Capítulo 3.- Bienvenidos al Sakura's Bottom.
Era un idiota suicida.
Era todo lo que podía decir en su defensa, pero en realidad no había palabras que definieran la estupidez que estaba cometiendo. Y lo peor era que al parecer, no le importaba, porque valía la pena estar tan cerca de la muerte siempre y cuando pudiese estar a su lado.
Pero su enamoramiento rayaba en lo extremista.
Le dijo de su vuelo, la hora en la que llegaría y hasta sincronizaron sus relojes para poder estar a tiempo. Cuando bajó del avión, ni siquiera prestó atención a las maletas, más bien salió corriendo al área en donde los familiares esperaban a los pasajeros. Su corazón palpitaba peor que en un maratón y tenía tantos nervios, pero nada podía arruinar su entusiasmo.
Corrió y corrió buscándolo con la mirada y cuando percibió la pancarta con letras doradas, sus cabellos rubios, ese mechón pintado en forma de trueno, sus ojos brillantes por la emoción y su sonrisa en el rostro, volvió a enamorarse al instante. No lo pudo evitar, Kaminari era adorable y demasiado dulce, no había manera en la que no cayera a sus pies, sobre todo cuando le esperaba con "ansias" como bien prometió en su mensaje de texto hacía unas semanas atrás.
—¡Kirishima!—gritó lleno de alegría el joven estudiante de gastronomía.
El mencionado extendió sus brazos por inercia y casi como un acto planeado, Kaminari Denki lanzó la cartulina lejos y corrió a su lado para lanzarse a abrazarlo, colgándose de su cuerpo. Kirishima suspiró en el abrazo mientras el otro carcajeaba sin parar. Aunque no lo expresara mucho en sus mensajes de texto, realmente le había echado de menos en esos dos años.
—Me alegra verte—explicó el pelirrojo separándose un poco para juguetear con el mechón teñido y sin dejar de sonreír por tenerle tan cerca—. Mírate, has crecido demasiado y sólo fueron dos años.
Denki hizo una mueca alejándose un poco más antes de soltar de manera mordaz.
—Y tú eres dos años más viejo.
Aquello dolió más de lo que se hubiese imaginado, la brecha entre ambos era demasiada a pesar de que Kaminari ya no era un adolescente. Era como si a cada paso que él diera, el rubio se alejara un poco más. Ya de por sí era inalcanzable por muchas cuestiones, pero comprenderlo era algo que le costaba demasiado y más viendo cómo había cambiado en ese tiempo.
De escuálido jovencito de preparatoria, ahora era un hombre de hombros anchos, aunque no tanto como los propios; un rostro un poco más maduro y con más fuerza en sus músculos, pues lo pudo sentir a pesar de lo corto que fue su contacto.
—Cierra la boca, jovencito—se burló tratando de actuar como si nada y Kaminari le sacó la lengua antes de ofrecerse a ayudarle con sus maletas.
—Hay que apresurarnos por tus cosas, reservé en un restaurante sumamente elegante para que almorzáramos y no podemos llegar tarde.
Eijirou asintió ante las indicaciones y juntos se encaminaron al área de equipaje para poder recuperar sus objetos y salir corriendo. A pesar de los años, a pesar de la distancia, a pesar de la edad, ellos seguían portándose como cuando eran un universitario y un puberto de 13 años que se veían a escondidas de Bakugou.
Al menos, a la percepción de Kirishima, porque para el jovencito, ni siquiera le pasaba por la cabeza la clase de delito que estaba cometiendo el mejor amigo de su primo. Razón por la que mientras caminaban, consideró que no sería un pecado avisarle que Kiri-san había vuelto y comerían juntos. Incluso lo invitó, sellando sin querer la sentencia de muerte del joven actor de series y reality's.
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Espléndido Servicio de Banquetes
FanfictionKatsuki Bakugou es el dueño de uno de los más aclamados Servicios de Banquetes de la ciudad. Su único rival es el fastidioso Todoroki Shoto, quien recientemente ha ganado popularidad gracias a un extraordinario platillo nuevo. Sin embargo, ese no es...