III

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La echaba de menos.

Pero ella no parecía echarme de menos a mi.

Todo era un desastre ahora.

Y de repente me vi en la carretera, caminando sin rumbo y chillando estupideces.

Le grité a ella.

Canté.

Y lloré.

Pero ella ya se había ido, y era tarde para buscarla.

AnneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora