Mas tarde llegué a la conclusión de que se había marchado por el mero echo de quererme demasiado como para hacerme daño.
El daño me lo hacia ahora.
La cama, demasiado grande para mi sólo me brindaba recuerdos que ojalá no recordara.
La cocina, tan limpia ahora sólo me atormentaba mas aún.
Y la diminuta caja en mi bolsillo era como llevar una losa de mil quilos en la espalda.
Se había ido justo en el momento perfecto.
Anne siempre fue muy oportuna.
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Anne
RomansaAtrevete a vivir la historia. Entre té i cerveza. Gorros y skates. Sé, por un momento, ella.