Labios compartidos

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Leo y Kubo habían pasado casi dos semanas como un par de tórtolos profundamente enamorados. Iban cogidos de la mano en todo momento, Leo olvidó los prejuicios de la gente junto con los propios, y Marco a cierto músico que antes rondaba todo el tiempo en su cabeza. El segundo sonreía gustoso ante la compañía del japonés.

Salían mucho, a ningún lugar en particular. Solo se sentaban en algún lado y aprovechaban para contarse cosas de su vida, jugar entre ellos y explorar aún más las manos del contrario, sus ojos, los gestos que hacía cada que fruncía el ceño o reía.

A pesar de que sus paseos a ningún lado se habían vuelto cosa de casi todos los días esto no se volvía rutinario. Probablemente porque después de ellos siempre terminaban regresando al hotel de Leo, a la cama específicamente.

Ambos estaban relucientes. Leo sentía que, después de tanto tiempo, de lo mucho que se resistió a ello, las magulladuras que había hecho Miguel en su corazón inconscientemente, empezaba a sanar.

-Voy por un helado- dijo Kubo, planteándole un pequeño beso en la mejilla -¿Quieres?- Marco lo miró de lado, con una sonrisita burlona.

¤Es tan infantil¤

ΩLindo, la palabra es lindoΩ

-Si- contestó Leo sonriendole dulcemente al muchacho para luego revolver su cabello tiernamente.

¤Uff, mírate, si hasta pareciera que no eres un maldito pedófilo metiéndote con un chico de 16 años¤

Leo se sonrojó, había olvidado completamente aquello.

¤¿Se te había olvidado?¤ Marco bufó ¤Ya nos cargó el payaso, yo no quiero ir a la cárcel Leo, así que más vale que su abuelo no se entere, por que la neta a estas alturas no puedo desistir de esos hermosos muslos que tiene, y Uff, ese trasero ¿No te dan ganas de morderlo?¤ preguntó el hombre haciendo un movimiento con las manos como si estuviese estrujando algo.¤Yo si y mira que...¤

De repente dejó de hablar. Sus ojos se quedaron en punto fijo, mirando la escena que se presentaba ante ellos.

"Te amo"

Era Miguel, sin duda era Miguel y aún con el antifaz Marco y Leo apostarían lo que fuera porque el muchacho que estaba a su lado, a quien le dedicaba esas palabras que él tanto había querido escuchar era Hiro.

Ni siquiera se dio cuenta que estaba llorando hasta que las lagrimas comenzaron a mojar sus puños.

Marco tampoco hablaba, en ese momento había desaparecido, o quizá todo lo contrario. Loe lo sentía dentro suyo, o eso suponía, porque ese dolor no podía ser cosa de una sola persona.

Se paró instintivamente, como zombi, ya no sabía si era Marco el que manejaba el cuerpo, no le importaba. Se acercó rapidamente cuando vio que el mitad japonés estaba a punto de hablar y simplemente gritó un "hola" con una sonrisa falsa.

Ambos saltaron por la sorpresa.

-¿Leo?, ¿Qué haces aquí?-

-Vine con Kubo, no importa, ¿Qué hacen?- los abordó, aún con la sonrisa en el rostro.

Se sonrojaron ante la pregunta -N-Nada- Miguel cayó en cuenta de que le acababa de declarar su amor a Hiro. Volteó a ver al chico, de reojo, quería observar su reacción, pero solo consiguió ponerse más rojo al notar que el de tez blanca hacía exactamente lo mismo.

-¿Ah, si?- comentó el hombre, una mano apretada en puño atrás de su espalda. Desvió la mirada al suelo un segundo y Hiro recordó las palabras que Chilaquil le había dicho.
Se mordió el labio nervioso, Leo estaba enamorado de Miguel, profundamente enamorado del chico, temía que hubiese lastimado sus sentimientos...

Sukoshi kurutta [ΩHiguelΩ/¤Kuban¤]Where stories live. Discover now