos y con resaca sobre mi cama.—¿Qué pasó con Pattie?—Pregunté algo divertido.

—Se fué con Eric al cuarto de Ringo.—Contesto algo adormilado George.

Fruncí el ceño algo confundido.—¿Eric Clapton? ¿Tu mejor amigo?

Escapando de LondresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora