MARATÓN
—¿Que haces aquí?
—Señora... Yo no vengo para hacerle un show ni un escándalo, solo necesito de su ayuda.
—¿Mi ayuda? ¿Después de todo lo que le hiciste a mi hija pretendes que te de mi ayuda?
—Mire, lo siento, yo nunca quise hacerle algo malo a Dahiana. Nunca pretendí hacerle daño.
—Pero lo hiciste, no sabes lo que mi hija sufrió por tu culpa, lo qué pasó, lo que pasamos. Y tu no fuiste lo suficientemente hombre para admitir y hacerte cargo también de sus acciones. No fuiste tuviste los pantalones para hacerte cargo de una responsabilidad como la que le dejaste a mi hija sola. Tuviste que desaparecer años y herir a mi hija. Eres un cobarde, eso es lo que eres. Tu te pierdes una mujer tan bella como ella.
Tanto ella como yo no somos de guardar rencores. ¿Pero no crees que le has hecho mucho daño a mi hija?
—Señora, insulteme lo que quiera, restriégueme los errores (TODOS) que e cometido con ella y con lo que me rodea, me lo merezco y lo acepto. Pero le estoy pidiendo que me ayude sólo una vez. Por favor. Se que fui yo quien cometió un grandísimo error con ella, y soy yo quien esta ahora aquí para arreglarlo, pero necesito que me ayude.
—Como que muy tardecito... ¿Que es lo que quieres? Si vienes a buscar a Dahiana, te digo desde ahorita que ella ya no vive aquí.
—Y por eso mismo vengo a pedirle su ayuda. Necesito encontrar a Dahiana, y usted podría ayudarme en eso.
—¿No crees que le has hecho mucho daño? Déjala ser feliz.
—Si yo a ella la llego a encontrar, y por más que luche por volverla a tenerla pero ella ya no me quiera ni un poco –porque voy a agotar hasta el último recurso que tenga para recuperarla– no me alejaría. Soy padre —abre sus ojos, parece que todos sabían menos yo —, y ahora que lo se no pienso quedarme sin conocer a mi hijo o hija. No voy a quedarme de brazos cruzados. Esa mujer, que deje sola, herida, hecha nada por mi culpa, es el amor de mi vida. Y bastó de mucho, para darme cuenta del amor tan grande que siento por ella. Porque no crea que estando sin su ausencia yo la pase bien estos últimos años. Mi vida a sido una mierda desde que me fui, desde que ella dejó de estar presente a mi lado. Amo a esta mujer con lo más profundo de mi alma, me estoy volviendo loco por no tenerla a mi lado. La amo... Y así que aunque no me quisiera dar la dirección de donde vive ella créame que con o sin su ayuda tarde o temprano voy a encontrarla. Y nadie me va a impedir recuperarla —doy la vuelta decidido a irme.
—Espera...
Me detengo en seco y la vuelvo a ver.
—Mira, en realidad no es mi decisión, será ella quien decida si quiere o no aceptarte de nuevo en su vida. Le hiciste daño, sin embargo, a aprendido a tomar tu recuerdo de una manera positiva. Pero eso no quiere decir que te haya olvidado, ni mucho menos que no se sienta triste con todo lo qué pasó. Así que si te suelta una barbaridad de cosas tenle paciencia, a callado durante mucho el dolor. Y siento que nadie más que tú para que se desahogue, la quieres... lo veo y ella también. No cualquiera se arriesgaría a venir donde la madre y decirle tanto, pude recibirte de otra manera. Tanto ella como yo no somos de guardar rencores. Mira, no puedo darte la dirección porque soy pésima dándolas.
Río por lo bajo y agacho la cabeza sonriente, ella alza su carcajada.
—Ella también...
—¿Sabes mucho de ella no?
—Pueden decir lo que quieran... Que soy un mujeriego, que soy un desgraciado y que en su momento la deje sola, cometí un grave error con ella. Pero nadie sabe lo que yo siento por ella, las horas que estuve viéndola detalladamente hasta saberme de memoria cada pequeña fracción de su rostro... Y mucho menos ella sabe, que yo difícilmente le prestaba mente a nuestras conversaciones, estaba tan obsesionado viendola como actuaba, como hablaba, como comía, dormía, conozco todo de ella como la palma de mi mano... cualquiera puede negarlo, pero nadie sabe la verdad. Nadie sabe lo que siento, lo que pienso...
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Extraña | C.V © ✔
Fiksi PenggemarElla solo quería un cuento de hadas. Él, solo quería placer. ¿Y cuál fue el error de ella? Uno, pensar que él sería el príncipe de su final feliz. Dos, creer en los finales felices... Y tres, haberse entregado a un extraño. Estos chicos que creen ja...