Capítulo 19.-Nuestros lazos irrompibles.

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Capítulo 19.-Nuestros lazos irrompibles.

Todoroki Shoto siempre fue una persona tranquila, nunca buscaba problemas con nadie y decía de forma franca su opinión pero con un desinterés absoluto por imponerla. Por tal actitud siempre era catalogado como arrogante y tenía múltiples personas que lo odiaban, así fue desde el jardín de niños e incluso ahora, con Seiji Shishikura saboteándole y Bakugou Katsuki despreciándolo como si realmente lo mereciera.

Sí, a él le daba igual no ser de su agrado, pero había momentos de su vida en los que perdía la tesitura. Éste era uno de ellos.

Le importó muy poco si era recibido, si lo sacaban a patadas o con guardias, no se iría de ahí hasta obtener lo que quería. Entró de forma apresurada y sin respeto alguno al edificio donde se encontraba el corporativo de Rose Velvet. Ignoró a la recepcionista, quien como loca lo siguió tratando de detenerlo sin lograrlo cuando fue directo a los elevadores. Presionó en los botones el último piso siendo consciente de los elementos de seguridad que le esperaban una vez que la puerta se abriera.

Estaba listo para ellos, se sentía con la confianza suficiente para enfrentarse a cualquiera, por lo que cuando llegó a su piso y en efecto, le estaban esperando, él se dio a la tarea de correr, soltando unos cuantos puñetazos para evitar ser capturado. Parte de sus ventajas al ser tan escurridizo era su capacidad de evadir el combate cuerpo a cuerpo, así que, invicto de cualquiera que quisiera sacarlo de ahí, siguió su camino hasta dar con la oficina del dueño del esplendido servicio de banquetes.

Ni siquiera tocó la puerta, simplemente entró y para nada fue una sorpresa encontrar a Bakugou sentado frente a su escritorio con una pose de arrogancia, como si le estuviese esperando.

Y considerando todo el escandalo armado, seguramente así era.

—Qué huevos los tuyos de importunar mi trabajo de esa forma mitad-mitad—sonrió de forma sardónica y agregó—. ¿En qué te puedo ayudar?

—Deja el sarcasmo, no sirve conmigo y lo sabes—Todoroki también no tenía ganas de ser educado—. Puedes mandarme a sacar con tus guaruras, pero no me iré hasta que me lo digas.

Bakugou tuvo más ganas de reírse, cuando el bastardo se ponía en modo perra, era sumamente gracioso. Tenía muy claro lo que quería, incluso le parecía un poco predecible, pero él disfrutaba mucho de hacerlo sufrir, devolver un poco los tragos amargos que siempre le hacía pasar con su sola existencia. Por ese motivo, se hizo el desentendido y su gesto inocente pudo haber sido creíble para cualquiera.

Menos Shoto, claro estaba.

—¿A qué te refieres? ¿Qué quieres que te diga?

Colmándole la paciencia, no midió la magnitud de sus actos y cortó la distancia para tomar al rubio de su saco, amenazarle de forma fulminante y soltar todo el coraje atorado. Bakugou lo sacaba de sus casillas con tanta facilidad que no podía comprender por qué se conocían desde hacía tanto tiempo y habían logrado no matarse en el proceso.

—No juegues conmigo, no te conviene Bakugou, ahora dímelo fuerte y claro. ¿Dónde está? ¿Dónde está Inasa? No ha ido a trabajar en casi toda la semana, nadie sabe nada de él y tú fuiste la última persona con la que lo vieron hablar. No puedes negar tu culpabilidad, habla de una buena vez.

Contrario a lo que cualquiera hubiese creído que pasaría, Katsuki no estalló de rabia como era su conducta habitual. Hasta parecía complacido de ver como Todoroki Shoto perdía los estribos al no tener idea de dónde se encontraba su jodido pelón cocinero.

Espléndido Servicio de BanquetesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora